El Premio matemático Vicent Caselles tiene nombre de mujer andaluza: cuatro investigadoras logran el galardón consecutivamente

Cuatro matemáticas andaluzas han sido premiadas en los últimos cuatro años

Carla Rivero

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El 'eureka' no existe. Es necesario aclararlo desde el principio, sobre todo después de hablar con las cuatro científicas que han ganado el premio Vicent Caselles a la investigación matemática. Las largas horas de estudio, los años dedicados y una fe inquebrantable en el esfuerzo arduo forjan el carácter de las jóvenes María de la Paz Tirado (premiada en 2021), María Cumplido (2020), Vanesa Guerrero (2019) y Marithania Silvero (2018), pertenecientes al Instituto de Matemáticas de la Universidad de Sevilla (IMUS). El orgullo es palpable y, al mismo tiempo, la incredulidad por encontrar al final de sus demostraciones la solución a los problemas que plantea cada una desde su disciplina: “Es un chute de energía para seguir con la carrera investigadora”.   

“Honor”, “alegría”, “satisfacción”, “reconocimiento” son palabras que se repiten entre ellas. El jurado de los prestigiosos galardones ha distinguido en los últimos cuatro años y de manera consecutiva a los miembros de la institución sevillana, además de a otros cinco seleccionados. El acento está en que son mujeres, andaluzas y jóvenes, lo que demuestra el gran porvenir que tiene la cantera, como dice Marithania Silvero: “Ojalá siga así para que muchas estudiantes andaluzas decidan tomar las matemáticas, en particular, y las ciencias, en general, como su futuro profesional”. Ahora bien, ¿a qué se enfrentan las estudiosas bajo el flexo o en las largas conversaciones que mantienen con sus colegas frente a una pizarra? 

Teorías, cuestiones abiertas y ¿aplicación? 

La más reciente de las ganadoras, María de la Paz (Sevilla, 1991), ha logrado el reconocimiento gracias a su contribución en la teoría algebraica de singularidades en característica positiva. Antes de entrar en pánico, la matemática lo explica: “Las singularidades son puntos dentro de una curva que son, en algún sentido, especiales, por ejemplo, puntos por los que la curva pasa varias veces o en los que hay un cambio brusco de dirección”. Por ejemplo, un 8. Cuando se dibuja el número se pasa dos veces por el mismo punto, es decir, la singularidad. Pues dentro de esta disciplina, estudia unos objetos, los módulos de las derivaciones integrables en el sentido de Hasse-Schmidt, que serán de utilidad “para entender las singularidades y encontrar nuevas invariantes”. El campo que analiza aún es incipiente, ya que se trata de “un concepto relativamente moderno e, incluso, hoy en día, desconocemos si poseen algunas propiedades que son básicas”. 

Mientras, María Cumplido (Córdoba, 1992) ostenta la satisfacción de haber resuelto un problema abierto desde 1980. Desde el campo de la Topología, la rama que se dedica a estudiar las propiedades de los cuerpos geométricos que permanecen inalteradas por transformaciones continuas, encontró una traducción genuina: “Mi investigación es un puente de unión entre el álgebra y la geometría”. El intercambio de información entre un área y otra se aplicará en la teoría de cuerdas, concretamente, en la organización de los grupos de trenzas o en el módulo Artin-Tits. “Ofrecemos una construcción que le interesa mucho al gremio, ya que se averiguan nuevas propiedades que ayuden a hacer avanzar la teoría de grupos; estas resoluciones se usan muchas veces para crear criptosistemas, donde hay un problema difícil de resolver, por lo que hay que verificar que sean seguros”.

"Es muy importante que la sociedad comprenda que, en la mayoría de los casos, para que exista la ciencia aplicada antes ha tenido que haber ciencia básica". (Marithania Silvero)

