Según explica en un comunicado el Bufete Ortiz Abogados, los hechos tuvieron lugar en noviembre de 2009, cuando los demandantes llevaron a su hija a urgencias “alarmados por la elevada temperatura de fiebre que presentaba”.
Relata que la menor fue “examinada y explorada con fonendoscopio y, sin realizarle otro tipo de prueba diagnóstica”, le diagnosticaron Gripe A y “le dieron el alta”. El estado de la menor empeoró, teniendo que volver a Urgencias horas más tarde.
Resume el letrado que la niña padecía “una sepsis por Neisseria, Meningitis Grupo B, que fue finalmente tardíamente diagnosticada y demasiado tarde para que salvara sus dos piernas y le quedaran secuelas neuronales”.
Destaca de la sentencia que “la no realización de una simple prueba de análisis de sangre cuyo resultado tarda pocas horas en estar, ha llevado a que perdiera la oportunidad de ser tratada con antibióticos y que el resultado de la grave enfermedad que padeció fuese más leve que el producido”.
Añade que “esta pérdida de oportunidad origina un grave daño moral, no solo a la menor, sino también a sus padres, y es ese daño, esa pérdida de oportunidad, la que se ha de valorar a fin de determinar la indemnización”.
Contra la sentencia, que fija en más de 219.000 la cantidad a abonar a los padres de la menor, cabe recurso de apelación a presentar en el plazo de 20 días desde su notificación.