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“Una pequeña victoria” para la madre de Déborah, que declara 18 años después

"Una pequeña victoria" para la madre de Déborah, que declara 18 años después
Tui (Pontevedra) —

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Tui (Pontevedra), 10 sep (EFE).- La madre de Déborah Fernández, que desapareció cuando salió a correr y su cuerpo fue hallado diez días más tarde en una cuneta, ha declarado por primera vez pese a que hayan transcurrido más de 18 años desde aquel suceso que conmocionó a la sociedad viguesa y en especial a la familia de la chica.

Antes y después de someterse al interrogatorio en el Juzgado de Instrucción 2 de Tui, en condición de testigo, Rosa Neira ha señalado a los medios que para ella esto supone “una pequeña victoria dentro de este proceso tan largo”, porque por fin va a “poder decir lo que pensaba y lo que he vivido”, ha dicho.

“Pido justicia y saber la verdad, nada más”, ha proclamado una Rosa Neira visiblemente emocionada y a la vez molesta por haberse sentido todo este tiempo, ella y su familia, “desamparados y humillados”.

“Ha sido mucho tiempo, pero seguiremos remando. No vamos a bajar la guardia en ningún momento”, ha advertido Rosa Neira.

Ha afirmado que “no está sola”, sino que acudió hoy a declarar en el juzgado “de la mano de Déborah”, de sus otros hijos, de su marido y de “un montón de personas anónimas” que la están acompañando.

Y se ha quejado de “la mala investigación”, de una “instrucción infumable” y del mal entendido “espíritu corporativo” para encubrir “el mal hacer de atrás” porque no cree que haya “un crimen perfecto”, menos aún en el caso de su hija.

No en vano, es público y notorio el malestar de la familia Fernández-Cervera, que meses atrás denunció múltiples errores, omisiones, dilaciones y denegaciones de testimonios y pruebas solicitadas que, a su juicio, se han producido a lo largo de estos 18 años.

Errores que, según denuncian, atañen a los interrogatorios en sede policial, a las tomas de muestras biológicas, a las conclusiones de la autopsia -que no descarta del todo la muerte súbita- o a la tardanza en realizar pruebas específicas como el análisis del disco duro del ordenador de la chica o del tráfico de llamadas de su móvil, que, aseguran, desapareció en Comisaría.

En esta línea, uno de los abogados de la familia, Ramón Amoedo, se ha quejado de que “ni la policía ni ningún juzgado habían escuchado nunca” a la madre de Déborah.

A partir de esta declaración, solicitarán “diferentes diligencias de prueba” que consideran “imprescindibles para que se pueda llegar a conocer la verdad de lo ocurrido”.

Confía este letrado en que “ni el transcurso del tiempo ni una investigación desastrosa” por parte de la Policía, y una “instrucción nula” por parte de los diferentes jueces instructores, excepción hecha de la actual, “puedan servir de fundamento para no seguir adelante. Al revés, tiene que servir de fundamento para seguir investigando”.

Amoedo ha confirmado que un juzgado de Vigo ha admitido una denuncia contra un funcionario policial “crucial” en las diligencias de investigación, y que aguarda a su declaración para que pueda “aclarar determinadas contradicciones entre lo que refiere en años anteriores y recientemente”.

Ha recordado que esta declaración y “otras tantas diligencias” las habían solicitado en el juzgado de Tui que instruye la causa y que les han sido denegadas, y ha avanzado que insistirán en pedir más pruebas testificales.

“No vamos a parar”, ha advertido Ramón Amoedo, en vista de que ha habido declaraciones tomadas en comisaría de “personas conocedoras del caso” Déborah Fernández que han resultado “muy poco clarificadoras”.

“No es normal que cuando declaran en el juzgado quienes antes lo hicieron en comisaría les saquemos diez veces más de información. Nos llama poderosamente la atención”, ha aseverado.

En líneas generales, el abogado de la familia Fernández Cervera considera que “se puede hacer mucho más” porque “una instrucción está para llevar a cabo todos los actos de investigación, para interrogar a todas las personas que pueden aclarar algo”.

Más aún cuando “en otros asuntos absurdos se llama a declarar hasta el que pasaba por la calle y vio cómo atropellaban a un perro”.

Este letrado ha insistido en que cuando se investiga una desaparición o muerte, “las primeras personas a las que se interroga son del círculo cercano. Incluso hasta para excluir que familiares directos hayan tenido alguna intervención” en los hechos.

Por eso, ve “absurdo” que nunca hasta que la juez de Tui reabrió la causa se llamara a declarar, ni siquiera en sede policial, más allá de “conversaciones informales de cafetería”, a los padres y hermanos de Déborah, como tampoco a “la persona o personas que vieron por última vez con vida” a la chica.

“Algo más exigimos de lo que se está haciendo. Le duela a quien le duela”, ha manifestado Ramón Amoedo, quien ha añadido: “Hay elementos en el sumario más que suficientes para que esto siga adelante. Si esto se cierra, evidentemente lo expondremos, para ver si nosotros somos unos intoxicadores, unos locos, unos manipuladores o unos mentirosos”.

Preguntado por la reciente declaración de la complejidad de la causa, ha señalado que en teoría debería suponer “un empujón” a la misma, y que si sigue abierta es porque “por lo menos alguien piensa que hay la posibilidad de asesinato”, aunque ha recalcado que el tiempo apremia y cada vez están más cerca de cumplirse los 20 años para que prescriba este delito.

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