El 8M cambia en Sevilla las manifestaciones masivas por el recogimiento de una plaza, pero logra mantener su presencia en la calle
La manifestación que organiza la Plataforma 8M con motivo del Día Internacional de la Mujer tenía que haber cumplido en este 2021 los 25 años. Pero no pudo ser, la manifestación (el acto más multitudinario de los que se convocan en Sevilla) se tuvo que reconvertir en concentración para así cumplir con los requisitos de la distancia de seguridad. Si el año pasado acudieron unas 80.000 manifestantes y en 2019 superaron las 100.000, en esta ocasión han sido unos pocos centenares de personas (300 según la Policía, un millar según la organización) los que se dieron cita en un acto que tuvo su toque de intimidad.
La concentración, convocada bajo el paraguas del Movimiento Feminista de Sevilla, cambió la multitudinaria avalancha de las grandes avenidas por el recogimiento de la Plaza de San Francisco. Para cumplir con lo que marcan los dictados pandémicos, se colocaron cuerdas moradas en el suelo en las que cada dos metros florecía un lazo: ese era el sitio que había que ocupar. El resultado fue un ejercicio de contención y disciplina, un escenario que más parecía un tablero de ajedrez humano y que reforzaba así el contraste con la vibrante efervescencia de las manifestaciones de los últimos años.
Sin altos cargos
En esta ocasión no había ni ministras ni consejeras ni altos cargos, pero sí una curiosa y variopinta amalgama en la que mayores de la Plataforma Sevillana en Defensa de las Pensiones Públicas lucían sus camisetas junto a jóvenes de Izquierda Revolucionaria, que sostenían una pancarta en la que se garantizaba que ‘El fascismo no pasará’. Un poco más allá estaban las mujeres que reivindicaban un Sáhara libre, y más al fondo un pequeño grupo de banderas del PCE en perfecta formación.
Era un grupo más heterogéneo y también más tranquilo que el que a esa misma hora cortaba con gran bullicio la Barqueta y que por la mañana habían organizado el acto simbólico de rodear el Parlamento. Las consignas eran de un corte más bien clásico, de hecho el ambiente se activó coreando y palmeando el “8M, día de las mujeres” que se empezó a cantar por una megafonía nada estruendosa.
‘Bella ciao feminista’
Hicieron falta un par de intentos para que el ‘Bella ciao feminista’ (“esta mañana / me he dado cuenta / que hay que luchar, que luchar, que luchar char char”) sonara medio entonado, y ya que la cosa parecía funcionar, con ese tema se cerró el acto. Hubo también su versión de ‘El violador eres tú’, aunque la mayor ovación de la tarde se la llevó el recuerdo solidario con las compañeras de Madrid, a las que la Subdelegación del Gobierno prohibió manifestarse.
A diferencia del acto que se celebraba a no mucha distancia en la Barqueta, en la Plaza de San Francisco sí se clamó “por la abolición de la prostitución”, un mensaje que también se incluyó en el manifiesto que leyó María Reyes Jiménez, de Cerro Amate. Charo Luque, una de las históricas de la Plataforma 8M, iba micrófono en mano recordando a la concurrencia que mantuviese la distancia de seguridad, y es que una de las obsesiones era lanzar una imagen de pulcritud y orden para no dar que hablar a tantos que han clamado por la prohibición de todos los actos este 8M.
“Para la situación en la que estamos, la asistencia ha sido muy digna y comprometida”, resumía Charo Luque, que coincidía con muchas de las asistentes en la importancia de mantener la presencia en la vía pública este 8M pandémico. “Había que estar en la calle, no vamos a renunciar a ella sobre todo cuando la ultraderecha la está tomando”.
“En homenaje a tantas jóvenes, vamos a poner un hip hop”, se anunciaba antes de cerrar con la lectura del manifiesto y el ruego por megafonía de que la disolución de la concentración fuese “igual de escrupulosa” que el desarrollo en sí del acto. Todo fue tan tranquilo que hasta se bailó, pero sin salirse del lacito que, cada dos metros, indicaba dónde tenía que ponerse cada una.
El ambiente sí fue bastante más bullicioso en la otra concentración que, a la misma hora y convocada por Feminismos Diversos Sevilla, cortaba el tráfico en la Barqueta. También se apostó por la fórmula de la concentración frente a la manifestación para así garantizar las medidas de seguridad, tal y como ya ocurrió en el acto que por la mañana el mismo colectivo había llevado a cabo frente al Parlamento andaluz. La consigna era la misma: que el movimiento feminista se notase en la calle. Fue de una forma sencilla, nada que ver con las movilizaciones multitudinarias de los últimos años, pero el objetivo (con sus mascarillas y con su distancia) se cumplió con creces.
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