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Así no, chavales
Nacer en 1948 te da una panorámica extensa de la historia de este país y lamentablemente una posición crítica, incluso decepcionante de la situación actual, tanto social como política.
Acabo de cumplir por tanto nada menos que 74 y ya voy viendo a lo lejos, o quizás no tanto, el final del camino.
Esa posición crítica y reconozco que también autocrítica (aunque ya no se lleve este aspecto hoy en día) me sitúa entre los que consideran, especialmente esos jovenzuelos que se creen llegan sabidos, como viejos, más concretamente “viejos gruñones”, o “pepitos grillos”.
En esta reflexión vuelo a hacer gala de esa cualidad que para mí resulta enriquecedora, refiriéndome a dos casos concretos.
Hace unos días el interventor de un tren de Renfe expulsó a 22 alumnos de un colegio catalán, que hacían un viaje Barcelona-León sin llegar a su destino,
Fue debido al mal comportamiento que estaban demostrando, con las quejas de muchos de los viajeros que coincidieron con ellos.
¿A quién que viaje habitualmente en Renfe no le ha ocurrido algo parecido con jovenzuelos repletos de mala educación? O en el metro, autobús, u otro medio de transporte.
Tenemos, es cierto, la juventud más formada de la historia, pero también lamentablemente la más maleducada e irrespetuosa.
Probablemente porque sus progenitores no han sido capaces de inculcarles ese principio del respeto a los demás. Dicen que para eso están los colegios, pero deben saber que en estos se les enseña matemáticas, física, o literatura pero que deben venir ya educados de casa y para eso se necesita autoridad, principios y tiempo para conculcárselos.
Leo estupefacto las posteriores declaraciones de los padres y cito textualmente una de ellas: “¿qué delito cometieron los niños aparte de después de varias horas bajarse la mascarilla o estar ”algo“ movidos, que son niños”. Niños maleducados añado yo que se dedicaron a fastidiar el viaje de los demás y algo tendrá que ver usted en ello.
Una gran manera de enseñarles super protegiendo incluso su mal comportamiento. Mal camino llevamos. Así no papás y mamás de los susodichos, así no.
El segundo caso sobre el que deseo reflexionar me llega al leer en la prensa local de Navarra una entrevista, del portavoz de Podemos en el Parlamento en la que informa que abandona la política al no ir en las listas.
De nuevo salen esos jovenzuelos flojitos que o están en un puesto institucional, de cobrar, o simplemente dejan la política.
¿Qué habría ocurrido en el tardofranquismo que viví con estos nuevos jóvenes que llegan a la política actual?
Desde luego no los habría visto luchando a mi lado, porque entonces no repartían puestos y salarios, sólo algún porrazo, quizás ser detenido y torturado, un despido y exigían mucho esfuerzo, tesón, lucha, incluso miedo.
Hacía falta dosis mucho más elevadas que en la actualidad de ideología de izquierdas, de principios de lucha por la democracia, solidaridad con los compañeros, afán por la justicia, con riesgo, mucho riesgo.
Vivimos malos tiempos para la lírica dicen algunos. Malos tiempos que nos llevan por un tortuoso camino hacia ninguna parte.
Escribo estas últimas palabras precisamente a horas de la noche de los difuntos. ¿Casualidad o destino?
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