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Pilar Muro, sin poder pasar página: Habrá justicia cuando encuentren a Publio

Pilar Muro, viuda de Publio Cordón.

EFE

Zaragoza —

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Pilar Muro, la esposa del empresario zaragozano Publio Cordón, secuestrado por los Grapo en Zaragoza hace este sábado 25 años, no puede pasar página, le cuesta conciliar el sueño y no cree que con el juicio y procesamiento de los terroristas que secuestraron a su marido se haya hecho justicia: la habrá, asegura en una conversación telefónica con Efe, cuando encuentren el cuerpo.

Publio Cordón fue secuestrado en Zaragoza el 27 de junio de 1995, momentos después de salir de su casa para practicar deporte en una zona residencial, junto al Canal Imperial. Justo en ese punto, en un banco del paseo en el que fue asaltado y que hoy lleva su nombre, una pequeña placa mantiene vivo su recuerdo.

Muro confiesa que a la tristeza de la desaparición de su marido se une la “angustia terrible” de no saber dónde está.

Detenidos, juzgados y condenados los ideólogos del secuestro, los captores y sus vigilantes en la casa de Lyon (Francia) donde lo recluyeron en un armario, Pilar Muro solo les pide que digan dónde está el cuerpo, porque “ellos lo saben” y “no lo quieren decir”. Y no lo hacen porque el relato de la historia de los terroristas en sus respectivos juicios no es verdad.

Los Grapo mantienen que Publio Cordón intentó escapar por un tejado, cayó al vacío y sufrió heridas que le provocaron la muerte, y que decidieron enterrarlo en el Mont Ventoux.

Su viuda piensa que aunque es probable que intentara escapar, lo que sucedió es que “le pegaron un tiro”, y por eso no quieren que se encuentre el cuerpo, para que no localicen las balas en él. Y mientras no se demuestre que fue un asesinato, lamenta, no se les puede acusar por ello, sino solo por el secuestro y por permitir su muerte.

“Prefiero no pensar en ello. Me amarga y me angustia”, dice Pilar Muro, quien insiste en que no se hará justicia hasta que no se localice el cuerpo y se juzgue a los criminales “de verdad”.

Apunta que se sigue investigando, pero que no conoce los detalles. Que hay aparatos “más modernos” y “precisos” para rastrear, que se han usado en el Mont Ventoux, pero sin resultado. Y es consciente de que “conforme pasan los años, más difícil es”. Solo le queda “rezar” para que, al final, alguno de los secuestradores hable.

Aboga por cambiar el Código Penal para dar respuesta a tantas situaciones como la suya, con familiares desaparecidos que no se dan por fallecidos. “Si soy viuda es porque Publio ha muerto, no porque esté desaparecido. Y si está muerto, quiero saber qué paso”, zanja.

Desde aquel 27 junio han pasado veinticinco años que la familia Cordón-Muro ha vivido sumida en la incertidumbre y en una “desazón continua”. Intentan no recordar, asegura Pilar, aquellos días del verano de 1995. No puede, lo pasa “mal” y aún tiene pesadillas relacionadas con aquellos sucesos.

Explica además que la situación de confinamiento por la COVID-19 y la soledad de muchas personas en el momento de su muerte le ha hecho revivir su propia historia. “Como nosotros, son familias que no se han podido despedir, que no sabían dónde estaban sus seres queridos fallecidos. Yo tenía un marido y no sé qué hicieron con él”, se lamenta.

Por Isabel Poncela

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