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Hablar árabe, fotos con guiris o perderse en la calle: qué no hacer por votos

Hablar árabe, fotos con guiris o perderse en la calle: qué no hacer por votos

EFE

Madrid —

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Ganarse la confianza de los votantes no es fácil, y durante la campaña los candidatos madrileños se han enfrentado a situaciones cuando menos curiosas, que les han llevado a hablar en árabe, perderse buscando un mitin, fotografiarse con 'guiris', visitar la pradera de San Isidro, y hasta cantar y bailar.

En una carrera con más candidatos en liza que nunca, también han sido más las anécdotas, muchas en la pradera de San Isidro, donde casi todos acudieron a rodearse de ciudadanos -Esperanza Aguirre vestida de chulapa- y pedirle al santo patrón una ayudita para el día 24.

Uno de los aspirantes más mediáticos, el candidato socialista a la Alcaldía, Antonio Miguel Carmona, tuvo su primer momento curioso en la misma apertura de campaña, cuando una mujer le interrumpió al grito de “¡grande!”. “Tú sí que eres grande. Bueno, y yo grande a lo ancho, porque últimamente me estoy poniendo gordo. Y tú, Ángel (Gabilondo), también, no te rías”, dijo.

Tras visitar la Pradera de San Isidro -donde la furgoneta de campaña con su foto se paró inoportunamente ante un cartel que decía “Sólo acceso al tanatorio”-, Carmona se fue al barrio de Usera, donde sostuvo a una niña en brazos y le preguntó su nombre. “Sara”, respondió ella. “Qué bonito. A mí también me quisieron poner Sara”, contestó él ante la mirada estupefacta de la pequeña.

Hasta árabe se ha atrevido a hablar Carmona en la Mezquita Central de Madrid, eso sí, especificando que lo pronuncia “con acento madrileño”.

Su compañero de filas por la Comunidad, Ángel Gabilondo, también ha vivido alguna situación curiosa: escuchar cómo una flamenca le cantaba (“Yo le canto a Gabilondo”, entonaba mientras tocaba el cajón), y atender las peticiones de fotos y autógrafos de gente de lo más dispar, incluidos turistas que ni siquiera lo conocían.

La candidata del PP a la Presidencia de la Comunidad, Cristina Cifuentes, también se ha topado en sus recorridos con personas muy diversas, entre ellos un joven que le fue presentado como un sobrino del exsecretario general del PSM, Tomás Gómez, y un señor que le dijeron que era familiar de Juanito Valderrama.

Cierto o no, el señor se atrevió con una saeta ante la candidata, que le aplaudió divertida, y, visto que había gustado, repitió la interpretación minutos más tarde ante la enorme fotografía de Cifuentes que decora el autobús de la campaña autonómica del PP.

A Esperanza Aguirre, aspirante del PP a la Alcaldía, los numerosos ciudadanos que la paran por la calle no le han impedido ha aprovechar para hacer la compra -como ella misma dice, las campañas “son fantásticas” para resolver cuestiones domésticas-.

Y ha comprado camisetas, bacalao para cenar, jamón de york o cerezas a 13,90 euros el kilo, e incluso un paquete de escarpias, aunque no quiso decir qué tenía pensado colgar.

Aguirre ha paseado a Pecas, su perro, al que llevó a un encuentro con vecinos también propietarios de canes, pero tuvo que sacarle sin acabar la reunión “porque es un agresivo”. “Se cree que es cinco veces más grande de lo que es”, justificó.

IU ha tenido que luchar a veces con los elementos, como le ha ocurrido a su aspirante al Ayuntamiento, Raquel López, a quien el viento le ha tirado varias veces el panel con foto y logotipo ante el que se coloca para hacer las declaraciones, que últimamente instala su equipo con contrapesos para evitar más caídas.

La candidata de Ahora Madrid al Ayuntamiento, Manuela Carmena, se ha caracterizado por acudir a los actos en transporte público, y en alguna ocasión se ha perdido, como en Vicálvaro.

Carmena ha ido en bicicleta desde su barrio -Hortaleza- hasta San Blas, y se ha pagado los taxis de su bolsillo, invitando incluso a quien va en su misma dirección a subirse con ella para aprovechar el vehículo -lo hizo con una periodista en prácticas en Barajas-.

José Manuel López, cabeza de lista de Podemos a la Comunidad, aprovechó a tope su visita a la pradera: bailó, grabó una canción de campaña y conoció las propuestas de UPyD cuando un militante de esa formación le ofreció propaganda. Al darse cuenta de quién era, le dijo: “A ti mejor no te doy porque creo que no nos vas a votar”.

Aunque ha hecho una campaña muy de calle -y sin protegerse bien del sol, por lo que ahora tiene un “moreno mitinero”-, López ha expuesto sus propuestas también en sedes oficiales, como la de la patronal CEIM, donde no debió interesar mucho a su expresidente, Arturo Fernández, que según el candidato “se quedó dormido”.

Santo Isidro también ofreció varias anécdotas a Begoña Villacís, candidata de Ciudadanos a la capital, como la estampita de Jesús de Medinaceli que le regaló una mujer que prometió que rezaría por su partido, o la electora que le contó que era “pepera, pepera, pepera” pero votaría a Ciudadanos sin que su marido se enterara.

Ignacio Aguado, candidato de su partido a la Comunidad, también ha sido objeto de fotos de simpatizantes: la más llamativa, la que se hizo exhibiendo su carné de socio del Atlético de Madrid junto a otro socio del club rojiblanco.

David Ortega, candidato de UPyD al Ayuntamiento, ha tenido más quebraderos de cabeza en casa que en la campaña, ya que ha tenido que compaginar los actos con unas obras, hasta el punto de que preparó los debates con el pintor al lado y casi ha tenido que apartar de la ducha a los obreros.

Ramón Marcos, aspirante de UPyD a la Comunidad, ha dado micromítines en el Metro, y cada vez que salía de un vagón saludaba a dos chicos que él creía que eran viajeros normales. “Hola, soy Ramón Marcos, candidato de UPyD”, les decía hasta que, después de saludar varias veces, se dio cuenta de que eran los agentes de seguridad del suburbano.

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