La siguiente por orden cronológico es Marithania Silvero (Huelva, 1989), quien refutó una conjetura enunciada en 1983 por el matemático Louis Kauffman, con quien colabora en la actualidad. La refutación también es noticia en la ciencia. Así, consiguió demostrar que las familias de nudos pseudoalternantes y la familia de nudos alternativos no eran iguales, al contrario de lo estipulado por el estadounidense. “Después de dar con la respuesta, tardé unos días en asegurarme; luego, se lo comuniqué a Kauffman. ¡Se alegró de que hubiera encontrado una respuesta a un problema de más de 30 años!”. Una aproximación para entender el concepto de nudo matemático es pensar en una cuerda atada, como la de los cordones de los zapatos, y unirla por los extremos. Ahora ese nudo, convertido en una curva cerrada, puede retorcerse o estirarse de muchas maneras, y todas ellas corresponden a nudos equivalentes para los matemáticos. Los resultados obtenidos en la Teoría pueden aplicarse al estudio de las hélices del ADN, aunque Marithania insiste en recalcar que “mi investigación en Teoría de nudos se enmarca en la ciencia básica, la que busca ampliar los límites del conocimiento, y es muy importante que la sociedad comprenda que, en la mayoría de los casos, para que exista la ciencia aplicada antes ha tenido que haber ciencia básica”.

Para los neófitos de la materia, Vanesa Guerrero (Sevilla, 1989) es la salvación. Más o menos. En la era del Big Data, las plataformas digitales generan cantidades ingentes de información, por lo que la didáctica es imprescindible para comprender los vastos archivos que genera la tecnología. Las gráficas de la Covid-19, los perfiles que crean las redes sociales de los usuarios y miles de cuestiones que están a la orden del día. La matemática combina entonces distintas técnicas para lograr plasmar grandes bases de datos en formas más simples, manejables, con el máximo rigor posible. “En mi caso, estoy enfocada al Análisis de datos y la Optimización de las matemáticas, así creamos herramientas para la visualización y comprensión de los datos que, gracias a las matemáticas, pretende ayudar a interpretar mejor la información”. 

Años para comprender y saber 

Dar una visión práctica es difícil puesto que las áreas en las que trabajan estas profesionales pertenecen a las matemáticas teóricas. Antes de buscar una “aplicación directa” prefieren reflexionar sobre la utilidad de generar conocimiento “porque sí”. “Mucha de la tecnología que tenemos está basada en las matemáticas de hace doscientos años y, en su momento, si se les hubiera preguntado a aquellos pensadores seguramente habrían dicho 'mire usted, no sé para qué sirve esto, pero me resulta interesante'; la cuestión es aumentar el conocimiento humano, como en la filosofía. Las preguntas nacen por el placer de saber”, resalta Cumplido.   

“En las películas lo ves muy fácil, ¿pero sabes cuántos falsos ‘eurekas’ tenemos? Después de escribir 40 páginas de demostración, ves que te has equivocado, o no, resulta que has encontrado un contraejemplo y lo vuelves a revisar mil veces antes de decir nada”, exclama. Hallar o no una solución a las hipótesis formuladas no se sustenta solo en mentes brillantes, sino en poseer “los ingredientes buenos, por así decirlo, para atacarla”: el lugar, la estrategia, la especialización académica, una conjunción de múltiples factores que permitan llegar a la conclusión. Por tanto, fomentar lo espontáneo, la brillantez de un segundo, lo tilda de “nocivo”: “Con ello, se alimenta la idea de que el matemático es un genio, lo cual revierte en las mujeres atendiendo al estereotipo de que ellas son trabajadoras, aplicadas, lo cual es verdad, pero que no tienen esa ¿chispa? Hay que incentivar otros modelos”. 

Ella es “hermana” de tesis de María de la Paz y compañera de despacho de Marithania. Todas, al explicar los hallazgos y recordar los largos caminos que han transitado, hablan en primera persona del plural. Es un sentimiento común debido a que, como recuerda Silvero, el apoyo y el intercambio de ideas es fundamental para proseguir e impulsar novedosos planteamientos. “Salir de tu burbuja y escuchar a otra persona puede abrir nuevas vías, más allá del trabajo que se realiza en solitario; ponerse delante de una pizarra es pensar y hacer que la ciencia sea social, ocurre cuando obtienes unos resultados y lo que hacen es mejorar las investigaciones del gremio”.     

