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Terapia de grupo para Alberto Fabra

Fabra pide a Rajoy "ayuda" para que la Comunitat tenga un sistema con una financiación "justa y equitativa"

Gonzalo Cortizo

Sonrisas, aplausos y muchos jóvenes entre el público asomado al escenario en donde Rajoy ha escenificado su vuelta a Valencia para apoyar a Alberto Fabra en sus momentos más débiles y un año después de su llegada al cargo. ¿Qué significa el apoyo de Rajoy? Probablemente un mensaje claro a quienes critican abiertamente a Fabra ante la posibilidad de perder la mayoría tras 20 citas electorales seguidas siendo la fuerza más votada. Hagamos la pregunta de nuevo. ¿Qué significa el apoyo de Rajoy? Teniendo en cuenta que también se lo ofreció a Camps, probablemente no signifique nada. Este sábado, durante los discursos de Peñíscola, al expresidente Camps nadie le ha citado ni se le ha agradecido tarea alguna.

Durante los discursos de Fabra y Rajoy no ha habido ninguna referencia concreta a la corrupción que sitúa al partido popular de Valencia en la formación poítica con más imputados por metro cuadrado en todo el territorio nacional. Tan solo Fabra, y quizás sin pretenderlo, ofreció la llave maestra para entender el proceso de autoafirmación que el PPCV ha tenido que emprender a pesar de los escándalos. Según Fabra, “los valencianos no pedimos que se nos de nada gratuitamente”. Atenta a sus palabras, en primera fila, la alcaldesa de Valencia Rita Barberá perseguida por una más que inminente imputación judicial y por un bolso de Luis Vuiton que le regaló el bigotes de la Gürtel. ¿Le pidió Barberá el bolso al bigotes o fue iniciativa del segundo? ¿Cambia eso algo?

Mientras tanto, Fabra enlazó, una tras otra, frases huecas y lugares comunes en un discurso con poco de fundamental: “Aquí nos tienes, Mariano”, “presidente, necesitamos tu fuerza”, “sol, mar, gastronomía, oportunidades, esa es la comunidad valenciana”, “este acto abre una nueva etapa”, “somos el partido de las personas”, etc. Tras las frases de rigor, Fabra ofreció un dato: “Hemos incrementado la militancia en más de 8.000 personas en el último año”. Poco más.

Sobre corrupción, apenas una frase demasiado ambigua para ser descifrada en un partido cuyo 20% de diputados autonómicos están imputados en alguna causa judicial. Alberto Fabra: “la honorabilidad del partido depende de la integridad de todos sus miembros”.

Rajoy, que visitaba Valencia por primera vez desde las elecciones, operó de motivador de un Alberto Fabra a quien su partido ha ofrecido una terapia de grupo. Hace poco más de una semana, Fabra intentó pagar con fondos públicos los servicios de un coach especializado en motivación personal. Este sábado, Rajoy ha asumido ese papel.

El presidente del Gobierno ha confesado que lo es gracias a Valencia: “Sé que soy presidente del Gobierno, entre otras cosas, por el gran apoyo que a mí siempre me dio el pp en la Comunidad Valenciana”. “Todos necesitamos, de cuando en cuando, un poco de cariño y un poco de ánimo”, prosiguió Rajoy para decir: “lo que pido es que apoyéis lo que está haciendo Alberto en la Comunidad Valenciana”. Tanto Rajoy como Fabra en dus discursos se refirieron en muchas ocasiones a la cantidad de llamadas de teléfono que se intercambian, lo mucho que hablan. Quizás ese contacto permanente es lo que llevó a Fabra a decirle a Rajoy: “Presidente, no hace falta que te diga cual es la realidad de la Comunidad Valenciana”.

El presidente del Gobierno desgranó en su intervención su discurso de manual en torno a la mejora de la economía, el paro del último mes, la prima de riesgo por debajoo de 300 y todos los brotes verdes que el PP ha venido repitiendo como un mantra en las últimas semanas. “A mí ya nadie en Europa me pregunta cuándo voy a pedir el rescate”, dijo Rajoy para regocijo del público asistente que cerró la frase con un sonoro aplauso como si el presidente la hubiera pronunciado por primera vez para ellos.

Como suele ser habitual en el presidente del Gobierno, hubo tiempo para los consejos. Dirigiéndose a los jóvenes que le acompañaban en el escenario, Rajoy dijo: “Cuanto más sepáis, mejor. Luego, ya veremos”. Y, al cierre del acto, otro clásico del de Pontevedra: Las despedidas. Rajoy: “Termino ya. Uno cuando termina siempre tiene la tentación de hacer un resumen. Yo no voy a hacer ningún resumen”.

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