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Rescate en la 'finca del terror': animales abandonados entre cadáveres

Uno de los caballos muertos en la finca / ONG Refugio del Burrito

Mauricio Hernández Cervantes

“El olor era insoportable. Era devastador. Dos caballos estaban en un avanzado estado de descomposición. Había esqueletos y huesos de animales esparcidos por todos lados. Y en ese mismo ‘cementerio animal’ encontramos a otros atados, agonizando y famélicos, aún con vida, pero sin agua y sin comida”.

Así describe el equipo del Refugio del Burrito, una ONG dedicada a la protección de equinos, la escena inicial de lo que terminó siendo el rescate de unos animales que habían sido abandonados en la conocida como finca del terror de Bormujos (Sevilla). Atados y abandonados a su suerte. Sin agua, sin comida y en condiciones deplorables como consta en los informes del equipo de rescate y del veterinario.

Se trata del caso más grave de maltrato que esta organización ha presenciado. Todo comenzó con una llamada anónima el 1 de febrero. Ese mismo día, ellos, la guardia civil y un veterinario clínico se trasladaron al lugar indicado. Y la descripción del párrafo anterior corresponde a la primera impresión que tuvieron. Los esqueletos y restos de aquellos animales muertos por abandono se encontraban en habitáculos oscuros, entre chatarra, grandes cantidades de estiércol y heces de perros. “Mis compañeros tardaron en hacer las fotos con el móvil porque no podían creer lo que tenían enfrente”, comenta Verónica Sánchez, directora de la ONG.  Tanto en el parte veterinario como en el informe de la organización se destaca que “no hay rastro ni de pienso, ni comida, ni de agua”.

Además, encontraron con vida a tres burros, siete perros, ovejas y a una cabra, todos en igual estado de abandono. En ese “infierno” también se encontraba un caballo en condición de delgadez extrema y con una pata colgando (por una fuerte fractura). Pese a haber sido encontrado con vida, el sufrimiento que le producía esa irrecuperable extremidad, así como su condición famélica, lo habían condenado a una sola suerte: el sacrificio. Y fue esa misma noche.

Debido a cuestiones administrativas no fue posible incautar inmediatamente al resto, que quedaron en condiciones extremas a la espera de tener todos los permisos, ya que fue necesaria una autorización judicial.

Pese a la respuesta favorable del concejal de Medio Ambiente, no fue posible obtener el permiso en ese momento para llevar a cabo la incautación. Al sexto día desde que se había descubierto las condiciones de la finca, y ante la incertidumbre de la fecha de obtención del permiso, el equipo de Sánchez se movilizó hacia el predio con alimento, y una cisterna de agua cedida por el Ayuntamiento para asistir a los animales, que ya estaban en alto riesgo de inanición y deshidratación.

Pero al llegar se encontraron con que los equinos habían desaparecido. Solo estaban los perros, las ovejas, las gallinas y la cabra. Al parecer, el propietario, en un intento de evadir las pruebas que lo incriminasen, se había llevado a los animales famélicos del lugar, según relata la ONG. Al día siguiente se abrió una investigación policial contra él.

“Esos animales constituían la prueba del delito, por lo tanto se tenía que haber actuado de inmediato para evitar su desaparición”, comenta Sánchez, inconforme por la tardanza en el proceso para realizar la incautación en situaciones extremas como en este caso.

Otra llamada anónima dio aviso a El Refugio del Burrito de la ubicación de los animales desaparecidos. Un caballo lo tenía el vecino del presunto maltratador, y los burros estaban en una finca aledaña. Coincidió con la obtención del permiso para entrar en la finca y las autoridades procedieron a la incautación inmediata, siendo finalmente trasladados a Gaia, un santuario de protección equina.

Lorena Lozano, abogada del caso, indica que la situación del propietario de estos animales, por el momento, es de investigado, ya que se están haciendo las pesquisas para saber si se le imputa o no un delito de maltrato animal. De momento, se han pedido algunas medidas cautelares como la orden de alejamiento a las instalaciones del Refugio del Burrito y la tenencia y explotación de cualquier tipo de animales, entre otras.

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