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Ciudadanos desaparece también del Parlamento andaluz y queda herido de muerte

Juan Marín e Inés Arrimadas se acercan a la caseta del PP en la feria del Corpus de Granada, este miércoles

Carmen Moraga

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Desde 21 diputados a cero. Desde la vicepresidencia de la Junta de Andalucía a abandonar todos los cargos en su partido. Ciudadanos y Juan Marín asumieron anoche otro batacazo más, tras el de las generales que dejaron a la formación (entonces de Albert Rivera) en diez diputados, tras Madrid, donde perdió todos los escaños, y Castilla y León, con una única acta. Inés Arrimadas ni siquiera salió públicamente anoche y el partido da otro paso más hacia el precipicio.

Juan Marín, vicepresidente todavía en funciones, va camino de ser otro jubilado de la política. Como Ignacio Aguado en Madrid. Como el propio fundador, Albert Rivera.

Con este desolador panorama, Arrimadas deberá decidir el futuro del partido y el suyo propio en la antesala de la triple cita con las urnas de 2023, municipales y autonómicas del próximo mes de mayo; y generales, que si no no hay sorpresas, se celebrarán a finales de ese mismo año. La marca naranja se viene desangrando elección tras elección. Las encuestas hace tiempo que le sitúan como un partido testimonial, extraparlamentario en la mayoría de los feudos.

El único pacto importante que les queda vivo es el que mantiene en el Ayuntamiento de Madrid Begoña Villacís con el alcalde del PP, José Luis Martínez-Almeida, que no goza precisamente de muy buena salud, como se ha demostrado estos días en su tercer aniversario. Y allí las perspectivas no son tampoco buenas. Villacís hasta ahora ha descartado una moción de censura aunque habrá que esperar a ver qué decide ahora, tras este nuevo varapalo, y los desplantes que le dirige el regidor madrileño.

Andalucía, el nuevo fracaso que ya se barruntaba

 En Andalucía las cartas parecían echadas de antemano. Todos los sondeos apuntaban a que el candidato vicepresidente de la Junta, Juan Marín, tenía muy complicado superar la barrera mínima del 3% de los votos para obtener representación en el Parlamento regional. En el partido aseguraban tener estudios que les otorgaban entre tres y cinco escaños y aire para sobrevivir.

No ha sido así, Ciudadanos se deja 540.000 votos, 21 diputados, una vicepresidencia y cinco consejerías. El PP vuelve a fagocitar a Ciudadanos en otra coalición. Y la única “buena noticia” que celebró ayer el partido fue evitar que Vox condicione las políticas andaluzas. Eso fue lo que destacó Marín con rostro circunspecto, antes de anunciar que este mismo lunes presentará a Arrimadas su dimisión de todos sus cargos durante la Ejecutiva nacional, otra reunión de luto en la interna de Ciudadanos.

“Siempre cumplo con lo que digo y mañana por la mañana presentaré mi dimisión de todos los cargos del partido a la ejecutiva nacional porque creo que es mi responsabilidad y que hay que hacerlo”, ha indicado Marín en rueda de prensa. “Dejo esos cargos a disposición de mi partido porque seguro que habrá hombres y mujeres que lo podrán hacer mejor que yo y es lo que quiero para mi partido y para mi tierra”, ha añadido.

Pese a que desde el cierre de los colegios electorales todas las encuestas les daban por desaparecidos, en el partido no querían tirar la toalla y pensaban que podrían dar un vuelco a los resultados en el último momento. El propio coordinador de la campaña, Miguel Gutiérrez, comparecía pasadas las ocho y media de la noche para insuflar ánimos a los suyos: “Tenemos buenas sensaciones que nos han transmitido nuestros apoderados –decía–. Creemos que se puede reeditar otros cuatro años el Gobierno de coalición”, añadía Gutiérrez.

Marín ha basado toda su campaña en reivindicar el “buen trabajo” realizado durante estos tres años por él, como vicepresidente, y por sus consejeros. “Hemos sido la auténtica locomotora del cambio, y la locomotora económica de España”, recordó Gutiérrez. Pero los ciudadanos han achacado esa supuesta buena gestión al PP y a su presidente, olvidando al partido de Inés Arrimadas.

Para la líder del partido, que ha guardado silencio toda la noche, supone un nuevo varapalo. El anterior fue en Castilla y León en donde estuvieron a punto de quedarse sin ningún procurador. Pero al final consiguieron mantener un único escaño, el de Francisco Igea, que al igual que Marín, ocupó la vicepresidencia del Gobierno con el PP, es esta ocasión de Alfonso Fernández Mañueco. Allí los conservadores adelantaron las elecciones pensando que iban a lograr suficientes escaños para gobernar el solitario, como apenas un año antes había logrado en Madrid Isabel Díaz Ayuso. Pero no fue así y Mañueco se vio obligado a abrir la puerta a la extrema derecha para poder mantener el poder.

Esta cadena de derrotas va a obligar a Arrimadas a decidir si continúa intentando mantener las siglas del partido en las próximas citas electorales, o bien, como algunos le piden, plantea una fusión con el PP, partido que ha logrado a lo largo de todos estos meses su objetivo de fagocitarles después de que Albert Rivera decidiera convertirse en su muleta, vetando todo posible acuerdo con el PSOE de Pedro Sánchez. Una decisión que el tiempo les ha hecho pagar cara.

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