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Castelao examina a Feijóo y Díaz

La vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo en funciones, Yolanda Díaz y el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo

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La tutela no suele funcionar en política cuando te diriges a un público adulto. La sensación que ha dejado la campaña de las elecciones en Galicia es que solo Ana Pontón y el BNG estaban hablando para los gallegos y las gallegas. La lección que han dado los nacionalistas gallegos en esta campaña debe ser anotada, estudiada y fijada como ejemplo para el futuro. Tocar tierra y mirada larga. Un ejemplo para la izquierda de toda España. El resto de participantes, con matices, siempre han enfocado a Galicia como un sujeto accesorio que solo era importante por la consecuencia que el resultado tuviera a nivel nacional. Pero si la tutela no funciona en ninguna región, ni comunidad histórica, menos aún en un pueblo como el gallego que tiene en su raíz nacional la emancipación cultural de aquellos que los han menospreciado de manera histórica para encauzarlos hacia un destino marcado por manos forasteras. En 'Sempre en Galiza', Alfonso Rodríguez Castelao enseña en un solo párrafo a todo aquel quiera entender por qué no funciona con Galicia una campaña basada en la tutela mesetaria: 

“Estes son os que me decían: Por que te meteches en política? A política é unha cochinada e ti mellor estarías na túa casa, facendo arte.

Son galegos é non conciben que Galiza poida salvarse cunha política honrada. Son galegos e nor saben que Galiza necesita unha política súa, para conquerir o desenrolo normal da súa economía. Son galegos e non se decatan da necesidade dunha política que garantice a vida da nosa cultura. Son galegos e non saben que temos un destino hestórico que comprir, na Hespaña e no mundo“.

Esa manera madrileñocentrica y carpetovetónica de enfocar las elecciones gallegas es fácilmente comprensible para los electores que desencriptan ese modo colonial de afrontar los intereses de su territorio. No es difícil entender que quienes miran Galicia con un interés nacional español no están demasiado interesados en el devenir de la terra. Estos comicios en Galicia el PP los adelantó para dar un golpe en la mesa y mantener vivo el relato contra la amnistía haciendo de las elecciones un plebiscito contra Sánchez e ir encadenando malos resultados para Pedro Sánchez de aquí a las elecciones europeas. Feijóo quería convertir 2024 en un tour de force electoral contra Pedro Sánchez usando Galicia como espoleta de salida en su territorio más propicio. El PSOE ha afrontado la campaña como un intento por perjudicar a Feijóo en su feudo siendo consciente de que una derrota le dejaría tan tocado que abriría la carrera sucesoria en Madrid con todos los lobos al acecho. 

El resto de partidos de ámbito nacional no han afrontado la campaña con mejor suerte para Galicia. Les ha importado poco su devenir ya que lo consideran solo una pieza más con mirada a corto plazo para construir su espacio. Sumar ha pecado de soberbia y está faltando a su mandamiento fundacional, ha dado prioridad a la construcción del partido, porque el movimiento ya está muerto, sin tener en cuenta que hay territorios donde su presencia a nivel autonómico lo único que hace es competir con las fuerzas que ya tienen presencia. Sumar solo tiene sentido como movimiento confederal y es preciso no competir con aquellos con los que un día tienes que sumar fuerzas a nivel nacional. A nivel autonómico Sumar debe dejar espacio a las fuerzas con presencia y centrarse en ser un partido conglomerado que llegue a alianzas con todas las fuerzas progresistas. Sumar no tiene espacio en Galicia a día de hoy, como no lo tiene en Madrid mientras Más Madrid sea una fuerza dominante en el espectro de la izquierda. Galicia tiene que servir de enseñanza. Solo puede salvarse del desastre si su resultado se queda sin representación e impide que la izquierda logre arrebatar Galicia a Alfonso Rueda. Si el desastre se consuma tendrá muy difícil explicar su decisión. Lo mismo ocurre con Podemos, que ha visto las elecciones en Galicia como un evento más para hacer daño a Sumar y construir la candidatura de cara a las elecciones europeas. El fracaso va a ser incontestable si lo comparamos con los resultados que un día tuvieron, pero si lo entendemos como una labor de zapa contra Sumar puede salirles bien la jugada. A nivel destructivo para la izquierda su papel está siendo impresionante y digno de mención. También se ha de tomar nota. 

Las elecciones son una suma de expectativas. No importa tanto el resultado que tengas como la diferencia entre el que esperas tener y el que logras. En esa cuenta de resultados las matemáticas pueden resultar muy dolosas para dos líderes nacionales como Alberto Nuñez Feijóo y Yolanda Díaz porque además juegan en su casa. Haber planteado las elecciones como una lanzadera para sus proyectos tiene el riesgo de que se les pida cuenta por esa representación. El caso de Yolanda Díaz tiene importancia porque es la primera vez que saca su proyecto a campo abierto sin su liderazgo como carta de juego y sin representar un proyecto que aglutine al resto de la izquierda. Su resultado, si no es bueno, que no parece que lo será ni aunque logre un par de escaños, le provocará la primera quiebra importante en su liderazgo más allá de las fracturas provocadas por su lucha interna con Podemos. El caso de Alberto Nuñez Feijóo es el más preocupante para el implicado porque una derrota en Galicia sería el principio del fin del liderazgo del líder del PP. Perder unas elecciones que se han adelantado por interés personal, en su mayor feudo, el que ha gobernado con mayoría absoluta durante años, y después de haber cometido la mayor pifia que se recuerda en una campaña electoral al abrir la puerta a un indulto a Puigdemont no es algo que pueda soportar ningún líder nacional. Menos aún aquel que tiene a Isabel Díaz Ayuso esperando el tropiezo de Feijóo para proceder al descabello. Galiza sentencia neste domingo. 

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