El beneficio de acaparar vacunas contra la COVID: los países ricos salvaron casi el doble de vidas que el mundo pobre

Las vacunas contra la COVID evitaron 19,8 millones de muertes en todo el mundo durante su primer año de aplicación, según un estudio publicado por The Lancet. Sin embargo, los autores señalan la gran inequidad en el acceso a la vacunas entre países ricos y pobres: si se hubieran alcanzado los objetivos que propuso la Organización Mundial de la Salud (OMS) de inocular al menos al 40% de la población de cada país con dos o más dosis, podrían haberse evitado otros 600.000 fallecimientos, asegura el informe.

“Nuestros hallazgos ofrecen la evaluación más completa hasta la fecha del notable impacto global que ha tenido la vacunación en la pandemia de COVID-19”, explica Oliver Watson, del Imperial College de Londres y autor principal del estudio. “De los casi 20 millones de muertes que se estima que se evitaron en el primer año después de la introducción de las vacunas, casi 7,5 millones de muertes se evitaron en los países cubiertos por [el mecanismo de donación de vacunas] COVAX. (...) Sin embargo, se podría haber hecho más. Si se hubieran alcanzado los objetivos establecidos por la OMS, calculamos que aproximadamente una de cada cinco vidas perdidas estimadas debido a COVID-19 en países de bajos ingresos podrían haberse evitado”, añade.

En el desglose por países se observa cómo todo este impacto, estas muertes no evitadas, está restringido a África y parte del sureste asiático. Congo, Nigeria, Etiopía, Pakistán y la India son los países donde más efecto podrían haber tenido las vacunas con cerca de 30.000 fallecidos evitables en cada uno de estos países, excepto Nigeria, donde se dispara hasta los 90.000, según se ve en el mapa. En menor medida, esta situación es extensible a algunos países de América Latina.

El 56% de la población tiene al menos una dosis

El 8 de diciembre de 2020 el mundo empezó a revertir el curso de la pandemia de SARS-CoV-2 con la aplicación de la primera vacuna a la población general. Durante los siguientes 365 días, calculan los autores del informe, la inoculación de los preparados evitó entre 14,4 y 19,8 millones de muertes en 185 países. La variabilidad en las cifras responde a qué datos sobre incidencia mortal de la COVID se consideren, si los confirmados mediante pruebas o el exceso de muertes detectado en cada país (este segundo se considera más fiable a nivel mundial porque hay países que no tenían sistemas fiables de detección de casos, aunque también los hay que no tienen un buen registro del exceso de fallecidos y otros, como China, que no lo quieren compartir).

Un año después de la aplicación de la primera dosis de una vacuna COVID, en Reino Unido, el 55,9% de la población mundial ha recibido al menos una dosis, explica el informe. Un 45,5% tiene dos pinchazos y apenas un 4,3% ha recibido una dosis de refuerzo (la segunda o la tercera inoculación en función de la vacuna recibida en origen). Este dato es, en global, superior al 40% situado por la OMS como objetivo para finales de 2021, pero esconde matices: mientras que el 45,5% es la media mundial, el brazo sanitario de la ONU se refería a un mínimo por país.

Y la media mundial oculta grandes diferencias entre países, advierten los autores del informe, que se muestran críticos con los países ricos y las empresas farmacéuticas en la gestión de las dosis: “Como resultado de múltiples retos, especialmente el suministro limitado de vacunas a COVAX (exacerbado porque algunos países han obtenido una gran proporción del suministro de vacunas mundial, porque las farmacéuticas no han cumplido sus obligaciones contractuales con COVAX y por retrasos imprevisibles en el abastecimiento de vacunas con ventanas de caducidad breves), muchos países de ingresos bajos y medios no han alcanzado este objetivo” de inmunización comunitaria, escriben.

El mapa mundial de la vacunación muestra efectivamente un acceso muy desigual a las vacunas en el planeta. El mapa (en el gráfico de arriba) se tiñe del verde oscuro que indica una alta dosis de vacunación en el llamado Occidente, mientras apenas pasa del blanco –muy pocas dosis inoculadas– en África y ciertos países asiáticos.

A este respecto es muy clarificador el retrato cuando se agrupan los países por renta: en los de alta y media alta los mayores porcentajes de vacunados se encuentran en la parte derecha del gráfico, que indica una gran proporción de inoculados, mientras en los de renta baja las grandes mayorías están sin vacunar.

Los autores del informe explican que tres cuartas partes de los casi 20 millones de fallecimientos evitados se achacarían a la protección directa que ofrecen las vacunas y el resto al círculo de virtud que se origina: la “protección indirecta” sube por la caída en la circulación del virus derivada de una mayor inmunidad general, lo cual redunda en una menor presión hospitalaria y posibilidades de atender mejor a los enfermos.

También especula el informe con la evolución de los diferentes momentos de la pandemia y dónde ha sido más notable el beneficio de las vacunas. Así, el estudio sostiene que la mayoría de las muertes evitadas en la primera mitad de 2021 fue en países pobres, “como resultado de la significante ola en la India que provocó la emergencia de la variante Delta”, sostienen. De ahí el beneficio pasó a los países ricos con la apertura de la movilidad, “que llevó a una mayor transmisión del virus”.

Pero en el global los países ricos han sido más beneficiados y el incumplimiento de los objetivos de la OMS ha evitado que se salvasen otras 600.000 muertes en todo el mundo, circunstancia que han sufrido especialmente los países con rentas bajas y medias, según el estudio. El 60% de estas muertes que se podían haber evitado pero no se evitaron (347.500 del total de 599.300) corresponden a estas naciones, ubicadas en su mayoría en África y en el Mediterráneo Oriental.

Gráficos elaborados por Ana Ordaz.