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¿Por qué hay menos mujeres que hombres que se dedican a la ciencia? “Es un problema social y cultural”

Leonor Chico

Francisca Bravo Miranda

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¿Por qué hay menos mujeres científicas? Dentro del mismo Consejo Superior de Investigaciones Científicas, una Agencia Estatal para la investigación científica y el desarrollo tecnológico, sólo el 35% del personal investigador científico son mujeres. Y el 40% son científicos titulares. Las cifras caen aún más en el caso de los profesores de investigación, las mujeres sólo llegan al 26,5%. Sólo a nivel predoctoral entre el personal investigador se encuentran a niveles más igualitarios. Así lo señalan los datos de la Comisión Mujer y Ciencia del CSIC de 2020.

“Es un problema social y cultural”, explica Leonor Chico, doctora vinculada al Instituto de Ciencia de Materiales de Madrid del CSIC, profesora de la Universidad Complutense de Madrid y divulgadora de la iniciativa 'Ciencia a la Carta'. Reflexionamos con ella, en el Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia. “Estamos poco representadas, sobre todo a medida que se va progresando en el campo investigador”, asegura Chico, que se ha enfrentado a una semana muy ocupada en su papel de mujer divulgadora.

Al conocer a niñas en los colegios explica que es “interesante” o “curioso” ver a las alumnas en niveles primarios con el “mismo interés” y “por supuesto las mismas capacidades” que los niños a la hora de hablar de ciencia. ¿Qué pasa más adelante para que caiga el número de mujeres que deciden dedicarse a la ciencia? “Es muy preocupante. Nos preocupa que incluso a niveles no universitarios ya empieza a haber un alejamiento de las niñas de la ciencia, especialmente en disciplinas como la mía, que es la física”, recalca.

“Cada vez menos mujeres”

En España hay pocos datos, explica. Pero eso no significa que el problema no exista. “Cada vez entran menos mujeres en las carreras de Física en España. Y en otros países, como en Reino Unido, no entra más del 20% a las carreras. Es algo que no tiene sentido”, asegura. De este modo, explica que se crea una gráfica “en tijera”, es decir que empieza alta, en relación al interés científico, pero que luego se cruza y baja, en relación a la de los hombres. Sin embargo, en España, ya habla de una gráfica de “pinza”, porque “ni siquiera logramos que se interesen en las ciencias las mujeres en Bachillerato”.

“Lamento profundamente que no haya más mujeres interesadas en la ciencia. Y ya cuando llegamos al techo de cristal, como catedráticas o profesoras de investigación las cifras ya son muy desiguales”, asegura Chico.“En otras disciplinas científicas, las gráficas son quizás un poquito mejor, pero no llegamos a superar el 20%. Eso me parece muy preocupante”, recalca la doctora. Sin embargo, reconoce que se está haciendo un “esfuerzo enorme” para evitar este sesgo. “Lo que se está intentando es que haya mujeres que sean referentes, mentoras, modelos. El mensaje que tenemos que mandar es decir ”no estáis solas“.

En general, recalca, debe ser una labor de la sociedad entera el despertar y mantener el interés de las niñas y las mujeres en la ciencia. “Te da una visión del mundo estupenda, una perspectiva que toda la que quiera debe conocer”, señala. Y es que defiende que no se trata de un asunto de “capacidad”. “Intelectualmente no hay ningún motivo para alejar a las niñas y las mujeres de la física o la matemática. Tenemos mucho que aportar, no tiene ningún sentido que haya diferencias. No creo que la situación actual se deba a más que a un sesgo social, y por supuesto, en algunos casos del propio colectivo”, recalca.

“Afortunadamente esto va desapareciendo, pero tenemos que luchar. Todas las mujeres hemos visto situaciones en las que nos sentimos relegadas o dejadas aparte. A veces recibes una invitación a un congreso y no ves a ninguna mujer. ¡Pues yo puedo nombrarte veinte o veinticinco expertas! Por lo menos deberían mantenerse las proporciones que hay en cada profesión, y yo diría más, que hay que ir a un número alto. No hay ninguna razón objetiva para que haya menos mujeres que hombres en la ciencia”, concluye.

“Si en ciencia hay poca representatividad, en ingeniería aún menos”

Ruth Domínguez es doctora en Sistemas de Energía Eléctrica y docente de Ingeniería Eléctrica en Toledo. Su trabajo de investigación se ha basado en modelos de optimiación aplicados a la operación y planificación de los sistemas de energía eléctrica. En su equipo de investigación se desarrollan modelos de decisión para la integración de las energías renovables, vehículos eléctricos y la participación activa de los consumidores. “Si en ciencia hay poca representatividad, en ingeniería aún menos, sobre todo en lo que se corresponde con la investigación”, reflexiona la profesional.

Domínguez también participa en la iniciativa de divulgación de Ciencia a la Carta y decidió ser parte del proyecto precisamente porque veía que había menos alumnas en sus clases que cuando ella misma estudió. Ella terminó de estudiar en el 2007 y entonces de 40 alumnos, entre diez y doce eran mujeres. Actualmente, en sus clases de Ingenería Industrial, calcula que es una mujer por cada diez alumnos. “Y parece que la situación va a peor”.

“Ya en la ESO podemos percibir por dónde se mueven chicos y chicas y lo que lleva al final a que haya pocas mujeres en las ingenierías. Luego en los colegios, es verdad que ninguna niña dice que quiere ser ingeniera, aunque sí veterinarias o enfermeras”, recalca. De todos modos, también concede que la situación social ha cambiado “mucho” en los últimos años, y que cada vez se entiende más la necesidad de dar visibilidad a las mujeres y que su presencia ha cambiado “muchísimo” en los últimos años. “Ves a muchas mujeres en los programas de divulgación”, recalca.

Pero también señala que para cambiar la situación, no vale con la divulgación en los colegios, sino que hay que acabar con las ideas “arraigadas” que se pueden ver en casa. “Si una niña dice que va a estudiar ingeniería y su decisión se pone en duda, pues es algo con lo que no podemos luchar. Necesitamos apoyo de las familias y en este sentido todavía hay mucho que hacer. Muchos estereotipos que tenemos dentro, y que no nos damos cuenta. Hay que romperlos”, señala.

Pero el proceso de cambio es lento. “Nos va a tomar años, pero así es como cambiamos. Con actividades en colegios, institutos y la divulgación en general entre la sociedad”, explica. “Nosotras como cientifícas tenemos que ser un referente para las chicas, mostrando nuestro trabajo, porque claro que todas pueden”, concluye.

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