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Dunja Mijatovic (OSCE): “La Policía no está para pegar a los periodistas, sino para protegerlos”

Dunja Mijatovic

Ester Araúzo / Alejandro Vivancos / Ester Araúzo y Alejandro Vivancos

No corren buenos tiempos para el periodismo. A la inseguridad laboral y las ruedas de prensa sin preguntas se suma la violencia policial durante la cobertura de manifestaciones. Las agresiones a varios periodistas y fotógrafos por parte de antidisturbios durante la protesta “29-M Jaque al Rey” dispararon las alarmas de la representante de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) para la libertad de prensa, Dunja Mijatovic.

Desde sus oficinas en Viena y con misiones constantes sobre el terreno, un equipo de observadores internacionales monitoriza la situación de la libertad de prensa en 57 países. “Mi responsabilidad es velar por que los periodistas puedan hacer su trabajo libremente”.

A pesar de las restricciones que le impone su mandato –“No represento a una ONG, sino a una organización intergubernamental”-, sus comentarios han levantado ampollas en varias capitales. “Cuando detecto un problema, no dudo en dirigirme a cualquier gobierno, ya sea de derechas, de izquierdas o de centro”.

Tras las agresiones a varios periodistas en España durante las manifestaciones del 29-M, usted declaró que esta violencia era algo inaceptable.

Lo que ocurrió en España fue algo que por supuesto atrajo la atención de esta oficina, porque nos pareció bastante brutal. Esos periodistas sufrieron graves intimidaciones por parte de la Policía. El objetivo de mis declaraciones era llamar la atención de las autoridades para que analizasen este problema.

¿Ha recibido alguna respuesta de las autoridades españolas?

Una nota de prensa no busca necesariamente una respuesta. A muchos no les gustó mi declaración pero, por otra parte, fue estupendo recibir el apoyo sincero de parte de la sociedad civil, periodistas y ciudadanos que nos dieron las gracias por intervenir.

Sobre la respuesta del Gobierno no tengo mucho que decir. A ningún Gobierno le gusta que le critiquen. Pero en este asunto en particular, de ninguna manera iba a callarme por no molestar al Gobierno. Al contrario, creo que debe mostrar un apoyo total a los medios y a los periodistas y eso es lo que espero de España. Estoy segura de que España como un Estado democrático y miembro de la UE sabe cómo tratar estos asuntos.

No es la primera vez que profesionales de los medios han sufrido agresiones durante manifestaciones. ¿Diría que la seguridad de los periodistas ha empeorado en España?

No diría que sólo en España, sino en todas partes. He llamado la atención sobre este problema en Occupy Wall Street, Bielorrusia, Ucrania... No se está llevando bien la presencia de los medios en las manifestaciones, ni siquiera en las democracias. En algunos países el problema es simplemente que la policía no está lo suficientemente formada para estas situaciones o no tiene una orden clara de sus superiores diciendo que no se puede tocar a los periodistas. Tienen que protegerlos, no golpearlos. El papel de la policía no es intimidar y pegar a los periodistas, sino asegurarse de que puedan hacer su trabajo libremente.

Después de los incidentes del 29-M, el director general de la Policía, Ignacio Cosidó, recomendó a los periodistas que se identificaran llevando chalecos pero, ¿no da eso a entender que la falta de identificación puede justificar une posible agresión?

No, no hay justificación de ninguna manera. La violencia es algo que no se puede aceptar ni permitir. Así que no hay excusas. ¿Por qué son los periodistas los primeros en ser agredidos cuando hay disturbios? Porque muchas veces hay gente interesada en evitar que informen sobre lo que está ocurriendo.

Estos chalecos pueden ser útiles, aunque en algunos países supone un problema para los periodistas el estar visiblemente identificados. Por eso, creo que siempre hay que dejar la decisión a las asociaciones de periodistas y a los propios periodistas.

En principio, me parece positivo cuando hay grandes aglomeraciones. No digo que estas identificaciones deban proteger a los periodistas y que al resto de la gente se le pueda golpear, por supuesto. Pero los periodistas deberían ser visibles para poder moverse más libremente y así informar sobre lo que está ocurriendo.

Ha mencionado que el problema de la seguridad de los periodistas es especialmente preocupante estos días en Ucrania.

Sí, los casos más graves los hemos visto en Ucrania en diciembre y en febrero. Más de 200 periodistas han sido agredidos por la policía, incluso llevando chalecos de prensa y acreditaciones, de forma que era muy visible que trabajaban para los medios.

Usted ha declarado que la comunidad internacional puede y debe hacer más. ¿Qué es lo que espera exactamente?

Quizás tenga que ver con el sitio de donde vengo, Sarajevo. Yo reconozco estas señales. Cuando los medios son atacados de la forma que estamos viendo en Ucrania, esto debería dar la alerta para que la comunidad internacional interviniera inmediatamente. Desafortunadamente, en mi país no se actuó de forma inmediata.

