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La renuncia de Pablo Iglesias acerca más que nunca el pacto para la investidura de Pedro Sánchez

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias en uno de sus encuentros en el Congreso.

Irene Castro

Ya están todas las cartas sobre la mesa y, a tres días de que comience el debate de la investidura, el pacto para que Pedro Sánchez salga del Congreso como presidente del Gobierno el próximo 25 de julio está más cerca que nunca. La renuncia de Pablo Iglesias a sentarse en el Consejo de Ministros elimina el “principal escollo”, como lo definió el candidato a la investidura, para el entendimiento de PSOE y Unidas Podemos. Los equipos negociadores pilotados esta vez por Adriana Lastra y Pablo Echenique tienen de margen hasta el jueves para alcanzar un acuerdo “sin vetos”, como reclama el grupo confederal, ni “imposiciones”, como quieren los socialistas.

Sánchez reclamó expresamente un “paso atrás” a Iglesias el jueves y habló por primera vez explícitamente de una coalición que hasta entonces al PSOE le incomodaba. A pesar de que Moncloa presionaba para conseguir la renuncia del secretario general de Podemos, una vez ha llegado, la cúpula socialista ha reclamado a los suyos discreción y mesura. Cualquier paso en falso puede volar por los aires una negociación que pretenden poner en marcha de manera inminente y apartada de los focos en la medida de lo posible.

Aunque la marcha atrás de Iglesias –que se resistió inicialmente– allana el camino de la investidura de Sánchez, quedan horas decisivas por delante con un obstáculo importante: la designación de los dirigentes de Unidas Podemos que el futuro presidente aceptará en su gabinete. Ese será el principal tira y afloja de la negociación in extremis, según reconocen ambas partes.

En el mensaje de su renuncia, Iglesias advirtió al PSOE de que ya no puede rechazar más nombres que proponga el grupo confederal: “Mi presencia en el Consejo de Ministros no va a ser el problema siempre y cuando el PSOE asuma que no puede haber más vetos y que la presencia de Unidas Podemos en el próximo Gobierno tiene que ser proporcional a los votos, así como que la propuesta lógicamente la va a hacer Unidas Podemos”. Iglesias dejó entrever que la negativa a su incorporación era una “excusa” para que fracasara el entendimiento.

Los ministerios, el centro de la negociación in extremis

in extremisUnidas Podemos exige a los socialistas “generosidad” una vez que ha sacrificado a su líder y quieren ver si la última oferta de Sánchez, en la que dio a entender que aceptaría dirigentes de la cúpula de Podemos, era real o un farol. Consideran que han trasladado la pelota al tejado de Moncloa.

También los socialistas consideran que el núcleo de la negociación estará en los puestos y los nombres: cuántos ministerios serán para Unidas Podemos y quiénes los ocuparán. Hasta ahora Unidas Podemos ha reclamado las áreas de Trabajo, Hacienda y Seguridad Social, así como responsabilidades de Comunicación en el futuro Ejecutivo, además de la vicepresidencia, según fuentes socialistas. En los meses anteriores al PSOE le parecía un despropósito, pero ha rebajado el tono.

En la última semana, el PSOE ya había eliminado, en cualquier caso, sus exigencias iniciales en las que reclamaba que los miembros del grupo confederal que se integraran en el gabinete tuvieran perfil técnico: aceptaron ministros con peso político, aunque siempre han insistido en que es el presidente quien tiene la última palabra.

“El principal escollo es Iglesias. Hablemos de la participación de otros miembros de Unidas Podemos reconocidos”, dijo el viernes por la mañana Adriana Lastra. “Se ofrece una entrada a personas representativas con conocimientos técnicos. Es impensable que alguien que tiene que liderar un ministerio no tenga esos conocimientos técnicos. Para nosotros eso no es admisible y por supuesto un ministro siempre es político para que puedan llevar a cabo la encomienda de gestión que eventualmente tengan”, expuso después la portavoz del Gobierno, Isabel Celaá.

Moncloa avisa: “El presidente decidirá el equipo”

La respuesta oficial del PSOE a la renuncia de Iglesias ha servido como advertencia de que el presidente será quien decida: “Sin vetos ni imposiciones podemos llegar a un acuerdo. El presidente escuchará las propuestas y decidirá el equipo”. También insisten en que el entendimiento debe comenzar por el programa, donde nunca han visto grandes complicaciones tras el acuerdo presupuestario firmado en octubre de 2018.

Una vez con Iglesias fuera de la ecuación, el camino debería quedar expedito, según reconoció el propio presidente. “Sin duda alguna. Lo tengo clarísimo”, respondió en Al Rojo Vivo a la pregunta de si el acuerdo estaría cerrado si no fuera por el líder de Podemos. Los socialistas sostienen que esa última oferta es un camino intermedio entre las posiciones iniciales de cada una de las partes.

PSOE y Unidas Podemos están más cerca que nunca de llegar a un acuerdo para una coalición que pueda salir adelante con el apoyo del PNV, PRC, Compromís y la abstención de ERC. El núcleo duro de Sánchez confiaba en desatascar la negociación en las últimas 48 horas, aunque muchos socialistas daban por perdida la investidura e incluso miraban ya al 10 de noviembre. La decisión de Iglesias ha devuelto el balón al terreno de juego. La cuenta atrás ha comenzado.

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