Un polémico vertedero de basura tiene soliviantado a un pueblo santiaguino

La construcción de un polémico vertedero de basura industrial en Til Til, un pequeño municipio de las afueras de Santiago, tiene soliviantados a sus casi 15.000 habitantes, que han decidido plantarse para evitar a toda costa este proyecto, aprobado el pasado martes por el Comité de Ministros.

Til Til es un municipio situado a 61 kilómetros al norte de la capital chilena en cuyos sectores rurales pueden apreciarse pumas, gatos salvajes, águilas y cóndores.

Pero desde hace veinte años a esta parte, la población vive en condiciones insalubres debido a que en sus alrededores se han instalado dos vertederos de basura, una planta de aguas residuales, y una procesadora de carne de cerdo. Además, también acoge un centro penitenciario.

Y es en este municipio, donde se trata el 67 % de la basura que genera la Región metropolitana de Santiago, donde las autoridades han dado el visto bueno para la instalación de un relleno de residuos industriales que los vecinos consideran de “alta peligrosidad”.

El proyecto de la empresa Ciclo, situado a tres kilómetros del pueblo, recibirá desechos procedentes de una amplísima franja central del país que abarca desde el desierto de Atacama hasta la región de Biobío.

La planta recibirá todo tipo de residuos tóxicos, desde pilas de uso doméstico “hasta material radioactivo”, dice a Efe el concejal Luis Valenzuela.

Til Til ya alberga dos vertederos, plantas de carbón y acero, un criadero de cerdos, dos gigantescos relaves mineros, una industria de aguas negras y la cárcel de Punta Peuco, donde permanecen recluidos violadores a los derechos humanos durante la dictadura.

Los vecinos se quejan de que el pueblo se ha acabado transformando en “el patio trasero de Chile”, según testimonios recogidos por Efe.

A pesar de estar cerca de la capital, los habitantes de Til Til carecen de agua potable en sus hogares debido a un relave, como se denomina a las zonas con desechos producto de los procesos de concentración de minerales.

Este vertedero abandonado contaminó las napas subterráneas, motivo por el cual los vecinos reciben el suministro de agua de camiones cisterna y la almacenan.

Según los dirigentes de la comunidad, el poblado concentra la carga ambiental de más de 30 empresas contaminantes que “no aportan nada” al bienestar del pueblo.

“El porcentaje de contratación de mano de obra es mínima, no tributan en el municipio. También existe una serie de irregularidades”, detalla Valenzuela, quien agrega que en el municipio los niveles de toxicidad son “catastróficos”.

Según un informe emitido por el Colegio Médico de Chile, en Til Til muere en promedio más gente por causas respiratorias que en el resto del país.

“A todos nuestros problemas se suma ahora la decisión del Consejo de Ministros, que ha dado el favor a la empresa privada, que se lucra en perjuicio de los habitantes”, sostiene el concejal.

Til Til, el pueblo al que Pablo Neruda cita en una poema dedicado al guerrillero Manuel Rodríguez, vive hoy rodeado de rellenos sanitarios e industrias de tratamiento de residuos que provocan una permanente e insoportable pestilencia.

Los tiltilenses despiertan cada mañana con el tren que transporta 1.000 toneladas de basura desde la Región Metropolitana al vertedero de la empresa KDM, que “arroja líquidos percolados al camino”, denuncian en el pueblo.

Este hedor se combina con el procedente del criadero de cerdos Porkland, que impide a los vecinos de Montenegro, un poco más al norte, disfrutar de los espacios comunes cuando cae la tarde.

Sin embargo, el Consejo de Ministros de Minería, Medioambiente, Salud y Agricultura aprobó este martes la construcción de la planta de residuos industriales de la firma Ciclo.

A decir de la portavoz del Ejecutivo, Paula Narváez, el Centro Integral de Gestión de Residuos Industriales cumple con “los criterios establecidos por la institucionalidad”.

La autorización se dio “teniendo a la vista las reclamaciones que ha hecho la comunidad y los distintos actores”, aseguró la ministra Narváez, quien admitió que se trata de “un tema tremendamente complejo” y aseguró que el Gobierno entiende “las preocupaciones que hay en torno a la instalación de este relleno”.

Actualmente, el plan regulador de Santiago establece que las actividades calificadas de “peligrosas” deben llevarse a cabo en sectores de “interés silvoagropecuario mixto”. En la capital sólo hay dos de ellos.

Según la empresa Ciclo, que ofreció a Til Til un mínimo de 50 millones de pesos (unos 76.000 dólares) anuales para instalar esta planta, el lugar escogido ofrece “enormes ventajas comparativas”, como baja conductividad hidráulica, suelos rocosos estables, nulo riesgo de inundaciones y buena conectividad.

Sin embargo, los vecinos temen por su salud, especialmente la de los ancianos y niños, que son los más vulnerables a la contaminación por metales pesados del aire, el agua y los suelos que, aseguran, acabará por “hipotecar el futuro de Til Til”.