Sócrates continúa sin ser acusado formalmente un año después de su detención

El ex primer ministro portugués José Sócrates aguarda en libertad condicional a que la Justicia decida si presenta formalmente cargos contra él cuando se cumple un año de su detención, con multitud de interrogantes todavía por resolver.

En este tiempo, el “caso Sócrates” ha pasado de generar una enorme expectación -tanto dentro como fuera de las fronteras lusas- a poner en entredicho el funcionamiento del sistema en un país acostumbrado al cierre en falso de algunos de sus procesos más mediáticos.

El antiguo líder del Partido Socialista portugués (PS) permaneció internado en la cárcel durante nueve meses y medio, pasó mes y medio más en prisión domiciliaria y desde el pasado 16 de octubre se encuentra en libertad condicional a la espera de que el juez decida si abre juicio o no.

Sócrates, de 58 años, considerado “sospechoso oficial” de los delitos de corrupción, blanqueo de capitales y fraude fiscal, fue detenido el 21 de noviembre de 2014 en el aeropuerto de Lisboa cuando regresaba de París.

Las autoridades lusas apenas precisaron oficialmente que su arresto se produjo tras detectar su participación en “operaciones bancarias, movimientos y transferencias de dinero sin justificación”.

Filtraciones a la prensa dieron detalles sobre una supuesta fortuna superior a los 20 millones de euros guardada en cuentas bancarias en el extranjero a nombre de un testaferro, el empresario Carlos Santos Silva.

El dinero procedería de diferentes empresas, entre ellas el Grupo Lena, que habría realizado pagos a Sócrates a cambio de su intermediación para conseguir negocios.

El que fuera jefe del Gobierno luso entre 2005 y 2011 admitió haberle pedido dinero prestado a Santos Silva y que le vendió varios inmuebles propiedad de su madre, aunque insistió en que las operaciones fueron legales y que pretende devolver los créditos.

Sin embargo, esta misma semana el semanario Sol publicaba que la Fiscalía cree que el ex dirigente socialista recibía prebendas incluso cuando era primer ministro y que sus vacaciones eran ya entonces pagadas por el empresario.

Sócrates es considerado una de las principales figuras políticas del país, y su arresto y posterior encarcelamiento causó estupefacción en Portugal, poco acostumbrado a escándalos de este calibre.

No obstante, la sombra de la duda ya lo perseguía desde años atrás, ya que se había visto salpicado por otros procesos judiciales, como el caso inmobiliario Freeport y el megaproceso de corrupción “Face Oculta” (Cara Oculta).

En declaraciones a Efe, Joao Araújo, abogado principal del ex primer ministro luso, vinculó las acusaciones vertidas contra su cliente a un intento de impedir que presentase una hipotética candidatura a las elecciones presidenciales.

“El único resultado evidente que tuvo fue el perjuicio político de un partido (en referencia a los socialistas) y un perjuicio personal y político de José Sócrates, hipotéticamente por temer que presentase su candidatura a las elecciones presidenciales”, argumentó Araújo.

El letrado hizo así referencia a una tesis defendida también por su cliente quien, en varias entrevistas por escrito, reconoció sospechar que el verdadero objetivo de la investigación judicial era impedir que el Partido Socialista ganase las legislativas del pasado mes de octubre, vencidas finalmente por los conservadores.

“La investigación a Sócrates existe desde hace mucho tiempo y siempre por la misma razón: el odio, mucho odio político”, aseguró el abogado, quien acusó a la Justicia precisamente de utilizar “periódicos amigos” para divulgar “cartas anónimas, rumores, injurias y difamaciones”.

Socialista poco ortodoxo, querido y odiado a partes iguales en su país, ejerció de tertuliano en la cadena de televisión pública RTP entre 2013 y 2014, lo que le permitió recuperar cierto protagonismo en la vida política después de abandonarla en 2011, tras tener que pedir -contra su voluntad- el rescate financiero internacional y perder las elecciones.