Creo que la comunidad internacional debería tener una voz común en este tipo de asuntos. Deberíamos hablar más claro y ser más directos para encontrar una solución. Cuando mencioné este tema, estaba pensando en el Consejo de Europa y la ONU principalmente.

Los ataques a los medios en situaciones de conflicto, incluyendo los casos de secuestros, apaleamientos, intimidaciones, amenazas a los periodistas y a sus familias, son algo que la comunidad internacional no puede y no debe ignorar.

La libertad de información también se enfrenta a problemas fuera de las situaciones de conflicto. En España ha habido muchas quejas sobre las ruedas de prensa sin preguntas por parte del presidente y otros políticos. ¿Qué le parece esta práctica?

Entonces no se puede llamar rueda de prensa. Si los periodistas no pueden hacer preguntas, no hay diálogo. No creo que ese sea un modelo de cómo se debe lleva la relación entre el gobierno y los medios.

Al presidente Mariano Rajoy se le conoce por su reticencia a comparecer ante los medios. Desde que fue elegido, ha dado un número reducido de ruedas de prensa, en las que habitualmente sólo permite preguntas de un par de medios afines o ni siquiera eso. ¿Cree que esta actitud es problemática?

Las figuras públicas tienen que estar abiertas a los medios. El Gobierno y los cargos públicos tienen que ser transparentes y rendir cuentas. Por supuesto, hay momentos y reuniones en los que no se permite la presencia de los medios, pero cuando un asunto es de interés público, la información tiene que ser transparente y accesible. Esta es otra batalla a la que nos enfrentamos en varios Estados miembros, al este y al oeste de Viena. No se puede esconder la información. Cuando ocupas un cargo público, no te puedes negar a hablar con la prensa.

Precisamente en relación con el acceso a la información, en otra de sus declaraciones recientes, hizo una crítica bastante dura sobre la nueva Ley de Transparencia en España. Dijo que restringía el acceso a la información y ponía obstáculos al trabajo de los periodistas.

Sí, la ley no cumplió el objetivo que esperábamos. Hicimos un análisis legal con recomendaciones, lo enviamos al Gobierno y lo hicimos público, pero desafortunadamente el texto final no es algo que yo pueda alabar. Por ejemplo, el proceso para solicitar la información y la manera en que se recibe la información no son más fáciles que antes.

Al margen de decisiones políticas, la crisis también ha afectado seriamente a la situación del periodismo en España. Más de 10.000 periodistas han perdido su trabajo y cientos de medios han cerrado. ¿Hace esto que los periodistas sean más fáciles de controlar o censurar?

Es difícil de contestar. Cualquier crisis económica o política afecta a los periodistas, porque tienen que tener más cuidado con respecto a su trabajo. Así que hay una autocensura potencial para conservar su empleo. Pero es difícil decir por eso que hay una crisis del periodismo en España o en otro país.

El reciente informe de Freedom House reflejó un empeoramiento en la situación de la libertad de prensa en España. ¿Comparte la opinión de que existe esta tendencia?

Yo no comparo países, pero estoy de acuerdo en que, en general, la libertad de prensa y de expresión en todo el mundo ha sufrido un deterioro muy importante, por ejemplo, en relación con la seguridad de los periodistas, las libertades en internet o la manera en que se trata a los periodistas digitales.

¿Por qué esta tendencia supone una problema para la sociedad?

No creo que el periodismo sea como cualquier otro trabajo. Es más bien una pasión por decir la verdad. Cuando me preguntan por qué defiendo a los periodistas, yo siempre digo que sólo hay que mirar el papel que han tenido para la sociedad durante generaciones y en las sucesivas crisis.

Por supuesto, también hay mal periodismo. No debemos tener miedo a decir que también hay periodistas que están minimizando el papel de la profesión, por ejemplo aceptando ser manejados políticamente.

Pero incluso aunque haya malos periodistas, estamos mejor con periodismo que sin él, porque si no, viviríamos en la oscuridad.

Entonces, ¿qué espera que hagan los gobiernos al respecto?

Tenemos que hacer mucho más para ayudar a los periodistas a hacer su trabajo libremente. Intento que las democracias sirvan como ejemplo y por eso soy bastante crítica con ellas, porque si estos Estados actúan de una forma no democrática, ¿qué podemos esperar de países en transición o incluso de regímenes autoritarios?

Los gobiernos democráticos deben servir como modelos para otros países y, desafortunadamente, no es así. Pero esa es mi responsabilidad, denunciar lo que veo que está mal. Eso fue lo que hice en mis últimas declaraciones y espero que se comprenda claramente que lo hago únicamente para el beneficio de la sociedad española.

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