La fórmula para convertir agua en combustible existe y es mejor de lo que imaginas
Si hay una leyenda urbana con arraigo en el mundo del motor, esa es la de la de que por ahí se esconde la fórmula que permite alcanzar la quimera del depósito de combustible que se llena con agua del grifo. En esas teorías conspiratorias, las petroleras ganan de calle como las menos interesadas en popularizar el invento, e incluso hay lugar para héroes patrios como aquel brujo extremeño, que enseñaba su milagro en el NODO.
Llegados a nuestro tiempo, lo cierto es que el proceso es bastante más complicado de lo que la cultura popular pensaba, y ni tan siquiera se alimenta de agua limpia del grifo. Para extraer energía del agua en forma de combustible, cuando más guarreta esté, mejor.
Y agua sucia por un tubo, a razón de 800.000 metros cúbicos, llega cada día a la estación depuradora de Valentón. Una de las más grandes de Europa y que cada día sirve como aliviadero a los residuos de nueve millones de habitante del área metropolitana de París.
El consorcio liderado por el gestor de infraestructuras galo Suez, especialistas en la generación de biogas como CyroPur, e Iveco por ser el primer fabricante de vehículos industriales alimentados por gas (15.000 circulando por Europa a día de hoy), llevaba años avanzado en este campo. Y si bien los avances en el aprovechamiento de residuos orgánicos tanto en vertederos como en explotaciones agrarias servían hasta ahora para alimentar una pequeña planta de generación eléctrica, ha sido el proyecto BioGNVAL el que además ha aprovechado la facilidad de dividir entre 600 el volumen de un litro de gas natural licuado.
Las pruebas han concluido con un éxito rotundo que anticipa un nuevo pilar con el que soportar la normativa europea 2009/28, que prevé incorporar un 10% de energías renovables en el sector de los transportes de aquí a cuatro años. Superan con creces las normas anticontaminación actuales, porque el gas licuado extraído del metano, contiene un 90% menos de las perniciosas partículas sólidas que se meten hasta el último alveolo pulmonar. E incluso reduce a la mitad el ruido de los motores.
Mira en el vídeo de abajo la fórmula milagro, contada por Suez: