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La paradoja del reparto de puestos MIR y la Atención Primaria: 200 plazas sin médicos y cientos de médicos sin plazas

Médicos Internos Residentes (MIR) protestan a las puertas del Ministerio de Sanidad en Madrid, este martes. EFE/ Javier Lizon

Daniel Sánchez Caballero / Arturo Puente

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Es la crónica de un desastre anunciado. Los médicos, sindicatos y también los futuros médicos lo venían advirtiendo desde hace un par de años y ha acabado pasando: por primera vez en muchos años el reparto de plazas MIR (Médico Interno Residente) no se ha completado. Han quedado 217 plazas sin cubrir (de las 8.188 que se ofrecían), según adelantó Redacción Médica.

La mayoría de estas plazas vacantes, 200 en total, son de la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria, la que provee de médicos a la depauperada Atención Primaria (AP), y principalmente se ha dado en Castilla y León, Catalunya y Extremadura. No se han quedado vacantes por falta de candidatos: 9.932 personas optaban a 8.188 plazas. Lo rural sufre.

¿Qué ha pasado este año entonces? Las fuentes consultadas no se ponen de acuerdo de forma unánime. Pero en lo que sí está de acuerdo todo el mundo es en que solo puede considerarse una mala noticia. La asociación Formación Sanitaria Especializada Unida (FSE Unida) señala al cambio del sistema de elección (adjudicación) de plazas que implementó el Ministerio de Sanidad hace dos años con gran polémica, al pasar de un sistema en tiempo real a otro en diferido por el que el aspirante pierde el control sobre la plaza definitiva que le tocará. La Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM) también esgrime este argumento y alude a la “chapuza” de que Sanidad no incluyera la posibilidad de hacer una repesca para recuperar las plazas.

La Organización Médica Colegial (OMC), entre médicos y administración, habla de “la dispersión geógrafica” en Castilla y León y Extremadura y las condiciones laborales, argumento que el Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina (CEEM) compra en parte porque el alumnado, durante las prácticas de la carrera, ve “las condiciones que hay en la AP”. El Ministerio no ha contestado a las preguntas de este diario, pero los MIR dicen que también apuntan a las condiciones laborales en la AP (responsabilidad de las comunidades autónomas) y que les señalaron a ellos como responsables (por no coger las plazas) durante una reunión del pasado viernes, mientras la OMC asegura que el departamento que dirige Carolina Darias está estudiando cómo solventar la situación.

¿Se van a perder las plazas?

Porque la previsión a día de hoy es que esas 217 plazas se pierdan para siempre, aunque hay versiones al respecto. En todas las convocatorias de reparto de plazas MIR se acaban quedando algunas desiertas cuando el aspirante que la ha escogido acaba renunciando a ella por la razón que sea. Son casos contados cada año, pero suceden, y esas plazas se pierden, no se pueden reasignar.

Sheila Justo, representante nacional MIR de la CESM, asegura que “la convocatoria es una chapuza y no recoge la opción de hacer segunda vuelta”, como sí sucedió en 2010 o 2011, cuando también se quedaron algunas plazas vacantes. “La mala gestión del proceso impide una solución dentro de la legalidad”, sostiene Justo, que acusa al ministerio de “tratar este procedimiento de asignación como un trámite administrativo, con una falta absoluta de interés en la calidad, la satisfacción o que se cubran las plazas o preocuparse por el sistema”.

Tomás Cobo, presidente de la OMC, asegura que le “consta” por haberlo hablado directamente con la ministra Darias que Sanidad está buscando la manera de recuperar esas plazas. “El ministerio está por la labor”, asegura, y explica que la afectación en caso de que se pierdan no es inmediata en el territorio que la sufrirá porque los MIR no atienden en solitario: están realizando su especialización y, aunque ya graduados en Medicina, siempre dependen de un tutor. El Ministerio no da ninguna respuesta.

