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Las víctimas que el PP siempre olvida

La presidenta de Covite, Consuelo Ordóñez.

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Una década después del fin de la banda terrorista ETA no conozco a nadie que ponga en duda que aquellos crímenes son una de las páginas más oscuras, dolorosas y aberrantes de nuestra Historia reciente. La propia portavoz de EH Bildu en el Congreso de los Diputados, Mertxe Aizpurua, durante la segunda jornada del debate sobre el estado de la nación en julio del 2022 afirmó (refiriéndose a las víctimas): “Sentimos su dolor, y desde ese sentimiento sincero afirmamos que el mismo nunca debió haberse producido, que a nadie puede satisfacer que todo aquello sucediera, ni que se hubiera prolongado tanto en el tiempo”. Sin embargo, la instrumentalización de las víctimas de ETA por parte del PP con fines partidistas y electoralistas vuelve a estar de actualidad. Algo que ha sido una constante a pesar de la desaparición de ETA hace más de diez años. 

Tanto es así, y hasta tal punto es la desmesura de ese uso torticero, que hasta las propias víctimas vienen alzando su voz estos días para frenar la estrategia de ser utilizada por los de Nuñez Feijoó en esta campaña electoral. Algo que, muy especialmente, desoye Isabel Díaz Ayuso, a quien el hijo de uno de los asesinados por ETA ha llegado a mandar este mensaje por redes sociales: “Deje ya de decir barbaridades”. Pero no es el único, Consuelo Ordoñez, presidenta del Colectivo de Víctimas del Terrorismo (Covite), lleva años pidiendo respeto al PP y que no se banalice el dolor y sufrimiento de las familias y supervivientes. Sin embargo, ella ha terminado siendo la que está sufriendo el desdén de la presidenta de la Comunidad de Madrid por pedir respeto a las víctimas de ETA. Quizá es buen momento para que el Partido Popular escuche a estas víctimas de ETA para dejarlas de poner en el foco de la contienda política sin sentido ni sensibilidad, sin memoria ni respeto. 

Escuchar a las víctimas según para qué. De hecho, no suele ser habitual que el PP “se acuerde” de las víctimas si estas no les pueden dar votos cuando se acercan las citas electorales o pueden convulsionar el escenario político para no hablar de propuestas políticas. Legislatura tras legislatura, hay víctimas de las que el PP se olvida o a las que ignora sistemáticamente. Un claro ejemplo son las miles (muchos miles) de víctimas de la dictadura franquista ninguneadas por el PP. El partido de Núñez Feijoó, cuando ha estado en el poder o ha podido influir con su voto, solo ha contribuido al silencio, la impunidad, el encubrimiento y la obstrucción a la justicia. 

No solo ha sido relativizar los más de 100.000 desparecidos durante el régimen franquista, sin que sus familiares conozcan su paradero y sus restos no puedan ser exhumados dignamente. Sino que se ha puesto de perfil, cuando no directamente en contra, de investigar el caso de los cientos de bebés robados en los hospitales y dados en adopción a la “gente de bien”. Tampoco le han interesado los miles de encarcelados en las prisiones franquistas y sus campos de concentración, los centenares de mujeres que fueron encerradas en el Patronato de la Mujer para ser maltratadas y reeducadas en la moral del nacional-catolicismo o las miles de personas que fueron despedidas de su trabajo por su activismo político o sindical en la dictadura. Y la lista de víctimas que no lo son para el PP sería interminable.

Tampoco las víctimas de las agresiones sexuales cometidas por miembros de la Iglesia Católica española han encontrado en la filas del PP el apoyo e impulso necesario –que tan útil hubiera resultado dada la cercanía de ambas instituciones– para investigar estos crímenes que se han venido cometiendo desde hace décadas con total impunidad y connivencia en el seno de una institución religiosa que sigue sin colaborar con las investigaciones abiertas ni pedir perdón como ya se ha hecho en otros países, el más reciente ha sido Portugal. Lejos de acoger el dolor de estas víctimas y dimensionar adecuadamente la gravedad del problema para llevar a los autores ante la Justicia y evitar que sigan produciéndose las agresiones sexuales, el PP siempre ha preferido difuminarlo hablando de la necesidad de investigar todos los abusos al margen de quiénes sean los autores. Si bien es cierto que sus socios preferentes para gobernar, Vox, han ido mucho más allá en la ignominia al tachar de “aberración” las propuestas de investigar los casos en vez dirigir ese calificativo a las agresiones sexuales.

Otras víctimas que no interesan al PP son las de la violencia machista. Sus pactos con la extrema derecha negacionista de esta manifestación de violencia así lo evidencian. Una violencia que ya ha asesinado a más de 1.100 mujeres desde 2003, 18 de ellas este año 2023, entre las cuales están las cuatro que han matado sus parejas y exparejas en lo que va de mayo. La influencia de la extrema derecha en las filas y las políticas del PP es clamorosa e inquietante. No hay escrúpulos a la hora de pactar con ellos si está en juego el poder, qué más dan los derechos de las mujeres mientras manden ellos. Da igual que se bloqueen medidas y políticas clave desde el ámbito educativo negando contenidos esenciales para luchar contra el machismo hasta contribuyendo al abandono de políticas fundamentales y, por supuesto, el bloqueo de declaraciones institucionales de condena a la violencia machista cuando se cometen cada uno de estos crímenes. Tan poco le importan al PP las mujeres víctimas de la violencia machista que le ha quitado hierro al asunto de que dos de sus cargos en el PP extremeño vayan en las listas de un condenado por violencia machista.

Decía Clara Campoamor que “la libertad se aprende ejerciéndola”, algo similar cabría decirle al PP que ahora instrumentaliza a las víctimas de una banda terrorista tras una década de haber puesto fin a aquella violencia: la reparación a las víctimas se aprende ejerciéndola, y ahora las está revictimizando y banalizando su dolor. Son muchas las víctimas olvidadas, silenciadas y dañadas por el Partido Popular en su ansia de estar en el poder o estar a bien con el Poder. Parece que ya entran a formar parte de estas aquellas que, entre las víctimas del terrorismo etarra, le afean cómo está haciendo campaña pasando por encima de ellas.

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