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Hay un límite (por el momento)

El libro en el que Kristi Noem confiesa haber matado a su perro Cricket, de 14 meses.

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Tengo interés, y reconozco que se trata de un interés un poco morboso, en averiguar hasta dónde llega este año la ultraderecha. En un doble aspecto: en lo que se refiere a resultados electorales y en cuanto a la brutalidad de sus palabras. En Estados Unidos, donde se votará en noviembre, resulta evidente que los límites, en palabras y en hechos, son muy amplios: se puede aplaudir un asalto violento al Congreso, se puede afirmar que los resultados electorales están amañados (cuando se pierde), se puede prometer una deportación masiva y se puede considerar “indignos de entrar en el país” a los musulmanes.

Todo lo anterior forma parte de la campaña de Donald Trump. Y, de momento, no le va mal.

Sin embargo, hay un límite. Aún no se puede presumir de matar a un perrito de 14 meses llamado “Cricket”. Eso es lo que hizo la gobernadora de Dakota del Sur, Kristi Noem. Por escrito y con detalles. La idea de Noem consistía en convencer a sus potenciales electores de que no se arredraba a la hora de hacer “trabajos sucios”. Le salió mal. Aspiraba a que Trump la eligiera como candidata a la vicepresidencia y parece que no será así. Hasta Trump arrugó la nariz. O sea que ya lo sabemos: los republicanos pueden cometer muchas atrocidades, pero no disparar a un perrito en la cara y contarlo como si fuera una heroicidad. Algo es algo.

Más interesante aún, por más cercano y más tremendo, es lo de Maximilian Krah, cabeza de lista de la formación ultraderechista Alternativa por Alemania (AfD). Veamos.

Este caballero, eurodiputado desde 2019, fue investigado en 2023 por corrupción. No se encontraron pruebas y la cosa quedó ahí. El pasado 23 de abril, uno de sus asesores en el Parlamento europeo, Jian Guo, fue detenido por la policía alemana y acusado de trabajar para los servicios de espionaje de China. Guo llegó a Alemania como estudiante y poco después se ofreció al espionaje alemán como informador; fue rechazado porque reunía todas las características del aspirante a agente doble.

Lo de Guo fue un serio contratiempo político para Krah, quien, de todas maneras, dijo que sólo despediría a Guo cuando quedara demostrada su actividad como espía. Krah tiene experiencia en este tipo de asuntos. Cuando alguien defiende la invasión de Crimea y luego de Ucrania por parte de Rusia, es interrogado por el FBI (también el mes pasado) por unas grabaciones en las que un agente de Vladimir Putin le asegura que las “compensaciones” volverán a pagarse normalmente “a partir de mayo”, y colabora con un instrumento de la propaganda rusa, la red “Voz de Europa”, cabe suponer que está al servicio de Moscú.

Ocurre que Krah, según se ve, ofrece sus servicios de forma ecuménica. Su trabajo en las instituciones europeas se ha caracterizado por una fervorosa devoción a China. Felicitó al gobierno de Beijing en el 70 aniversario de la ocupación del Tíbet, proclamó que los musulmanes uigures chinos no sufrían ningún tipo de opresión, afirmó que Taiwan pertenecía a China y el año pasado viajó a la potencia asiática con una invitación oficial. Aprovechó para reunirse con agentes del espionaje chino.

Consideremos probable que empleara a un espía chino y que coopere habitualmente con los gobiernos de Moscú y Beijing, y posible que intentara estafar al Parlamento europeo (cuya propia existencia rechaza, así como la de la propia Unión Europea). Podríamos aventurar que no se trata de las mejores credenciales para un candidato, pero el votante de ultraderecha tiende a mostrarse comprensivo con este tipo de asuntos.

A principios de este mes, Krah declaró al diario italiano “La Repubblica” que no todos los miembros de las SS nazis fueron criminales. Ahí tocó un nervio. Aunque son tolerables la corrupción, el espionaje y un comportamiento general bastante nazi, no lo es (aún) defender la inocencia de una parte de las SS. Los colegas europeos de ultraderecha, como la Reagrupación Nacional de Marine Le Pen y la Lega de Matteo Salvini, expulsaron a la AfD de su grupo parlamentario.

Algo tenía que hacer la propia AfD. Ya no se podía cambiar la lista y había que mantener a Krah como principal candidato. Lo que se decidió fue prohibirle participar en la campaña.

Recapitulemos: la ultraderecha alemana presenta a un candidato presuntamente corrupto, presuntamente empleado por Moscú y Beijing y afectuoso con las entrañables SS de Hitler y Himmler. El candidato, además, no puede participar en actos electorales.

Por el momento, los sondeos mantienen la predicción que Krah y la AfD conseguirán el 16% de los votos alemanes y lograrán duplicar su número de eurodiputados. Siento mucha curiosidad por saber cuál será finalmente el resultado. Si es tan bueno como dicen los sondeos, quedará demostrado que todo da igual: la ultraderecha europea podría presentar como candidato a “Cricket”, el perrito muerto, y seguir ganando posiciones.

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