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Marta Rivera de la Cruz, la “inmovilista” que crece sin freno en el PP protegida por Ayuso

Archivo - La consejera de Cultura, Turismo y Deporte de la Comunidad de Madrid, Marta Rivera de la Cruz, posa tras una entrevista a Europa Press, en Madrid, (España).

Peio H. Riaño

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Cualquiera que se haya dedicado a medrar en los partidos políticos sabe que escupir para arriba te lleva a la cola del paro. Siempre hay que escupir hacia abajo, para no molestar a nadie más poderoso que tú en la organización. Pablo Casado creyó que Isabel Díaz Ayuso era inferior a él cuando ocupada el cargo de presidente del PP; Marta Rivera de la Cruz se convirtió en la confidente de Isabel Díaz Ayuso, mientras vestía los colores naranjas en la imposible coalición PP-Ciudadanos durante la XI legislatura del Gobierno de la Comunidad de Madrid, que no llegó a dos años de vida. Como consejera de Cultura, el papel de la escritora cuyos libros pueden encontrarse en todos los centros de la red de bibliotecas de la Comunidad de Madrid, ha sido decisivo en el éxito de Díaz Ayuso y en la muerte definitiva de Ciudadanos. Aquel movimiento la convirtió en una apestada en su ex partido y en una intrusa entre sus nuevos compañeros de trabajo. Pero nunca estuvo en cuarentena para la líder del partido.

En marzo de 2021 se rompió el pacto PP-Ciudadanos y se convocaron elecciones; en mayo, Rivera de la Cruz se dio de baja de su partido; en junio regresó a su puesto de consejera de Cultura, pero ya con el color corporativo del PP; dos años después, en junio de 2023, el alcalde José Luis Martínez-Almeida la incluye en sus listas como número tres para las Municipales y, ahora, Alberto Núñez Feijóo señala a Marta Rivera de la Cruz como número dos para las Elecciones Generales del 23 de julio. La presidenta de la Comunidad de Madrid sabe cómo pagar las lealtades que acaban con sus enemigos.

La cultura madrileña pierde a la política que acabó con Coral Bistuer, como directora de Deportes, y con Toni Cantó, como director de la Oficina del Español. Pero sobre todo pierde a la responsable de la censura a Paco Bezerra en los Teatros del Canal y de Sandra Gamarra en Alcalá, 31. Y todo apunta a que será la referencia de la cultura nacional, si Feijóo venciera el próximo 23J y mantuviera la cartera que ahora dirige Miquel Iceta.

Perro pachón”

Coral Bistuer definió con todo lujo de detalles a Marta Rivera de la Cruz, en una entrevista en Castillón Confidencial, con la que trabajó nueve meses antes de que la cesara: “Coral, ponte de perfil, no vamos a hacer nada”, le dijo Marta Rivera de la Cruz. La deportista definió a la nueva referencia del PP como una gestora inmovilista para que no le salpicara nada. “Me han maltratado en la Dirección General, se me han puesto palos en las ruedas, se pretendía que me quedara sentada en mi despacho como un jarrón chino, se me ha prohibido ir a sitios, se me ha regañado por hacer acciones propias de mi trabajo, se me ha llamado a diario al despacho de la consejera para regañarme como una cría por hacer cosas que estaban dentro de mis competencias, se me ha prohibido dar charlas en los colegios... nueve kilos perdí en nueve meses”, relató Bistuer sobre Rivera de la Cruz. Para arriba nunca se escupe. La deportista terminó por definirla como “perro pachón”, porque solo iba a cobrar sin hacer nada.

A Marta Rivera de la Cruz se le conocen dos grandes gestas políticas en estos años en el gobierno de la Comunidad de Madrid. La primera fue una carta que escribió en pandemia al ministro de Cultura, José Manuel Rodríguez Uribes, para que declarara al sector cultural prioridad nacional y facilitara avales. La segunda, otra explosiva misiva al ministro Miquel Iceta, en la que se mostraba preocupada por la falta de vigilantes en las salas de museos.

Al tiempo que mandaba cartas a los ministros y se ponía la medalla de haber mantenido viva la cartelera teatral, en la Comunidad de Madrid quien mejor definió su gestión cultural fue Jesús Cimarro, el empresario de las artes escénicas con más poder e influencia del país. Denunció en la Asamblea de Madrid falta de transparencia, de empatía y de dinero por parte de la Consejería de Cultura, comparado con el Ministerio de Cultura y el Ayuntamiento de Madrid en la gestión de la pandemia. Cimarro suspendió la gestión de Rivera de la Cruz: “Ha perdido el partido por goleada”, dijo. Criticó su falta de diálogo y compromiso con el sector cultural y le pidió que reconsiderase su actitud. Algo que Bistuer denunció tiempo después. Por si fuera poco, los Teatros del Canal se quedaron sin gestión porque la consejera no presentó a tiempo los pliegos del concurso para un nuevo contrato, por valor de 10 millones de euros al año.

En la gestión del patrimonio histórico también ha satisfecho los intereses del partido, aunque no coincidieran con los de la conservación: ha negado la protección del edificio Clesa con un expediente técnico que puso en evidencia la falta de argumentos para ejecutar la destrucción de uno de los mejores ejemplos de la arquitectura industrial madrileña, obra de Alejandro de la Sota.

Tropiezos y holocaustos

Comparte con Feijóo los problemas para expresarse con claridad en público. Al celebrar la inclusión del Eje Prado-Retiro en la Lista de Patrimonio Mundial, la consejera de Cultura atribuyó la creación del Museo del Prado a Carlos III y no a su nieto Fernando VII. En La noche de los Libros de 2020 tuvo que rectificar y retirarse como escritora del cartel, donde aparecía programada como autora literaria y abriendo los festejos, sin hacer referencia a su cargo político y a su responsabilidad en la programación del acto.

La cima de sus dislates fue aquel que escribió y publicó en Twitter, el 30 de junio de 2014, sobre el Holocausto: “Los judíos lo pasaron fatal en los campos de concentración, pero el holocausto tiene una explicación política”. En el debate con nueve candidatos en TVE, en diciembre de 2015, dijo: “Es tan grave que un hijo vea cómo su padre mata a su madre que vea cómo su madre mata a su padre”.

Desde su llegada a la política, en enero de 2016 como diputada de Ciudadanos en el Congreso, ha dejado el rastro de una excelente trayectoria en la gestión de su carrera personal. Muy pocos políticos han sido capaces de presentarse en sus primeros años como una de las voces más beligerantes contra las políticas culturales del gobierno del PP y convertirse, cinco años después, en la referencia cultural del partido al que atacaba. Marta Rivera de la Cruz se ha dedicado en cuerpo y alma a la cultura y ha conseguido un éxito irrepetible. Gracias a la cultura ha estrechado los lazos ya fuertes con Isabel Díaz Ayuso, a la que llevó al Corral de la Morería en mayo de 2021, a los pocos días de borrarse de Ciudadanos, cuando todavía no había entrado al gobierno de la Comunidad de Madrid como consejera de Cultura con el PP. Aunque la gestión cultural de Marta Rivera de la Cruz con Ciudadanos y PP haya sido un caos, nadie ha bailado como ella sobre el tablao político.

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