ACNUR y PNUD acuerdan con Birmania el retorno seguro y digno de los rohinyás

La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) han acordado un Memorando de Entendimiento con Birmania (Myanmar) sobre el eventual, digno y voluntario retorno de los refugiados rohinyás desde Bangladesh a su país.

En un comunicado, el ACNUR especifica que el memorando será firmado la próxima semana, aunque la fecha exacta no se ha confirmado aún.

El documento establece un marco de cooperación para crear las condiciones para la repatriación “voluntaria, segura, digna y sostenible de refugiados rohinyás a sus lugares de origen o de su elección”.

El ACNUR deja claro que dichas condiciones “aun no existen”, por lo que el memorando es el primer paso para ayudar al Gobierno a crearlas, al apoyar proyectos de desarrollo en el estado de Rakáin, de donde provenían la inmensa mayoría de las más de 800.000 personas que abandonaron sus hogares a finales de agosto del año pasado huyendo de la brutal represión de las fuerzas de seguridad birmanas.

El memorando establecerá el marco por el cual el ACNUR y el PNUD tendrán acceso al estado de Rakáin, donde las agencias podrán evaluar la situación y “llevar a cabo tareas de protección”.

Esta evaluación permitirá al ACNUR informar a los refugiados de las condiciones actuales en sus lugares de origen, “lo que les permitirá tomar decisiones informadas sobre si quieren y pueden volver de forma segura y digna”.

Asimismo, el memorando reconoce el compromiso del Gobierno birmano de trabajar con las dos agencias para encontrar una solución a la comunidad rohinyá, basándose en las recomendaciones de una comisión internacional que sugirió la necesidad de otorgar la nacionalidad a sus miembros y permitirles la libertad de movimiento, entre otros aspectos.

El último éxodo rohinyá se originó el 25 de agosto de 2017, tras un ataque de un grupo insurgente que fue respondido con una nueva campaña militar en Rakáin contra esta minoría musulmana no reconocida por las autoridades birmanas y que por lo tanto es apátrida.

La ONU y organizaciones defensoras de los derechos humanos han denunciado numerosas veces que existen pruebas claras de los abusos, y el Alto Comisionado de los Derechos Humanos de la ONU lo ha calificado de “limpieza étnica” y ha afirmado que hay indicios de “genocidio”.