Catalunya, la comunidad en la que se han quedado más plazas de médicos de Atención Primaria sin cubrir (71), ya le ha reclamado al Ministerio que realice esta segunda convocatoria, sobre la que aseguran que existe el antecedente del año 2014, cuando tras una nueva ronda se consiguieron cubrir la mayoría de vacantes, según ha explicado Montse Gea, directora general de Profesionales de la Salud del Govern.

El cambio de sistema

Aunque no unánime, sí hay cierto acuerdo en que como poco el nuevo sistema de elección de plazas ha influido en el resultado de este año. Aprovechando la pandemia, el Ministerio de Sanidad cambió en 2020 el método de adjudicación de plazas para los MIR. Hasta ese año, el proceso era sencillo: se juntaba a los aspirantes en la sede del ministerio en Madrid y, ordenados en función de la nota obtenida en el examen de acceso, iban eligiendo entre las plazas disponibles.

Por ejemplo, este 2022 Sofia Haselgruber, número 1 de la promoción, ha elegido Dermatología Médico-Quirúrgica y Venereología en el Hospital Virgen de las Nieves de Granada. En ese momento esa plaza desaparecía del listado de vacantes y le tocaba el turno al número 2. Según el sistema antiguo, este elegía justo después en tiempo real y sabiendo la elección anterior. Siguiendo con la lista real de este año, este número 2 escoge Neurocirugía en La Paz, Madrid. Esa plaza deja de estar disponible y le toca al tercero, que a su vez escoge en tiempo real sabiendo lo que queda. Y así hasta que se adjudicaban todas las plazas (siempre había más aspirantes que plazas).

Con el cambio de sistema la elección ha dejado de ser a tiempo real. Ahora el método es similar a la elección de un grado después de la selectividad. Cada médico tiene que hacer un listado de las plazas que le gustaría ocupar, por orden de preferencia, y entregarla antes del reparto. Cuando empieza al proceso, un algoritmo empieza a adjudicar las plazas por orden de nota, como antes. A cada persona le da la primera plaza de su lista que está libre cuando le toca.

En un principio Sanidad quería que todos los aspirantes entregaran su lista a la vez, lo que teniendo en cuenta que rozan los 10.000 a algunos les obligaba a tener tantas posibilidades introducidas en su lista como alto fuera su número: si te tocaba escoger el 5.676 y querías asegurar que se te asignaba algo tenías que introducir al menos 5.676 entradas por si se daba la inmensa casualidad de que todas las anteriores fueran escogidas antes. Después de mucho pelearlo, los MIR consiguieron que Sanidad los agrupara en tandas de 400 que se actualizan cada día para que las listas sean algo más manejables.

Los incentivos no funcionan en Catalunya

Todo es especulación. Laura Aguirre, portavoz de MIR de FSE Unida, explica que muchas personas hacen las listas “basadas en tendencias y elecciones históricas. Si yo por ejemplo quiero Medicina Comunitaria, tengo un puesto 8.000 y sé que históricamente en Cáceres se escoge entre el puesto 8.000 y el 8.500 pongo cuatro o cinco opciones porque sé que me va a tocar... Pero igual este año te tocan 30 por delante que quieren eso y te quedas fuera”, explica.

Y como el sistema solo adjudica, no pregunta ni da opción de cambiar nada, “te puedes equivocar sin saber siquiera que a lo mejor había otras plazas disponibles”.

Justo, del CESM, coincide en parte en esta visión, aunque destaca que “no se puede saber”. Señala que esta elección “a ciegas” no depende de la persona, lo que puede haber provocado que no se rellenaran las entradas suficientes en las listas. “Nadie rellena 370 plazas”, asegura.

Cobo, de la OMC, cree que la mayoría de las plazas que se han quedado sin ocupar son rurales en Extremadura y Castilla y León y que detrás de tanta vacante está “la dispersión geográfica” en parte. Para Catalunya no tiene tantas explicaciones: “Queda abierto a opiniones”, se zafa.

