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Francisco González responsabiliza a su número dos y al jefe de seguridad de los encargos del BBVA al comisario Villarejo

La pieza 9 del caso Villarejo muestra los vínculos de la banca con una presunta organización criminal de policías

Pedro Águeda / Elena Herrera

El expresidente del BBVA Francisco González ha responsabilizado al exnúmero dos del banco, Ángel Cano, y a quien fuera jefe de seguridad de la entidad, el excomisario Julio Corrochano, de los encargos al comisario Villarejo, que incluyen espionaje a rivales, han informado a eldiario.es fuentes jurídicas. González ha declarado este lunes durante dos horas y media ante el juez Manuel García Castellón como investigado por los delitos de cohecho y revelación de secretos.

A la salida de su declaración, González ha hecho una intervención ante los medios recordando que la causa está secreta y asegurando que, de haberse producido alguna irregularidad, ni el BBVA ni sus directivos serían responsables más allá de “alguna conducta individual”.

Corrochano, que era el máximo responsable de Policía Judicial cuando fue fichado por el BBVA en septiembre de 2002, declaró como investigado y el juez dictó prisión contra él eludible con una fianza de 300.000 euros, que el policía abonó. Por su parte, Ángel Cano fue citado el pasado julio y se acogió a su derecho a no declarar. González ha recordado hoy que Corrochano dependía del consejero delegado.

Se da la circunstancia de que ambos aparecen señalados en los audios en poder de la Audiencia Nacional. Corrochano habla en varios de ellos con el propio Villarejo y en una de esas grabaciones del comisario encarcelado el director de seguridad del BBVA asegura que los destinatarios de los informes de inteligencia son Francisco González y “Ángel”.

De acuerdo a la versión que ya había adelantado cuando surgió el escándalo, González ha afirmado esta mañana ante los periodistas que en mayo de 2018 tuvo conocimiento de que Cenyt, una de las empresas de Villarejo, “había prestado algunos servicios al grupo BBVA”. “Inmediatamente -ha continuado- abrimos una investigación para determinar el alcance de dichos trabajos. Posteriormente se abrió también una pieza judicial y, al final de julio, emití un comunicado en el que dije que estaba máximamente interesado en declarar. Hoy he tenido la oportunidad de hacerlo y he podido contestar con toda transparencia, con toda claridad, a todas las preguntas de los fiscales y también del juez”.

Antes de marcharse, Francisco González ha rematado: “Puedo asegurar que BBVA es una gran institución internacional enormemente respetada que trabaja no solo en beneficio de sus clientes y accionistas sino que también presta servicios relevantes a la sociedad”.

En una conversación de las grabaciones incautadas a Villarejo, mantenida en enero de 2005, Corrochano explica a Villarejo las exigencias de Francisco González respecto a su labor de espionaje. “Mi presidente, ni las conclusiones lee. Hay que decirle pim, pim, pim y pim y a tomar por culo”. A raíz de las informaciones publicadas, Francisco González renunció el pasado marzo a la presidencia de honor del banco, puesto que ocupaba después de abandonar la dirección ejecutiva del mismo el 31 de diciembre último. Corrochano declaró como investigado y el juez dictó prisión contra él eludible con una fianza de 300.000 euros, que el policía abonó.

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