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La democracia contraataca

El cuento de la criada
16 de enero de 2023 22:27 h

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Esa iniciativa o lo que quiera que sea, puesta en marcha por el gobierno del Partido Popular en Castilla y León para presionar, manipular y culpabilizar a las mujeres que abortan, no está pensada para ponerse en práctica. De entrada, Mañueco no parece saber ni qué hace su gobierno, si una orden, una instrucción, una recomendación, o si no ha aprobado nada: la chapuza. En todo caso eso es lo de menos, a juzgar por el número de abortos practicados en centros públicos. En los últimos cinco años no se ha notificado ni una sola interrupción del embarazo en cinco de las nueve provincias castellano-leonesas. En el año 2021, solo hubo 101 abortos quirúrgicos en centros públicos y casi 3.000 en los privados, a quienes ni el PP ni Vox van a molestar demasiado.

Esta medida no tiene efectos reales y por eso resulta tan peligrosa: es pura performance. Se ha concebido, como en tantos otros lugares, para que la extrema derecha populista siga abonando su gran fantasía: que es posible volver atrás en la historia, que se puede encontrar en el pasado algún Gilead en el que restablecer el orden patriarcal. El regressus ad originem de la visión reaccionaria del mundo frente al progressus ad futurum de la visión liberal y progresista. 

La noción de progreso salió tocada de la I Guerra Mundial, y ahora la crisis climática profundiza el desconcierto. Eso es verdad. Pero la opción de regresar a un momento anterior en la historia es imposible. Siempre lo fue, como han ido comprobando los reaccionarios más ilustres, de Edmund Burke en adelante. 

La paradoja es que, en esta época nuestra de incertidumbres y creencias infundadas, el regressus ad originem extrae su fuerza de esa imposibilidad. Porque el espíritu de nuestro tiempo, la autoayuda y la publicidad han llegado a convencernos de que cuando se desea algo con mucha fuerza, se consigue. 

Sin embargo, los Reyes Magos no trajeron su golpe de Estado a los bolsonaristas, mecachis. ¿Esto qué es? Esto es la democracia contraatacando de la mano de la realidad, o bien la realidad cobrándose su venganza frente a quienes debilitan la democracia. Afirmaba Philip K. Dick, que “la realidad es aquello que incluso aunque dejes de creer en ello, sigue existiendo”. El presidente Lula sigue existiendo. El resultado electoral de EEUU sigue existiendo pese al asalto al Capitolio de hace dos años. La UE sigue existiendo y los problemas económicos del Reino Unido permanecen ahí, agravados, pese a la ensoñación del Brexit. 

La democracia contraataca en modo posmoderno cuando disuelve la ensoñación reaccionaria del “Make America great again” y sus derivadas. Pero últimamente contraataca en todos los frentes, también en el moderno, que es como decir el clásico. Putin encarna el más brutal regressus ad originem, con toda su parafernalia imperial, la pompa o la bomba según los días, la épica de la historia y las conquistas bélicas salvajes… Con todo eso se fabricó una fantasía: conquistar Ucrania en una semana, porque realmente no se trataba de una conquista, sino que ya era suya y los ucranios le amaban. Le salió mal. Chocó con la realidad, que seguía ahí incluso cuando él no creía en ella. Entonces decidió proseguir con una guerra como las de siempre. Y ahí han estado contraatacando las democracias europeas, mucho más decididas y unidas de lo que él esperaba; y EEUU. En fin, la OTAN es hoy más grande gracias a él. 

Otra batalla simbólica que la democracia está ganando: durante mucho tiempo han venido diciendo, incluso demócratas convencidos, que las dictaduras son más eficaces porque no hay que preguntar a nadie, no hay que buscar equilibrios entre poderes y porque al final, si vota solo uno, todo fluye mejor y con rapidez. Pues bien, el fiasco de la vacuna china y la incapacidad del gobierno para proteger a su propia población está revelando la verdadera eficacia de las dictaduras, que ha sido siempre la misma: matan y entierran bien.  

En fin, disfrutemos del contraataque con la esperanza de verlo convertido en tendencia. Y entretanto no  nos relajemos. El populismo reaccionario se basa en engordar ficciones. La cuestión clave en nuestro mundo de hoy es que las ficciones son tan relevantes como la realidad, por tanto, no debemos restar importancia a una performance como la de Castilla y León. El proyecto ideológico de regresar al pasado sigue vivo y aquí hemos vuelto a comprobar que su batalla campal se libra en el cuerpo de las mujeres. 

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