David Saldaña, nuevo decano de Psicología en Sevilla: “Deslumbrarnos con la tecnología puede tener un coste”
David Saldaña tomó posesión como nuevo decano de la Facultad de Psicología de la Universidad de Sevilla una semana antes de que arrancara el mes de agosto. El profesor imparte clases en el máster de Psicología de la Educación y en el de Necesidades Educativas Especiales y Atención a la Diversidad, y es coordinador y responsable de una línea de investigación dedicada a la Neuropsicología y Trastornos en la Cognición y Lenguaje en el programa de doctorado de Psicología.
Investigador principal en diversos proyectos del Plan Nacional I+D+i y de otros planes regionales relacionados con la comprensión de lenguaje en personas con y sin discapacidad, también lidera una investigación centrada en el desarrollo y adquisición del lenguaje en entornos digitales y dirige la Cátedra de Autismo de la Universidad de Sevilla.
¿Cuáles son los objetivos que se marca como nuevo decano de la Facultad de Psicología?
El eje del del programa que nos marcamos es reforzar la Facultad de Psicología como una comunidad de estudiantes, profesorado y personal de administración y servicios que trabajamos juntos y que, en muchas ocasiones, estamos viviendo cada uno en su mundo independiente y en realidad todos estamos compartiendo los mismos fines de docencia, de investigación y de transferencia. Se trata de impulsar la idea de un espacio inclusivo en el que reforzar el conocimiento mutuo que tenemos y, al mismo tiempo, reforzar de cara al exterior lo mucho que se hace en la Facultad. Básicamente, dar un sentido de unidad hacia dentro y hacia afuera, para que se nos vea también como un recurso para la sociedad y para que se cuente con sus distintos integrantes de cara a todos los retos sociales que tenemos por delante.
¿Cuáles son los principales retos sociales a los que alude?
La psicología es un campo variado, lo cual hace a veces que se perciba como que no es una unidad pero en el fondo sí. Podríamos hablar de la preocupación creciente que hay ahora mismo por todo lo que es la salud mental, que no es solo responder a retos como pueden ser los trastornos mentales en determinados momentos vitales sino trabajar por el bienestar de las personas en distintos momentos de su vida, o estar presente en aquellos contextos sociales más castigados por la desigualdad y por las dificultades sociales. Nosotros tenemos proyectos y presencia en los barrios de Sevilla donde los recursos no siempre llegan y donde la gente en general tiene menos accesos a posibilidades para desarrollarse como personas.
¿Percibe un mayor interés en los últimos tiempos por el campo de la psicología?
Sí, y empezando por la propia demanda que tiene como estudios, que es una manera de pulsarlo, y también por las demandas que se hacen a los distintos grupos de investigación en distintos contextos. Quizá un detonante haya sido la pandemia de la COVID 19, pero nos ha hecho tomar conciencia de que hay muchas personas que a lo largo de su vida, en distintos momentos, lo pasan mal y necesitan algún tipo de acceso a recursos y apoyos para hacer frente a situaciones difíciles que se encuentran. Eso es lo que notamos, a través de peticiones para asistir a conferencias, o a participar en proyectos de transferencia, y creo que hay una demanda creciente.
Hay una conciencia muy clara de que valorar el componente humano que tienen y saber cómo funciona es esencial en las administraciones públicas y en los servicios que prestamos
¿Y en algún otro ámbito además de la salud mental?
También creo que se valora cada vez más que el componente humano, el componente psicológico y el componente de las relaciones entre las personas son importantes en otros contextos como la gestión de organizaciones y empresas. También hay una conciencia muy clara de que valorar el componente humano que tienen y saber cómo funciona es esencial en las administraciones públicas y en los servicios que prestamos. Todos en el fondo son elementos psicológicos, por decirlo de alguna manera.
Pero los avances tecnológicos, y la inteligencia artificial en particular, parece que puedan ir por otro lado, ¿no cree?
Depende de cómo lo abordemos y depende de cuánto nos apoyemos realmente en lo que nos va diciendo la ciencia. En ese campo hay dos retos muy importantes ahora mismo, que son cómo incorporamos esa inteligencia artificial como un paso más en la inclusión de la tecnología en nuestras vidas y cómo lo vamos a incorporar específicamente al ámbito de la educación para aquellos que están formándose y creciendo como son los niños y los adolescentes.
¿Cómo cree que podrían desarrollarse estas cuestiones y cómo podrían afectar a la sociedad?
