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Los “errores de bulto” de Feijóo y la moción de Vox dan oxígeno al Gobierno en su peor momento

Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo, el pasado martes en el Senado

José Enrique Monrosi

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Tras tantos chaparrones en tan poco tiempo la sensación en la Moncloa es que esta semana, por fin, escampó. Comenzó a vueltas con el 'solo sí es sí', con otro enfrentamiento en la coalición a cuenta del control de precios a los alimentos, con las dimisiones por el fiasco de los trenes a Asturias y Cantabria y con el líder de la oposición pidiendo ir a pasar revista a las tropas españolas en Letonia. Pero terminó con Ramón Tamames de candidato de Vox a la moción de censura y con Alberto Núñez Feijóo testando zumo de frutas en Daimiel tras contraponer “la gente de bien” a la ley trans mientras el presidente comparecía junto a Zelenski en Kiev. Un balance que permite al Gobierno tomar un poco de aire tras muchas semanas de achicar agua.

Todo empezó a clarear el martes, unas horas antes del cara a cara en el Senado entre el líder del PP y el presidente del Gobierno, una cita a priori comprometida para Pedro Sánchez y una nueva oportunidad de lucimiento personal para Feijóo ante un Ejecutivo en horas bajas. El lunes las posturas de los socios de coalición no habían hecho más que enconarse por el bloqueo de las conversaciones en la reforma de la Ley de Libertad Sexual y por las críticas de Podemos al PSOE a cuenta del envío de armas a Ucrania o de la política del ministro de Agricultura respecto a las grandes distribuidoras de alimentación. Ese mismo día se oficializaron las dimisiones de dos altos cargos de Transportes por el extraño caso de los trenes que no caben en los túneles del norte. Sin embargo, el líder de la oposición protagonizó un par de movimientos que significaron un auténtico soplo de aire fresco para Sánchez. 

Primero el PP solicitó públicamente un permiso para que Feijóo fuera a pasar revista a las tropas españolas desplegadas en la misión internacional de la OTAN en Letonia coincidiendo con el primer aniversario de la guerra de Ucrania. Se trata de una petición inédita en un líder de la oposición y que no tuvo ningún recorrido por la negativa expresa del Ministerio de Defensa y del área internacional de la Moncloa, que recordó la necesidad de tratar “con seriedad” el trabajo de las Fuerzas Armadas y de “respetar su carácter institucional”. 

Por la tarde, y tras una primera intervención de sucesivos golpes a los puntos débiles del presidente del Gobierno, el líder de la oposición leyó desde su escaño: “Lleva ya dos leyes por las que pasará a la historia: la del ‘solo sí es sí’ y la ley trans. Deje ya de molestar a la gente de bien”. La expresión le salvó la tarde a Pedro Sánchez. “Nunca imaginé que reconocer derechos a minorías en este caso al colectivo trans fuese molestar a la gente de bien”, respondió. En los pasillos, en el equipo del presidente calificaron la expresión y la petición de Letonia como dos “errores de bulto”. Durante el resto de la semana, la frase de la “gente de bien” se convirtió en argumentario principal del PSOE frente al PP.

“Cuando no votan el salario mínimo, ¿entienden que sus beneficiarios no son gente de bien?”, preguntó el presidente en el Congreso al día siguiente a la portavoz de los populares, Cuca Gamarra. “Cuando no apoyan el impuesto a grandes entidades energéticas y financieras, ¿será porque consideran que esa gente sí es de bien? Qué poquita gente de bien hay en su país y cuán poderosa es”, remachó. Esa misma senda la continuaron durante la sesión de control al Ejecutivo casi la totalidad de ministros socialistas. 

El anhelado paso de Tamames

El jueves, con la Moncloa volcada en darle lustre al viaje oficial de Pedro Sánchez a Kiev por invitación del presidente Volodimir Zelenski en el aniversario de la invasión rusa, Feijóo visitaba las instalaciones de una empresa sancionada por Competencia por incumplimiento de la ley de cadena alimentaria y Vox oficializaba su moción de censura con el economista y político Ramón Tamames, de 89 años, como candidato a presidente del Gobierno. 

Ni en el PSOE ni en el Ejecutivo esconden en privado que acogen el paso de Tamames y de la formación de extrema derecha como agua de mayo, aunque en público el mensaje que quiere trasladarse es que tanto el presidente como el Gobierno en su conjunto se toman la moción de censura “con el máximo respeto y la máxima seriedad hacia un instrumento constitucional” que, además, permitió a Pedro Sánchez llegar a la Moncloa en 2018. 

Es previsible que esa moción de censura, que Vox no registrará formalmente hasta este lunes, se convierta en la protagonista de la agenda política de las próximas semanas. Aunque formalmente la fecha de su celebración es competencia exclusiva de la presidencia del Congreso nadie esconde que al Gobierno le interesa estirar unas semanas un episodio que puede servir para tapar el ruido interno del propio Ejecutivo de coalición y para rearmar una mayoría de investidura de la Cámara Baja deshilachada por el choque en la reforma del 'solo sí es sí'. 

Aunque no se conocen fechas y teniendo en cuenta el interés político del propio Gobierno, no sería extraño que la moción de censura se fuera incluso más allá de las vacaciones de Semana Santa. Justo después de esos festivos, el calendario parlamentario aprobado en su día por la Mesa de la Cámara Baja dejó libre de plenos la segunda semana de abril, un momento en el que podría encajar el desarrollo de la moción a poco más de un mes de las elecciones autonómicas y municipales.

En el PSOE hay quien cree que, además de al Gobierno, lo extravagante de la moción de censura de Vox también puede contribuir a fortalecer la imagen presidenciable de Alberto Núñez Feijóo frente a una extrema derecha más folclórica. Pero advierten al mismo tiempo de que dependerá de cómo el líder del PP gestione su papel en la moción. Si sale airoso como le ocurrió en su día a Pablo Casado o, por el contrario, es arrastrado. 

De hecho ya hay quien señala en Ferraz que la previsible abstención anunciada por los populares le daría al Gobierno una nueva baza para contraponer su proyecto de España frente “al de las derechas” en su conjunto, incluida la del PP de Feijóo. “El plan oculto de la derecha no es con el señor Tamames a la cabeza sino con el señor Feijóo a la cabeza. A ver qué les une más allá de querer cargarse a Pedro Sánchez”, dijo el portavoz de los socialistas en el Congreso, Patxi López, tras oficializarse la moción de Vox. 

Visto lo visto durante la legislatura, nadie se atreve en el Gobierno a aventurar lo que pueda pasar esta semana. Y seguramente es por eso que alargarían un poco más, si pudieran, la que terminó el domingo. 

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