Alerta roja para las aves: casi cien especies españolas están en riesgo de desaparecer

Raúl Rejón

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Todos los indicios apuntaban a que España atraviesa un estado de alarma aviar, pero los datos ya están aquí: hasta 90 especies afrontan riesgo de desaparecer, según la última edición del Libro Rojo de las Aves recién completada. Son un 25% de las 359 variedades evaluadas por SEO-Birdlife.

España posee una riqueza de avifauna crucial en Europa. La Lista Roja, que incluye todas las especies con datos, y el Libro Rojo, que identifica las variedades en peor estado, son la herramienta para saber cómo está este patrimonio. Y la última edición databa de 2004.

La Sociedad Española de Ornitología ha analizado esas 359 especies de las que más de la mitad “presenta problemas” ya sea por haberse confirmado su extinción, vivir bajo amenaza o estar cerca de estarlo.

Los avisos estaban encima de la mesa. Los seguimientos de especies habían indicado ya previamente que un tercio de los 100 tipos de pájaros más comunes han perdido población en los últimos 30 años. El desplome suma más de 95 millones pájaros, especialmente, los que viven en el medio agrícola.

Ahora, el club funesto de las aves en peligro crítico está compuesto por 18 especies, algunas tan conocidas como el urogallo, el zarapito real o el alcaudón chico y otras tan huidizas como el avetoro.

La mayor proporción en este grupo lo componen las aves acuáticas y marinas: la aguja colinergra, las cercetas carretona y pardilla, la focha moruna, las pardelas tanto balear como, chica y pinchoneta, el arao, el porrón pardo, el fumarel, la gaviota tridáctila o el paíño pechiblanco. También integran esa lista negra el escribano palustre y el pinzón azul de Gran Canaria. Nombres que recordar, no vayan a desaparecer como el torillo, el ibis eremita, el zarapito fino o el halcón borní.

¿Qué les amenaza?

Las aves se ven afectadas por múltiples agresiones. Las que más las amenazan son las contaminación y la degradación de los ecosistemas. La más novedosa: la crisis climática que ha sido aquilatada por primera vez entre los peligros para la avifauna.

El cambio climático impacta sobre el 65% de las especies amenazadas. El aumento de los episodios meteorológicos extremos –como las borrascas o las sequías– pueden dañar severamente tanto a las poblaciones de adultos como a los pollos. La subida de temperatura global está achicando los hábitats donde pueden vivir las las aves de alta montaña. Se quedan, literalmente, sin casa.

La contaminación, que altera la vida de tres cuartas partes de ese listado de alerta, tiene muchas caras: el uso masivo de insecticidas y herbicidas en la agricultura intensiva, el envenenamiento por el plomo de la munición de caza, los hidrocarburos en el mar, los plásticos abandonados y la contaminación lumínica que impacta sobre las aves que sobrevuelan los mares.

También se ha reseñado la acción de las especies exóticas invasoras, especialmente dañinas en las islas. ¿Cómo actúan? “Depredan sobre los pollos y los huevos o expulsan a las variedades autóctonas al dejarles sin sustento”, cuenta el Libro. Además se corre el riesgo de “introgresión genética”, es decir, la introducción de especies de aves alóctonas emparentadas con las propias da lugar a cruces como les pasa a la pardela balear, la codorniz común o a la malvasía cabeciblanca.

Las otras amenazas principales son la industria agraria intensiva, las molestias humanas, las infraestructuras para la producción o transmisión de energía y la caza. Esta última “constituye una presión adicional para especies afectadas por otras causas”. Una suerte de último clavo en el ataúd. De las 33 especies de aves consideradas como cinegéticas en las órdenes de veda de las comunidades autónomas, 12 variedades han empeorado sensiblemente su estado de conservación desde 2004. Solo 11 taxones presentan buen estado de conservación, reseña el estudio.    

Blindaje legal débil

El análisis de conclusiones del Libro Rojo pone deberes a las administraciones. La principal es actualizar el Catálogo Español de Especies Amenazadas para que incluya a todas las especies en mal estado de conservación. “El 70% de estas variedades no cuentan con la adecuada cobertura legal”, indican los técnicos. El catálogo del Ministerio de Transición Ecológica solo admite las categorías de “vulnerable” y “en peligro de extinción”, el resto de especies se incorporan al Listado de Especies Silvestre de Protección Especial.

Un ejemplo que ilustra este aspecto fue la votación en la Comisión de Biodiversidad sobre el estatus de la tórtola europea. A pesar de contar con el aval del comité científico para declararla vulnerable –lo que impide automáticamente su caza–, la votación de las comunidades autónomas y el ministerio terminó en empate. No adquirió el nuevo nivel de protección.

Las especies que, analizan, más urgentemente deberían ser blindadas “por su nivel de amenaza” son la cerceta carretona, el paíño pechialbo o la gaviota tridáctila.