“El juez Castro ha tomado una decisión más allá de las líneas rojas que se había marcado la monarquía”, escribe Gonzalo Cortizo. La Casa Real lleva tiempo resignada ante la suerte de Iñaki Urdangarin hasta el punto de que piensa que el yerno del rey debe ir a prisión como precio para salvar la monarquía. La imputación de la infanta Cristina desbarata esas previsiones.