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Las migrañas no son un problema emocional de las mujeres

Foto: Carlos Quesada Sánchez

Teguayco Pinto

“A escala mundial, las cefaleas han sido subestimadas, se conocen mal y no reciben el tratamiento adecuado”. Así de contundente se muestra la Organización Mundial de la Salud sobre un mal que afecta a millones de personas en todo el mundo, tanto a hombres como a mujeres. Sin embargo, el relativo desconocimiento que hay sobre las migrañas no impide, o incluso propicia, que se hayan establecido toda una serie de mitos sobre ellas, como que se da más entre mujeres por una supuesta debilidad emocional.

Decir que las mujeres tienen más migrañas por debilidad emocional “es falso y es inmoral”, asegura a eldiario.es Arturo Goicoechea, especialista en neurología y autor de varios libros sobre el tema. Según este neurólogo, “el paciente es una víctima que no interviene en la generación de la migraña” y “buscar relaciones entre la cefalea y elementos psicológicos no conduce a nada y lo único que hace es generar más mortificación”.

Goicoechea asegura que es necesario tener en cuenta la valoración que hacen del dolor femenino tanto los profesionales, como la población en general, ya que “en ocasiones se producen todo tipo de interpretaciones injustas, que rayan en actitudes machistas que deberían ser combatidas”.

Una enfermedad que genera incomprensión

Al igual que Goicoechea, la neuróloga Patricia Pozo también considera que es posible que se dé un trato desigual a la hora de tratar el dolor, ya que “a los hombres no se les pone tanto en duda cuando sufren”. Pozo, que es Coordinadora del Grupo de Estudio de Cefaleas de la Sociedad Española de Neurología y jefa de la unidad cefaleas del Hospital Vall d'Hebron, asegura que la migraña es una enfermedad incomprendida, “primero porque afecta más a las mujeres y segundo porque es invisible y puede parecer que te lo estás inventando”.

“Es una situación invalidante y mortificadora, pero que no siempre es aceptada por los allegados, lo que hace que sea una situación bastante desesperante, que a veces se vive en cierta soledad e incomprensión”, afirma Goicoechea.

Un recurso defensivo del organismo

La migraña forma parte de los recursos defensivos del organismo y cuando aparece una crisis es porque el cerebro considera que existe alguna amenaza física, ya sea externa —cambios de tiempo, exceso de luz…— o interna, como cambios hormonales. “Es como si en una casa se activara la alarma cada vez que alguien come algo, o cuando cambia el tiempo, en lugar de cuando hay intrusos”, explica Goicoechea. Básicamente “el cerebro migrañoso es más sensible a los cambios”, afirma Pozo.

Las migrañas afectan a casi un 20% de la población mundial, de los cuales aproximadamente un 80% son mujeres. “Durante muchos años se hicieron estudios genéticos para ver si los genes relacionados con las hormonas femeninas predisponían a tener más migrañas y nunca se encontró nada”, explica Pozo. Hoy en día se considera que los cambios hormonales que se producen durante la ovulación y la menstruación pueden ser desencadenantes de las crisis de migraña, lo que podría explicar, en parte, la alta prevalencia en mujeres.

Sin embargo, Goicoechea asegura que dichos cambios “pueden ser un factor facilitador pero no determinante” y defiende que existen “múltiples factores, no solo biológicos, sino también sociológicos y culturales”, que pueden hacer que las mujeres tengan mayor propensión a las migrañas.

Controversia sobre las causas

Las causas de las migrañas aún son objeto de debate científico, aunque la posición mayoritaria establece que es una enfermedad de origen genético. Sin embargo, existe una visión alternativa, defendida por Goicoechea, según la cual “la migraña no es algo con lo que se nace, sino que se aprende y, por tanto, puede desaprenderse”.

Este neurólogo defiende la idea de que “el cerebro humano no viene cableado de nacimiento, sino que está influenciado por el desarrollo y, por tanto, por la cultura”, y asegura que para el tratamiento habría que tener en cuenta los conocidos efectos placebo y nocebo, ya que “se sabe que las creencias pueden aliviar o generar dolor por expectativa y se debería aplicar este conocimiento en casos concretos”.

En cualquier caso, más allá de la controversia respecto al origen de esta afección, ambos neurólogos coinciden en que a menudo se confunden causas y desencadenantes, de forma que se culpabiliza a las personas que la sufren. “Hay que dejar claro que hay personas que tienen un cerebro predispuesto a sufrir cefaleas, tanto hombres como mujeres, y sus actividades diarias no pueden ser consideradas como causa de las migrañas”, explica Pozo.

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