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Familiares y amigos de José Couso exigen un año más “investigación y justicia” frente a la Embajada de EEUU

David Couso, en el homenaje por el 13º aniversario del asesinato de su hermano, José Couso

Juanjo Carrillo Córdoba

Madrid —

Con motivo del 13º aniversario del asesinato de José Couso, varios centenares de personas se han reunido este domingo en Madrid frente a la Embajada de los Estados Unidos para exigir “investigación y justicia” por la muerte del reportero gráfico.

Al grito de “José Couso, crimen de guerra” y “Couso, hermano, nosotros no olvidamos”, los familiares y amigos esperan que se reabra un caso que quedó archivado en el año 2014 por la última reforma de la legislación relativa a la justicia universal. Como respuesta, la familia presentó un recurso de casación ante el Tribunal Supremo en enero de este mismo año, aún sin respuesta oficial. En caso de recibir una resolución negativa, mantienen su intención de llegar al Tribunal Constitucional o incluso al Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) de Estrasburgo.

“Nosotros lo tenemos muy claro, vamos a continuar exigiendo justicia, en la calle y frente a la embajada de los asesinos de periodistas. Hay una familia que continua con la dignidad muy alta”, ha afirmado el hermano de José Couso, David, en declaraciones a eldiario.es.

El propio David ha reivindicado que “los verdaderos políticos y mandatarios de este país son los que están con sus ciudadanos, cosa que no pasa a día de hoy”. Al hilo, el periodista Carlos Hernández, testigo del ataque y amigo de José, ha reclamado que las fuerzas del cambio se unan para suprimir la ley de “injusticia universal”.

La madre de Couso, Maribel Permuy, ve a “José reflejado en la gente que huye de las guerras” y que no comprende porque “no nos duele igual un atentado en Somalia o Pakistán que en París o en Madrid”. Permuy ha cerrado el acto afirmando que “solo nos queda vencer”.

Además de la actuaciones de la cantante Rozalén y la batucada Samba da Rua, y la participación de miembros de la huerta comunitaria José Couso, en la concentración se han visto rostros del panorama político como el propio hermano del cámara ferrolano y eurodiputado de Izquierda Unida, Javier Couso; su compañera de partido Sol Sánchez (diputada en el Congreso de los Diputados) y miembros de Podemos como Rafa Mayoral (diputado en la Cámara Baja) o Hugo Martínez Abarca (diputado en la Asamblea de Madrid).

El asesinato de José Couso

En la madrugada del jueves 20 de marzo de 2003, el ejército de los Estados Unidos iniciaba un ataque contra la capital de Irak, Bagdad. El lanzamiento de 40 misiles Tomahawk sobre objetivos concretos era la funesta evidencia que la Segunda Guerra del Golfo había comenzado. Una hora después de los ataques, el presidente George W. Bush comparecía en televisión asegurando que no esperaba “otro resultado que la victoria”.

Una semana antes del inicio del conflicto y con objeto de tenerlos perfectamente controlados, los responsables del Pentágono habían decidido ubicar a todos los periodistas presentes en Bagdad en tres únicos hoteles: Palestina, Al Rasheed y Al Mansur. Con el paso de los días, los dos últimos se quedaron vacíos puesto que su cercanía a ministerios, puentes o edificios públicos los convertían en un blanco militar “de libro” para ser bombardeados, según afirmaba el fallecido Gonzalo Jar Couselo, General de la Guardia Civil, Doctor en Ciencias Políticas y Sociología y perito en la vista oral por la muerte de José Couso.

Todos los medios de comunicación con reporteros instalados en Bagdad, facilitaron los datos de los alojamientos a sus respectivos ministerios para que se los hicieran llegar al Pentágono. Un hecho que evidencia que las coordenadas del hotel Palestina, el edificio más alto de la ciudad sobre el que se asentaba un inmenso cartel con el nombre del establecimiento, tenían que estar necesariamente en manos de la inteligencia militar norteamericana.

Cuando se aproximaba el mediodía del 8 de abril y ya se vislumbraba el final de la guerra —24 horas después, iraquíes y estadounidenses derribaban la estatua de Sadam Husein erigida en la plaza Al-Ferdaous—, en torno a 100 periodistas ubicados en el hotel Palestina observaron desde sus balcones como la 2ª Brigada del 3º Batallón, situada sobre el puente Al-Jumhuriya, abría fuego contra unos edificios situados a su izquierda, desde donde les hostigaban con ataques de Kalashnikov. Instantes después, uno de los carros de combate dispuesto sobre el puente, a unos 1.200 metros de distancia, giró la torreta en dirección del hotel y disparó un obús.

El lanzamiento del proyectil impactó en el piso 15, donde se encontraba el equipo de la agencia internacional Reuters y que desemboco en la muerte del periodista ucraniano Taras Protsyuk. José Couso, cámara de Jon Sistiaga por aquel entonces, se encontraba filmando para Telecinco en la terraza del piso inmediatamente inferior. El disparo del obús hirió gravemente al reportero ferrolano, por lo que Sistiaga y otros compañeros llevaron, a través de unas calles llenas de barricadas y una ciudad sitiada, a Couso al hospital.

El propio Jon Sistiaga comentaba que “las monjas caldeas que gestionaban el hospital nos dijeron que no podían hacer nada por él” agregando que “le pusieron suero, un sedante y nos enviaron a otro hospital para que le operaran”. Una vez allí, y después de diversas intervenciones quirúrgicas, el intento de los médicos por salvaguardar la vida de José Couso fue en vano.

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