Estamos en una disyuntiva en general. Por un lado, podemos dejarnos guiar simplemente por el resplandor de la tecnología, que nos está trayendo cosas, recursos y herramientas espectaculares, y que tienen el potencial para facilitarnos muchísimo el trabajo y hacer nuestras vidas más sencillas, más agradables y más divertidas. Pero, al mismo tiempo, deslumbrarnos con la tecnología puede tener un coste y por eso hay que cuidarlo. Por ejemplo, el impacto sobre nuestra capacidad de mantener la atención, la concentración y el aprendizaje a lo largo de un periodo de tiempo más dilatado. Sabemos que eso impacta en los niños y en los adolescentes, pero también en los adultos.
¿A qué se refiere en concreto?
Creo que todos tenemos la experiencia de que antes nos sentábamos a leer un libro durante más de una hora y ahora eso nos cuesta más sin echar mano del móvil. Son ejemplos anecdóticos, pero para los cuales existe cierta evidencia. O la incorporación, sin medir bien, de tablets y ordenadores como herramientas únicas en algunos centros escolares, de lo que tenemos evidencia que no facilita la profundidad en la comprensión de lo que se está leyendo. Probablemente, la palabra fundamental aquí es prudencia: si somos prudentes y medimos, y ponemos los intereses de las personas por encima de los intereses económicos del dejarse deslumbrar, pues tendremos un avance importante en la humanidad. Si no tenemos eso en cuenta, estaremos ante un riesgo de desaprovechar una oportunidad.
¿Qué incidencia están teniendo estas cuestiones en uno de los ámbitos que viene investigando como es la Psicología del Desarrollo?
A largo plazo, no tenemos evidencias, pero sí sabemos que hay algunos impactos inmediatos y que la tecnología añade algunos factores adicionales de riesgo que hay que abordar. En ese sentido, por ejemplo, de cuánto hemos de incorporar la tecnología a la educación. Acaba de salir un llamamiento de la UNESCO para que no haya determinados recursos digitales, especialmente teléfonos o smartphones en las aulas. Como sociedad tenemos que pensar y darle una vuelta a eso.
Un niño que esté mirando un móvil en un bar mientras los padres están charlando no les está escuchando, no está interactuando con ellos, no les está mirando a la cara, y eso es fundamental durante los primeros años de desarrollo del lenguaje
Hay otros fenómenos, que existen pero que se adaptan y cambian, como por ejemplo el acoso escolar en entornos virtuales o en redes sociales, que las víctimas se lo llevan a casa y nunca puede dejarlo. Es un ejemplo de cómo una realidad se transforma y, en algunos casos, se pueden volver más complejas de abordar en un entorno tecnológico. O la importancia de la imagen en las redes sociales, sobre todos chicas, y el impacto que eso tiene en trastornos que se relacionan con la imagen personal y con la imagen corporal. Son llamadas de atención que no quieren decir que vayamos a una situación catastrófica como sociedad por la tecnología, pero que nos llevan a una situación en la que las personas son diferentes al igual que nosotros somos diferentes a generaciones anteriores.
¿Qué influencia están teniendo los entornos digitales en el desarrollo del lenguaje?
Aún se tienen dudas de cuánto pueden aportar esos entornos digitales para que los niños y niñas aprendan en sus primeras etapas a hablar y a desarrollarse. Pero sí hay una cuestión fundamental: el tiempo de interacción de niños pequeños y bebés con sus padres, con sus madres, con sus hermanos, es fundamental. Y las recomendaciones generales son que el teléfono móvil de la madre o del padre no es la herramienta principal de educación y de aprendizaje cuando son pequeños. Y eso lo debemos de tener claro, porque un niño que esté mirando un móvil en un bar mientras los padres están charlando no está escuchando a sus padres hablar, no está interactuando con ellos, no les está mirando a la cara. Todos ellos son elementos que sabemos que son fundamentales durante los primeros años de desarrollo del lenguaje. La recomendación es tener mucho cuidado y medir bien los tiempos y los momentos de exposición a eso.
Y ya por último nos gustaría que explicara qué es la accesibilidad cognitiva en la que también trabaja como campo de actuación.
Es un ámbito de intervención importante ahora mismo para hacer que todas nuestras administraciones, todos nuestros edificios, todos nuestros materiales, etc. sean más comprensibles para todo el mundo. Todo lo que tiene que ver con el lenguaje claro y con la lectura fácil no es solo una cuestión para las personas que tengan más dificultad de comprensión, sino que es un derecho ciudadano que aquello que nos afecta (sea política, sea legislación, sea ciencia) se represente de la manera más comprensible posible. Al fin y al cabo, estamos en una democracia y no se puede opinar sobre aquello que no se facilita que comprendamos.
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