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La nueva dirección de Ciudadanos choca con Inés Arrimadas por la moción de censura de Vox

La portavoz nacional de Ciudadanos, Patricia Guasp, junto a Inés Arrimadas, en una imagen de archivo.

Carmen Moraga

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La nueva dirección de Ciudadanos que dirigen Patricia Guasp y Adrián Vázquez ha dado un giro radical de estrategia ante la moción de censura contra Pedro Sánchez que quiere abanderar Vox, para la que aún no hay fecha ni tampoco candidato. El asunto ha provocado los primeros roces entre Inés Arrimadas y los nuevos dirigentes del partido, que intentan buscar un nuevo espacio en el tablero político, más centrado, alejado del PP y, sobre todo, de la extrema derecha de Santiago Abascal.

La decisión de votar 'no' a esa hipotética moción de censura, que Vox está empeñado en que defienda el economista casi nonagenario Ramón Tamames –de 89 años de edad–, fue tomada al inicio de la semana pasada por el Comité Permanente, órgano del que ya no forma parte Arrimadas. La portavoz de Ciudadanos en el Congreso, sin embargo, que desde un principio jaleó la presentación de la moción de censura, se decantaba por una abstención, y así se lo trasladó entonces a algunos de sus compañeros de grupo aunque públicamente prefirió mantener la incógnita. Pero la nueva dirección ha impuesto ahora su criterio.

El pasado lunes, Patricia Guasp comparecía en rueda de prensa para trasladar a los periodistas la postura oficial que tomará el grupo parlamentario cuando llegue el momento. “Vamos a votar 'no' porque consideramos que esa moción no es útil”, señaló, sin querer entrar a valorar la figura de Tamames como candidato a la presidencia del Gobierno. Como respuesta a la “grave situación” que considera que estamos viviendo, Guasp pidió mejor un adelanto electoral, al igual que ha hecho el PP.

La portavoz política de Ciudadanos incidía en que la moción de censura “contribuye a la polarización” y, en consecuencia, en estos momentos no es “un proyecto de futuro” ni “la solución” que necesita España para atajar los supuestos problemas generados por el Gobierno, pese a estar de acuerdo en que la gestión de Pedro Sánchez está siendo “nefasta”.

El discurso choca frontalmente con el que ha mantenido a lo largo de estos meses Arrimadas, que fue la primera en señalar la necesidad de presentar a Sánchez una moción de censura, exigiendo al PP que la abanderara como principal partido de la oposición. A la idea se unió de inmediato Santiago Abascal, que también consideró “urgente” acabar con este Gobierno “ilegítimo y criminal”.

La pinza para presionar a Feijóo

Los dos dirigentes formaron esos días una pinza para presionar al líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, a dar un paso adelante. Pero el gallego se negó en rotundo a encabezar una iniciativa que sabe que está abocada al fracaso y que, además, cree que tendría el efecto contrario: reforzaría más en la Moncloa a Pedro Sánchez, ya que lograría aglutinar más votos a su favor que los que consiguió en su propia investidura.

Al ver que no había manera de que el PP recogiera el guante, Abascal anunció que su partido volvería a liderar la iniciativa –como hizo en 2020–, pero esta vez propuso la búsqueda de un candidato “de consenso”, ajeno a su partido, y con un perfil “independiente”. Aunque el líder de Vox anunció que iba a “asumir personalmente todas las conversaciones” para la búsqueda de ese perfil, así como “las negociaciones para sumar apoyos en el Congreso”, la propia Arrimadas movió también los hilos que tenía a su alcance para echar una mano en esa tarea al líder ultraderechista con el que se mantuvo en contacto esos días.

La exdirigente de Ciudadanos tanteó, entre otros, a la exportavoz del PP en el Congreso, Cayetana Álvarez de Toledo, con la que ha estrechado ahora lazos. También surgió el nombre Marcos de Quinto, exdiputado de su partido. Pero no consiguió convencerlos. Tampoco Abascal logró hacerlo con exdirigentes de otras formaciones –como Rosa Díez– o con los numerosos miembros de la vieja guardia del PSOE con los que se puso en contacto. Hasta que in extremis surgió el nombre de Ramón Tamames, exdirigente del PCE, del que Vox espera aún el sí definitivo para convertirse en el candidato de esa moción. A lo largo de esta semana se conocerá su decisión, según explicaron a este redacción fuentes de su entorno.

Pero el nuevo Ciudadanos está ahora en otra estrategia y ha decidido desmarcarse de la postura mantenida por Arrimadas. La propia Guasp reconocía en una reciente entrevista con elDiario.es que se trata de un “cambio” claro en la posición del partido respecto a la iniciativa de Vox. “La situación no es la misma que había hace unos meses. Yo estoy convencida de que lo que necesitan los españoles no es solo echar a Sánchez, sino un gobierno mejor y, desde luego, no va a venir de la mano ni de Vox ni de Tamames”, sostenía.

La satisfacción del sector crítico

La portavoz nacional de Ciudadanos aseguraba en la misma entrevista que la decisión de votar en contra de la moción “está tomada por la dirección del partido con los compañeros del Congreso”, pero diversas fuentes del grupo parlamentario coinciden en asegurar que, a pesar de que les parece “muy bien” ese cambio, el tema no se ha hablado “nunca” dentro del grupo, que hasta la fecha ha mantenido una única reunión con el secretario general del partido, Adrián Vázquez. “Fue la semana pasada, de forma semi telemática, y hablamos de lo que queríamos hacer cada uno y de cosas internas de funcionamiento pero no del orden del día que había esta semana en el Congreso, ni mucho menos de la moción de censura de Vox”, sostienen los diputados consultados.

El entorno de Arrimadas por su parte asegura que Guasp no ha llamado a la expresidenta “para nada” ni se le ha preguntado “su opinión” sobre la moción de censura. Esas fuentes añaden que la portavoz en el Congreso considera que “la posición habría que fijarla una vez se registre” la moción de censura y no antes.

Desde el sector crítico no se oculta la satisfacción. Consideran que se trata de “una enmienda a la totalidad del discurso mantenido hasta ahora por Inés”, quien prefería una abstención dado que en el caso de que se materialice la moción contra Sánchez le va a costar justificar ante Abascal desde la tribuna del Congreso ese cambio de postura y defender ahora un 'no'.

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