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DIARIO DE CAMPAÑA
Atención señora, ha llegado a su barrio el candidato (que además es el alcalde de Sevilla), no deje pasar esta oportunidad

Antonio Muñoz saluda a Manuel Miranda, que le dedicó unos versos.

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No recoge y entrega en su propio domicilio, como dice la retahíla del tapicero, pero casi. Un aspirante que en plena campaña para unas municipales se pasea por un barrio es un imán que atrae a los vecinos para contar los problemas de su calle, pero si a eso le añadimos que es el alcalde de turno, pues entonces las reclamaciones y/o peticiones se multiplican. No ha hecho falta espolear con la megafonía al grito de “atención señora, ha llegado a su barrio el candidato” para que al socialista Antonio Muñoz, alcalde de Sevilla que se postula a la reelección, le haya salido este martes clientela haciéndole encargos. Muñoz no tapiza sillas, sillones, butacas, tresillos, mecedoras, descalzadoras y toda clase de muebles y tapicerías en mal estado, pero el personal le ha puesto sobre la marcha una pila de deberes, sobre todo relacionados con el arbolado y la limpieza. Como recomienda el tapicero, no han dejado pasar esta oportunidad.

El escenario ha sido la barriada El Trébol, en Cerro-Amate, un distrito que para los socialistas no es cualquier cosa porque fue en el que un partido obtuvo el mayor porcentaje a su favor (un 54,59%) de los 11 que hay en la ciudad. En estos barrios es donde el PSOE sabe que se la juega el próximo 28M, así que toca pateárselos y dejarse ver, y en eso se ha aplicado un Muñoz que, entre besos y apretones de mano, ha encajado frases de manual –“hay que pelear hasta el último minuto”– y ha animado una y otra vez a ir a votar, consciente de que aquí hay que espolear la participación para contrarrestar la disciplina del votante del PP en los barrios más conservadores.

“Nosotros nos enfadamos y no votamos”, ha reconocido una señora en la puerta de la cafetería Loysan a propósito de los usos y costumbres del electorado progresista. En la calle Eva Cervantes, con la que se honra a una poeta sevillana, se ha instalado un pequeño stand con quincallería socialista y una gran foto del candidato, que aprovecha que al lado hay un quiosco de la ONCE para comprar un cupón y confesar al final qué número ha elegido, porque ya hay varios haciendo cola para llevarse el mismo. Es el 89, por cierto, y casi un centenar de peticiones o quejas le van cayendo durante el paseo: que si los barrenderos tienen que pasar más, que si hay un pino al lado de mi casa que cada vez está más inclinado, que si hay que podar más porque las copas tapan hasta las farolas...

“Muchas gracias por decírmelo”, replica Muñoz, que toma notas con el móvil a la vez que pone mensajes, le dice a alguien de su equipo que apunte o llama directamente a algún responsable para transmitir la queja o sugerencia vecinal. El candidato muestra cercanía (“hola, guapa”, saluda no pocas veces), se para a escuchar, reparte besos y lo da todo con las fotos, como con la señora que quiere la suya y se abraza a él sin ceremonias.

–¿Con abrazo?, pregunta el candidato con cautela.

–Pues claro, amor total.

Plan de barrios con inversión extraordinaria

Muñoz aprovecha la visita para hacer el anuncio electoral de turno, que es un plan de barrios con inversiones extraordinarias para su puesta a punto, reforzar los equipamientos y potenciar los servicios públicos, una iniciativa que enmarca en lo que ha dado en llamar la segunda descentralización de la ciudad. Esto va a conllevar un nuevo modelo administrativo municipal para reorientar las políticas hacia los barrios (“se van a erigir como unidad central”, garantiza) y así, remacha, convertirlos en el corazón de la vida económica, comercial, cultural o laboral de Sevilla. La iniciativa incluye el compromiso de generar una red de espacios de sombra y espacios peatonales de convivencia.

¿Y cómo encaja todo esto cuando se acaba de certificar, por enésima vez, que la ciudad tiene seis de los 15 barrios más pobres de España? “Tenemos que ser más ambiciosos e ir más rápidos” si se quiere “torcer este rumbo”, ha admitido, para lo que ha asegurado que se priorizarán inversiones desde el ámbito municipal, pero que “necesitamos el acompañamiento presupuestario” de la Junta de Andalucía y el Gobierno central para la transformación del espacio público y la rehabilitación de viviendas.

Lo de los barrios más pobres lo dice el Instituto Nacional de Estadística (INE), y otro organismo, el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), ha apuntado en su última encuesta que el electorado socialista no está especialmente activo. “Yo veo que las 11 agrupaciones del PSOE están bastante movilizadas y con muchísima ilusión”, contrarresta el regidor sevillano, que incide en la “activa” participación vecinal en unos actos de campaña por los que se están asomando “muchos militantes veteranos del partido que hacía tiempo que no veía”.

Esta campaña, por cierto, es la primera como cabeza electoral de Muñoz, militante desde 1983 y que ya fue concejal en los ochenta en su La Rinconada natal. El candidato se ve cada vez más suelto, cree que el ciudadano le va conociendo y reconociendo, se siente menos cohibido en los mítines aunque se confiesa poco mitinero y apunta que la campaña le supone una “motivación extraordinaria” porque “el foco nacional está en Sevilla”, por aquello de que aquí defiende el PSOE la capital más importante en la que gobierna en España. De paso, cuela que “Sevilla vive un momento histórico” y anima a votarle para que “no llegue un frenazo, que es lo que ocurriría si gobierna el PP”.

Tiempo de poemas

Hechas las declaraciones de rigor, se le acerca Manuel Miranda, trabajador de la Gerencia Municipal de Urbanismo ya jubilado, que le dedica unos versos en los que no ahorra elogios, incluido un “bendito sea el día en que llegaste de La Rinconada”. “Qué buen regalo de mañana, esto te da energía para todo el día”, le agradece el detalle Antonio Muñoz, al que el poeta del barrio ya le dio hace un tiempo una estampa del Gran Poder y otra de la Macarena. Tras saludar se marcha con su papelón de churros, que se le están enfriando.

“Esto es la vida misma, un baño de realidad”, confiesa el candidato ante la avalancha de peticiones que va recibiendo de los vecinos, entre ellas de Isabel Trabajo, “que fíjate el apellido que tengo”. “El nombre es muy bonito, como el de mi madre”, la lisonjea Muñoz, que confesará luego que nota un especial feeling con las señoras mayores. Parándose de comercio en comercio, el paisanaje le agradece ser escuchado (“lo que hace falta que ahora sea verdad”, le señalan) y él tira de ejemplo doméstico, comentando que la ciudad es como la casa de cada uno, en la que “siempre te falta algo por hacer”. Un señor, por su parte, se extraña de la presencia del regidor y entonces cae en que el domingo hay elecciones. “No te preocupes, que nosotras te vamos a votar”, le promete un grupo... de señoras mayores.

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