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Una nueva ciudad, más feminista

Uno de los paseos con vecinas de Manacor. / Col·lectiu Punt 6

María Muñoz

Cuando dos asociaciones feministas de Manacor (Mallorca) supieron que el Ayuntamiento trabajaba en un nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) vieron la oportunidad para lograr una ciudad más inclusiva y que tuviera en cuenta las necesidades de las mujeres que la viven a diario. Pero primero había que saber qué y cómo proponer y, sobre todo, descifrar un proyecto que marcará la organización del municipio en los próximos años. Contactaron con Col·lectiu Punt 6, entidad que trabaja la arquitectura y el urbanismo desde una perspectiva de género, y durante una semana niñas, adolescentes, jóvenes y mayores trabajaron de forma participativa para elaborar las propuestas que pueden convertir su localidad en una urbe más igualitaria.

“Una de las integrantes de la asociación había asistido a un taller nuestro y al poco se pusieron en contacto con nosotras para ver si podíamos analizar el PGOU y, si era necesario, plantear propuestas y alegaciones”, explica Blanca Gutiérrez Valdivia, una de las integrantes de Punt 6, formado por arquitectas, urbanistas y sociólogas. Después de una primera lectura comenzó el trabajo de campo, con visitas de exploración y talleres participativos.

Las dos asociaciones - Dones de Llevant y Asamblea Antipatriarcal de Manacor- reunieron a más de 30 mujeres que fueron enseñando a las técnicas lo que no les gustaba de su ciudad. “Nos contaron cómo el casco histórico se había ido despoblando porque no había facilidades para vivir allí pero en realidad era la zona donde están la gran mayoría de equipamientos y servicios públicos”, señala Gutiérrez Valdivia.

Especialistas del entorno

La falta de comercios y zonas con poco iluminación que producen sensación de inseguridad son otros de los temas que apuntaron las vecinas de Manacor. Tras las visitas por el municipio llegaron los talleres para que las propias mujeres se convirtieran en las especialistas de los espacios que las rodean. “El objetivo de estos talleres era averiguar sus necesidades a partir de sus propias experiencias”, explica la urbanista de Punt 6. Entre ellas respondieron y discutieron en torno a cuatro bloques, vivienda, espacio público, equipamientos y servicios y movilidad, y dos temas transversales a todos ellos: seguridad y participación.

Después comenzó el taller de conocimiento del PGOU. “Les contamos por qué era importante incidir en él ya que es el plan que determina el modelo de ciudad durante bastantes años”, subraya Gutiérrez Valdivia, quien añade que sobre todo trataron en esta tercera etapa de “traducir” el lenguaje del proyecto. “No es casual que se usen tecnicismos y un vocabulario que no se pueda entender”, afirma.

Sobre las líneas de trabajo del plan las mujeres fueron planteando propuestas concretas: desde adecuar las vías verdes del entorno natural con iluminación, bancos y señalización, comunicar los diferentes núcleos -Manacor es un municipio de poco más de de 40.000 habitantes con zonas dispersas entre sí-, mejorar el transporte público, a rehabilitar las casas vacías del centro y darles un uso público en lugar de construir dotaciones nuevas. “Todas las personas son expertas de la ciudad en la que viven y cuando se abren estos procesos de participación las demandas de la ciudadanía son muy coherentes y asumibles”, indica la urbanista.

“El problema es que a veces los PGOU se quedan en los grandes proyectos y pierden de vista los detalles que son los que afectan a diario a las personas”, explica. Pone cómo ejemplo el caso de una de las participantes de los talleres que tuvo que acudir al hospital con una persona en silla de ruedas. “Ninguno de los accesos al centro hospitalario es accesible”, afirma. Ahora Punt 6 elabora el informe con todas las propuestas para que las participantes den su visto bueno y después lo envíen al Ayuntamiento.

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