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Madrid y Extremadura optan por el toque de queda más laxo a pesar de estar en riesgo alto

Mapa con los horarios del toque de queda

Marta Borraz / Victòria Oliveres

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Las comunidades autónomas están decidiendo en qué horario nocturno imponen la prohibición de circular por la vía pública. Es el llamado toque de queda, la única medida obligatoria contemplada en el decreto del estado de alarma declarado en toda España el pasado domingo. Aunque aún quedan algunos territorios por decidir, la mayoría ya lo han hecho y un total de nueve mantienen la franja propuesta por el Gobierno de Pedro Sánchez –de 23.00 a 06.00–. Sin embargo, se permite un margen de una hora por delante y otra por detrás que han aprovechado el resto: las más precavidas han sido dos, que han decidido adelantarlo a las 22.00 y seis lo han retrasado a las 00.00. Galicia y Andalucía todavía no han anunciado su decisión, por lo que se mantienen en el umbral del decreto.

Esto implica que del total de comunidades en riesgo alto o muy alto por la situación epidemiológica, según el nuevo semáforo de alertas aprobado por Sanidad la pasada semana, hay dos que han alargado la prohibición, y con ella el cierre de bares, al máximo permitido: son Extremadura y Madrid. Ambas están en el escenario 3, de acuerdo con los datos disponibles analizados por elDiario.es. Las dos superan el umbral de incidencia acumulada en 14 días de 150 casos, el 10% de positividad de las PCR y la ocupación hospitalaria con pacientes COVID del 10% de camas para agudos y el 15% de UCI. Madrid, de hecho, lo hace con creces y en este último indicador se sitúa en el 40%. Para hacer el cálculo, no se han incluido los datos de trazabilidad y de contagios en mayores de 65 años porque es información que no publica Sanidad. Estos parámetros podrían hacer que algunas comunidades subieran de nivel.



Junto a estas dos, hay en este mismo escenario, que el documento califica de riesgo “alto”, otros cuatro territorios. Catalunya ha optado por achicar el margen y ha impuesto el toque de queda a las 22.00, mientras que las otras tres (Andalucía, Murcia y Navarra) mantienen a día de hoy las 23.00, aunque la primera aún no ha hecho pública su decisión y podría cambiar.

Por encima de estas comunidades están las que se encuentran en riesgo extremo o “muy alto”, según la guía de Sanidad. Son Castilla y León, Aragón, Castilla-La Mancha y las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla. Ninguna ha elegido las 00.00 y todas prohíben circular a sus ciudadanos a partir de las 23.00 horas de la noche, salvo la primera que ha decidido adelantarlo una hora antes. Este nivel es el de mayor alerta epidemiológica e implica una incidencia acumulada superior a 250 casos por 100.000 habitantes en los últimos 14 días, de 150 si los infectados son en su mayoría mayores de 65 años, una positividad de PCR del 15%; y una trazabilidad de los casos menor al 30%. También una ocupación de camas de UCI por pacientes COVID del 25% y un 15% de camas convencionales.

El documento aprobado en el Consejo Interterritorial del pasado jueves establece cuatro niveles de riesgo: bajo, medio, alto y muy alto. Para saber en cuál está cada territorio, hay que evaluar varios criterios epidemiológicos y asistenciales sobre los que se establecen distintos baremos. Para situar en un nivel u otro a cada comunidad no hace falta cumplir con todos los criterios, sino que alcanzar al menos dos de los primeros y uno de los segundos es suficiente.

En el nivel de alerta más bajo (nivel 1) están Canarias, que el estado de alarma excluye de la prohibición del toque de queda, La Rioja y Asturias. Esta última ha decidido imponerlo a las 00.00, pero cierra la hostelería una hora antes. Esto es así en algunas comunidades, que deciden así limitar la actividad en bares antes que la circulación en vía pública. Es el caso también de Cantabria, que está en el nivel 2 de alerta. En este escenario le acompañan otras cuatro comunidades: Euskadi y Galicia, que limitan la circulación a las 23.00, y Baleares y la Comunitat Valenciana, que como Cantabria ha optado por las 00.00, pero en estos casos cierran bares y restaurantes también a esa misma hora.



