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Ciudadanos espera que la presión sobre Rajoy le obligue a dar un paso atrás

Albert Rivera, junto a Mariano Rajoy en una reunión en Moncloa en octubre

Carmen Moraga

Los dirigentes de Ciudadanos mantienen la esperanza de que Mariano Rajoy se marche, tire la toalla y deje paso a otro dirigente del PP para desbloquear la situación política creada tras la fracasada investidura de Pedro Sánchez. Si no es ahora, sí en el último momento, empujado por las presiones que sufre dentro de su propio partido. “Como pasó en Cataluña”, afirman en el partido de Albert Rivera.

Aunque oficialmente toda la cúpula del PP arropa a Rajoy, han comenzado a surgir voces dentro del partido conservador que piden abiertamente su relevo. El ejemplo más reciente ha sido el del expresidente de Murcia, Alberto Garre, que en una entrevista en la Cadena Ser se mostraba partidario de que Mariano Rajoy “dé un paso atrás” ya que a su juicio sería “el mejor servicio que puede hacer al partido y a España”. Garre aseguró que dentro del partido, en privado, ese deseo era “un clamor”.

A Garre se ha sumado el exdiputado Jaime Ignacio del Burgo, que ha pedido incluso una “refundación del PP”. “¿Quién será el siguiente en decirlo en alto? Cuando se rompe el silencio...”, reflexionan los de Rivera.

Mientras esperan, los dirigentes Ciudadanos sigue moviendo con cautela sus fichas en esta partida de ajedrez que se está jugando para ver si hay posibilidades de llegar a un acuerdo a lo largo de estos dos meses para conformar “una mayoría reformista”. Pero la decisión del rey de no encargar a ningún otro candidato la formación de un nuevo Gobierno hasta que no tenga atados y bien atados suficientes apoyos, ha abierto un nuevo escenario político tan complicado, o más, si cabe, que el que ya había antes.

Ni el PSOE ni el PP está dispuesto a ceder para que uno de los dos partidos abandere un nuevo Ejecutivo. Tampoco Podemos, en donde vetan la posibilidad de que Ciudadanos se sume a un hipotético acuerdo de Gobierno con los socialistas. Y viceversa.  

La situación está tan enconada que casi todos los partidos dan por hecho que, salvo sorpresa, todo apunta a que caminamos hacia unas nuevas elecciones generales, que se celebrarían el 26 de junio. Pero tanto Ciudadanos como el PSOE quieren evitar ese escenario a sabiendas de que los resultados no mejorarían demasiado las cosas. “O quizás las empeorarían”, dicen en ambos partidos. Por ello van a redoblar estos días los esfuerzos para buscar una solución a este bloqueo.

De momento, el propio Albert Rivera ya ha dejado caer a Pedro Sánchez que dentro del pacto de Gobierno que firmaron “no hay ninguna cláusula” que diga que él “debería encabezar el nuevo Gobierno”, mientras no descartaba que ese futuro Ejecutivo pudiera ser presidido por los populares. Pero sin Rajoy liderándolo. Es decir, que sí hay un cambio de candidato tampoco descartan apoyar al PP y pedir al PSOE que se sume para configurar una gran coalición entre “constitucionalistas”. Pero, ¿liderada por quién?

Ahí es donde los dirigentes de Ciudadanos siguen instalados en la ambigüedad y no acaban de explicar por cuál de los dos partidos se inclinarían si las negociaciones avanzaran con el PP y Rajoy diera ese deseado paso atrás. 

“Nos importa un comino que el presidente sea del PP o del PSOE”, respondió con desparpajo el portavoz parlamentario, Juan Carlos Girauta, al ser preguntado por sus preferencias. “Lo importante es que haya acuerdo de una mayoría en torno a un proyecto reformista”, añadió. “El señor Rajoy no puede encabezar nada porque no puede regenerar España”, zanjó. “No es un tema de sillas, es un tema de ponerse a hablar de contenidos”, insistió Girauta, por si había dudas. 

Casi paralelamente, el portavoz parlamentario del PP, Rafael Hernando, les había dicho por carta a sus homólogos que el pacto entre Rivera y Sánchez “murió” el día del primer pleno de investidura y que “asistimos a sus exequias dos días después”. Que hay que partir de un documento en blanco, o por lo menos del nuevo documento que les han entregado de cinco puntos básicos dejando a un lado las 200 medidas del pacto PSOE-Ciudadanos.

Por su parte, Pedro Sánchez ha reconocido que no tiene fuerza parlamentaria suficiente como para que su Gobierno sea “monocolor” por lo que ha abierto la puerta de ese gabinete a un Albert Rivera que ya había dejado caer su disposición a entrar por ella. “Lo que los españoles han expresado en las urnas es que el Gobierno no sea partidista, que no sea monocolor, que no sea solamente de izquierdas sino que sea con distintas formaciones tanto en el centro-derecha como en la izquierda”, dijo Sánchez este jueves en A Coruña.

En el PSOE también ven otra salida a la situación: que la crisis que está sufriendo Podemos acabe por arrastrarles a una abstención y dejen a Sánchez el camino libre para poder Gobernar. Aunque todo se cierre en el último momento. Y en Ciudadanos, Rivera acaricia en silencio su propia quimera para salir de este embrollo: convertirse en el “candidato de consenso” y postularse ante el rey con el apoyo del PP y del PSOE. Él, de momento, lo niega una y otra vez.

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