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Y el fenómeno es mundial. La escasez de tierra en los países desarrollados vuelve los ojos de los especuladores financieros hacia los países pobres. Los protagonistas originales de estos movimientos son fondos de inversión, fondos soberanos, o inversores institucionales. Atienden las necesidades de los países desarrollados, que consumen -consumimos- mucho más de lo que pueden producir en su propio territorio. Adquieren tierras de cultivo en países en desarrollo para especular, y dejan en la cuneta a los protagonistas finales: las personas pobres que vivenen esas tierras desde siempre, y que no tienen otro medio que cultivarlas para sobrevivir. La crisis de los precios de alimentos de 2008 fue un hito en esta carrera. Una carrera que sigue adelante.
Por supuesto, los gobiernos y los poderes económicos en los países endesarrollo tienen una parte importante de la responsabilidad, ya que ofrecen grandes extensiones de terreno aprecios extrañamente bajos, entre sospechas de corrupción. Así se destruye la agricultura familiar y de subsistencia en favor de los más poderosos, local y globalmente.
Una característica de estos movimientos es la falta de transparencia: la opacidad permite la injusticia y la corrupción. Desde hace varios años, la International Land Coalition, Oxfam y otras organizaciones identifican los negocios sobre tierras que tienen características especulativas y elaboran una completa base de datos mapas sobre el tema. El sistema de seguimiento se llama Land Matrix y permite saber dónde, cuándo y cómo cambian de manos las grandes extensiones de terreno.
La noticia ahora es que las cifras de este sistema han cambiado. Cada vez se cuenta con más conocimiento sobre la realidad de estos movimientos, y se actualizan con más eficacia los datos.
Según los datos más recientes: Unos 33 millones de hectáreas han sido adquiridos por inversores extranjeros en los países pobres entre 2000 y 2013. Es decir, la superficie de Roma cada 12 días. En una década, una extensión de terreno del tamaño de Italia. Ante nuestros ojos, el mapa se colorea de rojo.
El fenómeno del acaparamiento de tierras ya no es nuevo. Pero son muchos los ejemplos de cómo se sustituyen los cultivos tradicionales que mantienen la tierra y permiten subsistir a las familias por otros que la empobrecen y producen grandes beneficios para grandes empresas internacionales.
¿Por qué cambian las cifras? Recientemente, Land Matrix ha cambiado la forma de evaluar las transacciones. Ahora sólo se computan los datos de las que llegan a término, porque existen otras que sólo son publicitarias.
Las investigaciones van produciendo datos más exactos sobre la dimensión de algunos acuerdos de venta de tierras. Habitualmente, la cantidad de tierra que finalmente se transfiere es menor de la que inicialmente se informa. A veces los inversores tienden acomunicar cifras exageradas para atraer a los financiadores, o la cantidad detierra se reduce en el transcurso de la negociación. Por ejemplo, una transacción que se presentó como una compra de 10 millones de hectáreas detierra en Congo, finalmente sólo produjo un cambio de manos de 80 mil hectáreas. En otros casos, no se considera una transacción de riesgo si no cambia radicalmente el uso de la tierra.
La falta de transparencia hace muy difícil conseguir información precisa, y la situación cambia de forma constante porque los negocios empiezan, cambian, terminan o fracasan. La base de datos siempre estará por debajo de la realidad. Pero evidentemente el acaparamiento de tierras es una causa de gran preocupación porque afecta a la supervivencia de millones de personas. Quienes viven en las tierras que se venden son, con frecuencia, las últimas personas en enterarse cuando cambian de manos. Por eso es importante seguir investigando, y exigir transparencia.
No sigamos mirando cómo cambia el mapa del mundo sin pensar en cómo crece el hambre o la injusticia.