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Vecinos de San Jerónimo y Polígono Sur desconfían de los centros para personas sin hogar que planea el alcalde de Sevilla

Vecinos de Cerro-Amate y San Jerónimo se han reunido este lunes para coordinarse de cara a frenar el proyecto de los centros para personas sinhogar

Sara Rojas

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Los intentos del Gobierno de José Luis Sanz por calmar la inquietud que ha despertado entre los vecinos de San Jerónimo y Polígono Sur los nuevos proyectos residenciales para personas en situación de emergencia social han sido en vano. Aunque el alcalde de Sevilla y el delegado municipal de Barrios de Atención Preferente y Derechos Sociales, José Luis García, hayan insistido en que no se trata de albergues, sino de “centros resilientes para personas que se encuentran en un nivel avanzado en su proceso de inclusión social”, la alarma sigue encendida entre los residentes de estos “barrios humildes” para los que la palabra de los políticos “no tiene credibilidad”.

Lo dice Laura Cárdenas, representante de la plataforma Barrios Hartos que ha convocado este lunes una concentración de protesta en el distrito Cerro-Amate para manifestar su rechazo ante el anuncio de los dos centros para personas sin hogar que el Ayuntamiento pretende instalar en la calle Portobelo (perteneciente al Polígono Sur y colindante con el polígono Hytasa) y en la calle José Galán Merino (situada en el barrio de San Jerónimo, próxima a la sede de la Agencia Espacial Española y las naves de Renfe).

Los vecinos de este último barrio del Distrito Norte también han asistido al acto de protesta, pues comparten la misma postura contraria a los centros que el Gobierno local ha denominado “de resiliencia”. “No estamos en contra de los albergues para personas sin hogar, sino de que las políticas que estigmatizan los mismos barrios de siempre”, expone en ese sentido Pepe Boza, presidente de la asociación de vecinos San Jerónimo. En nombre de los vecinos a los que representa, se queja de que “no se invierta en políticas sociales que repercutan en la gente del barrio”, aun teniendo “muchas necesidades que no se están atendiendo desde hace 25 o 30 años”.

Un “caballo de Troya”

En ese sentido, José M. Mejías, uno de los vecinos que se está movilizando para frenar el proyecto de los centros residenciales en San Jerónimo, recrimina al Ayuntamiento de Sevilla que los últimos años haya realizado “inversiones en el barrio, pero no para el barrio”, es decir, “sin tener en cuenta las necesidades y reivindicaciones de los vecinos”.

Como ejemplo, alude a la instalación del CREA (ahora Agencia Espacial Española) o al controvertido “centro de resiliencia”, un concepto que los vecinos interpretan como un eufemismo que esconde un “caballo de Troya para instalar un centro de emergencia social”, similar al albergue ubicado en el barrio de la Macarena, donde las entidades vecinales llevan años denunciando problemas de convivencia, seguridad y limpieza en el entorno.

Desde el Gobierno de Sanz, en cambio, se asegura que “es un modelo totalmente diferente, que no tiene nada que ver con el modelo de macrocentro que hay actualmente instalado en la Macarena, heredado de los años 80”. La diferencia principal radica en su tamaño y su finalidad: “Estos centros no son de puertas abiertas, sino que son centros residenciales para un máximo de 25 personas que vendrán derivadas de los servicios sociales y en los que los residentes recibirán una atención personalizada que les permita dar el salto a la vida independiente”, matizó hace dos semanas el delegado de Derechos Sociales durante la presentación de los dos proyectos, destinados uno a “atender exclusivamente a mujeres víctimas de violencia de género o de trata” y el otro, “a personas convalecientes”.

Sin embargo, los vecinos consideran que la información que está compartiendo la administración local es “la mínima para intentar convencernos de que no es un centro como el de Macarena y que no van a degradar el entorno”, aunque, a sus ojos la propuesta del Gobierno del PP presenta “muchas lagunas e incongruencias” que lejos de tranquilizar –como pretendía José Luis García– “nos preocupa mucho más”, según traslada el presidente de la asociación vecinal de San Jerónimo.

Ni fe ni credibilidad en los políticos

El problema es que los vecinos no conceden “ninguna fe ni credibilidad a la palabra de los políticos” porque, dicen, llevan años contemplando cómo las promesas se quedan “guardadas en un cajón”. “Por mucho que digan que no es lo mismo, de la palabra del alcalde no nos podemos fiar porque ni siquiera cumple los compromisos que están puestos blanco sobre negro”, reprocha desde Barrios Hartos Laura Cárdenas, en referencia a la moción aprobada este verano para declarar situación de emergencia cuando se produzcan cortes de luz en periodos de altas temperaturas.

“Lo que pedimos es que se atiendan a las necesidades reales del barrio, que se vienen ignorando sistemáticamente”, lamenta en línea similar José M. Mejías. Este vecino de San Jerónimo se refiere a que “seguimos sin centro de día, teniendo una depuradora que nunca termina de cerrarse, hay gente que vive debajo de torres de alta tensión, el famoso Huevo de Colón está abandonado, la biblioteca se cae a pedazos y no tenemos servicio de pediatría”, entre otras muchas demandas.

Por esta razón, la plataforma Barrios Hartos ha aprovechado el encuentro para abordar “otros problemas como la suciedad, la falta de civismo y de medios por parte de las administraciones” en los barrios periféricos de la ciudad. “El Ayuntamiento tiene que cumplir con las promesas que llevan años sin ejecutar en los barrios humildes y empezar a instalar los centros de emergencia social en las zonas privilegiadas donde tienen mejores servicios”, propone Laura Cárdenas, quien considera a las personas que viven en la calle “víctimas del sistema en el que vivimos”.

“Queremos recalcar que no tenemos nada en contra de las personas que están en la calle, desamparadas y abandonadas porque son víctimas de la mala gestión del ayuntamiento”, continúa la portavoz de Barrios Hartos, quien afea que el Gobierno de Sanz destine los recursos a “vestir de mármol la Plaza Nueva”, en vez de en solventar las demandas y reivindicaciones de las barriadas más desfavorecidas.

Por todo ello, las organizaciones vecinales entienden que haya causado malestar e indignación entre los vecinos la intención de colocar dos centros para personas sin hogar en dos zonas situadas “geográficamente en los márgenes y socialmente insertas en un proceso de marginalización por parte del ayuntamiento”, según el diagnóstico de José M. Mejías.

Tanto es así que el presidente de la asociación de vecinos de San Jerónimo asegura que “desde que saltó la noticia, hay una preocupación importante en el barrio que está presente en cualquier conversación cotidiana”. De ahí que lleven semanas celebrando reuniones para organizar movilizaciones, recogiendo firmas en los establecimientos de la zona (ya rondan las 1.000 firmas) y coordinándose con otras plataformas vecinales como Barrios Hartos, con quien comparten intereses, aunque las reivindicaciones de cada una se ajusten a la realidad de sus zonas.

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