El Arzobispo de Atenas rechaza los cambios en el contenido de la asignatura de religión

El arzobispo ortodoxo de Atenas, Jerónimo, rechazó hoy los cambios introducidos por el Ministerio de Educación, a partir de este curso, en la asignatura de religión en primaria y secundaria, que estará enfocada más al conocimiento de todas las grandes religiones que a la enseñanza del catecismo.

“He leído el nuevo programa (de instrucción religiosa): es inadmisible, es peligroso... Hará daño a la educación, a la sociedad, a las relaciones de la Iglesia con el Estado”, declaró Jerónimo tras su reunión con la cúpula de la Unión Panhelénica de Teólogos.

El arzobispo de Atenas y cabeza de la conferencia episcopal de la todopoderosa Iglesia Ortodoxa de Grecia pidió además al primer ministro Alexis Tsipras “parar esta iniciativa personal (del ministro de Educación Nikos Filis)”.

Filis reaccionó en un comunicado asegurando que “el nuevo programa del curso de religión es fruto de tres años de estudio y de un largo diálogo con los teólogos, enseñantes y los representantes de la Iglesia”.

El ministro de Educación destacó además que “la elaboración de los programas escolares es responsabilidad del Instituto de Política de Educación (organismo dependiente del ministerio de Educación)”.

Filis recalcó asimismo que está listo para dialogar sobre cualquier tema con el arzobispo “en un marco de respecto mutuo del papel institucional distinto de cada uno”.

A inicios de septiembre, unos días antes del inicio del año escolar, Filis anunció en el Parlamento un cambio drástico en contenido del curso de instrucción religiosa, que hasta ahora era puramente un curso de catecismo ortodoxo.

A partir de este año, por tanto, dicha instrucción religiosa se enfocará al conocimiento de “todas las culturas cristianas”, de la ortodoxia, el catolicismo y el protestantismo, “así como de las demás religiones monoteístas, como el Islam y el Judaismo”, según describe el programa el boletín oficial del Estado.

Seguir el curso de religión, no obstante, es obligatorio para todos los alumnos, excepto para los que pertenecen a otra religión o cuyos padres aduzcan “razones de conciencia”, con la condición de que ambos padres firmen una declaración en la que expliquen estas razones.

Más de 95 % de los habitantes de Grecia se declaran cristianos ortodoxos lo que hace que la Iglesia ortodoxa del país tenga una enorme influencia a la vida política y cultural.

En el año 2000, una decisión del entonces primer ministro socialista, Kostas Simitis, de eliminar la mención de la religión de los documentos de identidad nacional provocó la reacción de la Iglesia, que respondió con manifestaciones multitudinarias en todas las ciudades griegas y consiguió más de cinco millones de firmas en contra la iniciativa gubernamental.