Precisamente, la catalana era la comunidad que más puestos ofrecía en AP. “Pese a las vacantes, finalmente hemos llenado 299 plazas en medicina familiar y comunitaria, una cifra que es mayor por ejemplo a la que ofrecía la Comunidad de Madrid, de 240 plazas”, explica. Lo que está claro que no ha funcionado es el sistema de incentivos que estableció la Generalitat según el cual se daban pluses a los residentes que optaran por la medicina familiar y por la enfermería de salud mental, además de mejorar la prima cuanto más se alejaran de la zona metropolitana. “En el caso de medicina familiar y comunitaria ha quedado claro que el sistema de incentivos basado sólo en el ámbito monetario no ha funcionado como se esperaba, y eso pese a que un residente en Catalunya podía haber sido el mejor pagado del Estado”, indica Gea. Por esta razón asegura que sus planes se encaminarán a trabajar junto a las universidades y los colegios médicos en prestigiar y hacer más atractiva una especialidad que, según destaca, “es la más cercana al paciente”.

¿Tienen culpa los estudiantes?

Lucía Nechifor, presidenta del Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina, coincide en parte con Tomás Cobo, presidente de la OMC, y entona un cierto mea culpa de los aspirantes. “Estas últimas plazas eran muy rurales, te puede tocar un pueblo de Zaragoza o Soria”, apunta, “y el estudiante que quisiera podría haber hecho una lista con 1.000 entradas” para asegurarse que se le tocaba una, aunque también reclama que se vuelva a la elección en tiempo real.

Esta estudiante considera que la situación laboral de la Atención Primaria, desmantelada en muchas comunidades autónomas durante la crisis, puede haber influido a los MIR. “Los alumnos lo vemos [durante las prácticas de la carrera] en la rotación de plazas”, alude a las condiciones. “También están saliendo en muchos medios y lo vemos por la tele”, cuenta. Laura Aguirre, de FSE Unida, tiene sus dudas con este argumento: “Llevamos años con la AP precarizada, incluso el año pasado era peor: había COVID, bajas, acumulación de otros pacientes sin atender por la pandemia... Y las plazas se ocupaban”, recuerda.

Cobo menciona la precariedad presente también, pero va más allá. “El problema es el contrato posterior a la formación especializada”, aventura. “Los médicos saben lo que les espera después de la residencia y su decisión puede verse afectada por las condiciones que espera (o que sabe que no tendrá) tras estos cuatro años”, apunta. En cualquier caso, recuerda, la OMC también exige que los bloques de elección de plazas, que ahora son de 400 personas, pasen a 50 o 100, “que te permite hacerte una idea bastante aproximada” de qué te va a tocar.

Solo hay perjudicados

En una cosa sí hay unanimidad. Lo sucedido no conviene a nadie. Al CESM le preocupan “los efectos sobre el sistema. Los profesionales vemos lo que está pasando, las derivas. Hay que renovar los programas formativos, mejorar las formaciones, la calidad... el tema retributivo es importante, pero no único. En Catalunya han incentivado con unos miles de euros para los residentes pero es la comunidad en la que más vacantes ha habido. La conclusión es que no es una cuestión de dinero”, asegura Sheila Justo.

Cobo, de la OMC, califica de “pena y drama para plantearse” que se pierda “la oportunidad de formar a 217 médicos”. Y mira al medio plazo: “En los próximos ocho años se jubilan 10.000 médicos y ya andamos con carestía en este instante, sobre todo en AP, pero también pediatría y anestesia. Vamos a ver cómo cubrimos estas plazas”, lanza al viento a la vez que recuerda que cada año se van de España unos 7.000 médicos y vienen de fuera otros tantos en una maniobra un tanto extraña.

Por último Laura Aguirre solo ve perjudicados: “Lo pagamos los opositores, pero también los hospitales, la AP y todos los usuarios de la Sanidad pública”, y pide trabajar “todos por el mismo objetivo, que es mejorar el sistema profesional de salud, que tengamos más profesionales formados, que las plazas no se queden vacías, que las comarcas rurales no se queden dependiendo de las capitales de provincias”.

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