La importancia de una hora arriba, una hora abajo

El toque de queda estará vigente, como mínimo, hasta el próximo 9 de noviembre, durante 15 días, según establece el estado de alarma. Después, cada territorio decidirá si lo mantiene o no, o si lo modifica. Hasta entonces no sabremos exactamente el impacto exacto que tiene en la reducción de los contagios, explican voces expertas, que no obstante aluden a que es una medida útil pero que por sí sola no doblegará la curva. Daniel López-Acuña, exdirector de Acción Sanitaria de la OMS, considera que es eficaz “en la medida en que está destinada a reducir la interacción y los contactos” y está especialmente dirigida al ámbito del ocio nocturno y las reuniones entre no convivientes en bares, restaurantes o domicilios, focos importantes de contagios. No obstante, alude a que “la evidencia la tendremos en las próximas semanas”.

El texto del decreto del estado de alarma justifica la limitación en el mismo sentido y apunta a que en la actividad nocturna “se ha observado un relajamiento importante” de las medidas de seguridad y provoca “buena parte de los encuentros de riesgo”. Por ello, considera el Ejecutivo, es “una medida proporcionada con un potencial impacto positivo en el control de la transmisión”. Aproximadamente el 30% de los contagios asociados a brotes se producen en el ámbito social, pero no se especifica la hora. No obstante, los expertos consideran que la diferencia entre establecer el toque de queda a una hora u otra no es menor, y sí podría tener cierto impacto: “Hay menos contactos si se pone a las 22.00 que si se pone a las 00.00. A esta hora ya más gente se ha ido a dormir, así que se reduce la efectividad. Francia ha elegido las 21.00, yo entiendo que aquí los ritmos son diferentes, pero lo ideal sería que más lo hubieran puesto a las 22.00 porque hay más posibilidades de reducir contagios”, argumenta López-Acuña.

Coincide Pedro Gullón, miembro de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE), que explica que las 00.00 es una hora que focaliza la medida mucho más en las fiestas que puedan darse de madrugada que a las 22.00. Con este último horario, las autoridades sanitarias “están intentando cortar la actividad que tiene más que ver con las cenas”, por lo que el impacto puede ser más amplio. De hecho, la organización empresarial de hosteleros Hostelería de España, formada por más de 300.000 establecimientos, ha iniciado una campaña para pedir a la ciudadanía que “adelante” los horarios de las cenas a las 20.00 horas para “apoyar a la hostelería de tu ciudad”.

No perder el foco de otras medidas

Con todo, todos los expertos coinciden en que a la medida del toque de queda deben acompañarla otras muchas que se han demostrado eficaces para controlar la expansión del virus, a pesar del peso político y mediático que ha tenido esta en las últimas semanas. Fernando García, miembro de la asociación madrileña de Salud Pública, urge a no perder el foco y directamente la califica de medida “efectista, llamativa y espectacular” sobre la que muestra dudas en cuanto a “la efectividad añadida a medidas menos lesivas, como la prohibición de reuniones de más de seis personas”. Esta, sin embargo, se ha quedado en recomendación en el decreto del estado de alarma, aunque ya hay varias comunidades que lo han implantado. Otras, como Navarra, han ido más allá: directamente ha prohibido los encuentros de no convivientes.

El epidemiólogo cuestiona, además, el enfoque de que las interacciones sociales nocturnas “son la principal causa de propagación de los contagios” porque “no hay pruebas de ello, entre otras cosas porque no se estudian lo suficiente las cadenas de contagio” y lamenta que el toque de queda sirva “para culpar al chivo expiatorio actual: los jóvenes”. Al igual que sus colegas, García reclama que “no se desvíe la atención de otras medidas” necesarias y que están incluidas en el acuerdo que sirvió para aprobar el nuevo semáforo de umbrales, aunque solo como recomendaciones, y pide que se refuercen las capacidades estructurales de Atención Primaria, rastreo, aislamiento, un mayor número de pruebas o ayudas sociales, entre otras. Aún así, afirma que el hecho de que los toques de queda se dirijan a “impedir las reuniones entre no convivientes, en sí ayuda a frenar la propagación”, pero avisa de que hacerlo entre las 00.00 y las 06.00 “es poco eficaz”.

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