Cárcel para los usurpadores de la identidad de un ministro francés

Dos hombres fueron condenados este miércoles a once y siete años de cárcel como cabecillas de una red que se sirvió de la identidad del ministro francés de Exteriores, Jean-Yves Le Drian, para estafar más de 50 millones de euros.

El Tribunal Correccional de París impuso a Gilbert Chikli diez años de prisión por hacerse pasar por Le Drian, así como una multa de dos millones de euros.

Anthony Lasarevistsch, por su parte, fue condenado a siete años de cárcel y a una multa de un millón de euros. Otros cuatro cómplices recibieron penas de entre 15 meses exentos de cumplimiento y cinco años entre rejas.

El tribunal consideró demostrado que diseñaron y pusieron en aplicación una estafa que se desarrolló entre mediados de 2015 y diciembre de 2016 y que consistía en pedir dinero en nombre del entonces titular de Defensa, que ahora ocupa la cartera de Exteriores.

En concreto, organizaban llamadas telefónicas o videoconferencias por Skype en las que se simulaban la voz y el rostro del ministro, aparentemente con una careta.

Solicitaban a sus interlocutores que les prestaran dinero rápidamente para misiones oficial secretas, y prometían devolverlo después.

Su estratagema era, por ejemplo, hacer creer que Francia iba a pagar rescate de unos periodistas secuestrados y que, como la doctrina oficial es que este país no se presta a ese tipo de chantajes, el ministro buscaba donantes que pudieran adelantar el dinero, que luego sería reembolsado.

Chikli y Lasarevistsch fueron detenidos en agosto de 2017 en Ucrania, que los extraditó tres meses después a Francia.

El primero, que tiene doble nacionalidad francesa e israelí, ya había sido condenado en Francia en rebeldía en 2015 a siete años de cárcel por otra estafa de gran magnitud en la que se hacía pasar por alto ejecutivo de grandes empresas o agente de los servicios secretos.

El gabinete de Le Drian había advertido desde el verano de 2015 a la Fiscalía de las maniobras de usurpación de su identidad que había detectado y avisó a diferentes embajadas para que estuvieran alerta.

Entre las decenas de personalidades a las que intentaron engañar estaban el rey Felipe de Bélgica, el presidente de Gabón, Ali Bongo, la directora general de la Unesco, los máximos ejecutivos de grandes empresas francesas como LVMH, EDF, Total o La Banque Postale o cardenales.

Cayeron en la trampa y perdieron millones de euros el Aga Khan, jefe espiritual de los ismailíes (una comunidad musulmana); la propietaria Château Margaux, una de las bodegas más prestigiosas de Francia, y el empresario turco Inan Kiraç.

Las cantidades de las que los miembros de la banda se apropiaron se transferían rápidamente de las cuentas a las que las víctimas las enviaban, de forma que se les perdía la pista y no han podido ser recuperadas hasta ahora.