María de la Paz prefiere tomárselo como un juego: “quizás es por eso por lo que me gusta”. “Primero, fijas el objetivo y te aprendes las reglas, es decir, piensas qué quieres demostrar y estudias los objetos y propiedades que puedan ser de utilidad. Luego, defines una estrategia para ganar, para obtener la demostración y la intentas seguir”. En mitad de la partida hay que barajar varias opciones, esperar y alargar la vista para no caer en la frustración: “Hay momentos en los que tienes la sensación de no estar avanzando en absoluto y, de repente, das con la clave que te da la demostración y ya has ganado, has conseguido los ansiados resultados”. 

Ese juego no deja de ser una compleja carrera de fondo que tiene como fin generar amplios debates y, a su vez, crear nuevos espacios favorables para el bienestar humano. “Las matemáticas sirven para modelar situaciones que, desde el punto de vista ético, fomenten una toma de decisiones sin discriminar grupos minoritarios”, resalta Guerrero. En la divulgación y difusión de sus descubrimientos se encuentra la ampliación de los derechos humanos de una forma u otra, desde la alfabetización de las cuatro operaciones básicas al acceso a Internet, hitos que repercuten en la sociedad.  

La ardua carrera de la investigadora

Las cuatro comenzaron en sus respectivas ramas debido a que escogieron a tutores de tesis que las orientaron en el camino. La clave está en escoger un tema “que no sea trivial, pero asequible para quien acaba de terminar un grado o un máster”. Es más, hay quien dedica sus primeros años de doctorando a analizar exclusivamente cuál es el campo del que debe obtener respuestas. Por ello, el trabajo al que se enfrentan suele ser una tarea titánica en la que invierten su vida y cuando se trata de investigación científica la piedra de Sísifo puede crecer hasta límites insospechados. 

En la actualidad, Silvero disfruta de un contrato dentro del programa nacional Juan de la Cierva Incorporación, y sus próximos proyectos implican estancias en el extranjero y colaboraciones con investigadores españoles, estadounidenses, rusos y polacos. De niña ya quería ser matemática y, aunque no piensa que haya sido perjudicada por ser mujer, reconoce que “habría que estudiar las causas por las que los resultados de las estadísticas son distintos para chicos y chicas, por qué hay menos vocaciones en las jóvenes y, a la vez, más abandonos en la carrera académica”. Mientras que a Guerrero le vino todo un poco por casualidad: “en el Bachillerato no sabía por qué decidirme y tuve dos excelentes profesores, de Matemáticas y Química, que me ayudaron a orientarme; luego, la beca de investigación del IMUS también fue gracias a que un amigo me animó”. Imparte clases en la Universidad Carlos III de Madrid con un contrato de cuatro años “intentando acumular méritos para poder pasar el proceso de acreditación de una plaza estable, pero es duro verse inmersa en todas las tareas burocráticas que apenas te dejan tiempo para investigar”. 

“Yo no me voy a mudar más”, esa es la declaración de intenciones de Cumplido. El momento que con más ilusión recuerda es haber terminado la carrera. Después de estar cinco años en Edimburgo y haber renunciado a un contrato precario en la capital madrileña, ha vuelto a la US con un acuerdo trienal que espera que entre en el programa de estabilización de la entidad académica. Su visión ha cambiado. “La situación en España es muy complicada, es difícil encontrar un puesto fijo hasta los 35 años o más, teniendo en cuenta que hay gente a la espera. Se habla mucho del talento joven, pero luego no tienes ninguna opción para quedarte. Si no encuentro nada, me dedicaré a otra cosa”, subraya. 

Una ecuación que entra en los planes de María de la Paz, a quien la pasión científica la encontró haciendo su primera demostración en Bachillerato. El premio Vicent Caselles ha sido un respiro de satisfacción. No obstante, duda de que “esto vaya a propiciar que la administración pública invierta más en investigación”. Lo más probable es que se vaya al extranjero, “aunque mi deseo sea quedarme aquí, pero es complicado obtener un contrato de investigación, existen muy pocas convocatorias y, normalmente, con muy pocas plazas para quienes se dedican a las matemáticas”. Tan solo con mirar el retraso que ha dejado en el limbo a miles de contratos FPU (Ayudas para la formación de profesorado universitario) o las acrobacias de varias universidades públicas de cambiar los fondos Margarita Salas por becas o “bolsas de viaje” para no cotizar se hace a la idea del embrollo nacional. A pesar de las dificultades, las cuatro matemáticas miran al futuro buscando nuevas cuestiones que resolver. 

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