Cuando Rajoy pedía dimisiones
Mariano Rajoy tiene dos varas de medir a la hora de reclamar responsabilidades políticas. Como presidente del Gobierno, ha tratado de zanjar esta semana el escándalo de las grabaciones a su ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, y el director de la Oficina Antifraude de Cataluña, conspirando contra cargos políticos de la Generalitat de Cataluña e implicando a la Fiscalía en esas maniobras, con el argumento de que se trata de cuestiones propias de “sus competencias”. Preguntado en las horas posteriores a la revelación del diario Público, Rajoy dijo primero que desconocía la información, luego dudó de su veracidad y finalmente alegó que no veía nada anormal en esas charlas en las que Fernández Díaz y el alto cargo de la Generalitat planeaban campañas contra dirigentes independentistas utilizando dossieres sobre sus familiares e investigaciones sin judicializar.
El propio Fernández Díaz se ha presentado como víctima en este caso, ha descartado dimitir “para no dar una satisfacción a los independentistas” y ha arremetido contra la oposición en pleno que desde Ciudadanos a Ezquerra República de Cataluña, pasando por Podemos y el PSOE ha exigido su cese. A unas horas de las elecciones, el Partido Popular ha querido cerrar filas y hasta la propia vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamía, ha salido en defensa del ministro.
La reacción del Partido Popular esta semana contrasta con el listón que este mismo partido y el propio Rajoy utiliza para exigir responsabilidades cuando ejerce de oposición. El propio Rajoy clamó muchas veces por la dimisión de ministros como Magdalena Álvarez, Pedro Solbes y Mariano Fernández Bermejo.
En este último caso fue especialmente obstinado, cuando se descubrió que el ministro de Interior de Zapatero había coincidido en una cacería durante 2009 con el magistrado Baltasar Garzón, que por entonces empezaba a investigar la trama Gurtel. Durante la campaña de las elecciones gallegas y vascas, en febrero de 2009, Rajoy se pasó más de una semana reclamando su cese e incluso llegó a contar las horas. “Son las 13:20 horas del 20 de febrero y el señor Bermejo, aún no ha dimitido”, protestaba ante los medios de comunicación. Rajoy explicó así por qué debía cesar el ministro Bermejo: “Es un país civilizado esto sería motivo más que suficiente para que el ministro Bermejo presentara su dimisión y el señor Garzón se abstuviese en el asunto que está conociendo. Es como si en un partido pierdes porque te señalan los penaltis injustos y después te enteras de que la noche anterior estuvieron de cena el entrenador del otro equipo”. Y al ver que el responsable de Interior no se iba, Rajoy invocó a Zapatero: “Si no firma el cese de Bermejo, se convierte en el propio Bermejo”.
Cuando Bermejo abandonó el cargo, el presidente del PP insistió en sus reclamaciones para que Garzón abandonase la causa, de la que terminó apartado por una sentencia del Supremo que lo acusó de prevaricación por intervenir los teléfonos de algunos de los cabecillas de la red con sus abogados.
Durante aquella misma campaña, el presidente del Partido Popular, exigió también que el vicepresidente de la Xunta Anxo Quintana, abandonase el Gobierno cuando se difundieron unas fotos antiguas con un empresario gallego que recibió parques eólicos del Ejecutivo autonómico. A la titular de Fomento, Magdalena Álvarez, la invitó a abandonar el ministerio por un caos de tráfico originado tras una nevada en 2009.
El portavoz parlamentario del PP en aquel mandato, Esteban González Pons, llegó a pedir la dimisión de media docena de ministros, incluida la de la vicepresidenta del Gobierno de entonces, María Teresa Fernández de la Vega, a la que acusó de falsear su empadronamiento en Valencia para ir en las listas de esa Comunidad.
Cuando el dirigente socialista José Blanco fue imputado en la llamada Operación Campeón acusado por un empresario encarcelado de recibir dinero de comisiones, fueron legión los cargos del PP que saltaron sobre él reclamando su destitución. Su caso fue archivado después en el Tribunal Supremo.
Las peticiones de dimisión de los populares no se han relajado desde aquellos tiempos. Esperanza Aguirre, como jefa de la oposición en el Ayuntamiento de Madrid, ha reclamado el cese de concejales de Ahora Madrid por actos que tuvieron lugar años antes de llegar a la institución. A la teniente de alcalde Rita Maestre le exigió el cese por participar en una protesta feminista en la capilla de la Universidad Complutense, cuando era estudiante por la que acaba de condenársele a pagar 4.000 euros de multa. La expresidenta de la Comunidad de Madrid también ha reclamado la destitución de dos ediles de Ahora Madrid por tuits irónicos años antes de acceder a la institución.