León XIV frena el experimento de un Papa virtual con IA y denuncia que banaliza la figura papal: “No lo voy a autorizar”
La inteligencia artificial se presenta como un recurso capaz de replicar voces, imágenes e incluso personalidades humanas, aunque esa capacidad abre un debate complejo sobre los límites de la sustitución tecnológica. El caso del Papa se convierte en un ejemplo extremo, porque la figura pontificia está cargada de autoridad espiritual, tradición histórica y un peso simbólico que va mucho más allá de una simple representación digital.
Hablar de un papa artificial equivale a plantear un sustituto virtual de la máxima autoridad de la Iglesia católica, algo que no puede desligarse de las relaciones humanas reales ni de la autenticidad de la fe. Esa es la base del rechazo que León XIV ha expresado públicamente en más de una ocasión y que aparece recogido en su biografía.
Las propuestas de un papa digital despertaron un rechazo rotundo desde Roma
El propio pontífice explicó en una entrevista con la periodista Elise Allen que rechazó una propuesta para crear un “yo artificial” con el que cualquier persona pudiera entrar en una web y tener una audiencia digital con el Papa. En palabras suyas, “alguien pidió autorización para crear un yo artificial de manera que cualquiera pudiera entrar en esa página y tener una audiencia persona, pero esta inteligencia artificial contestaría a sus preguntas y yo dije no lo voy a autorizar”.
Ese rechazo se apoya también en la elección de su nombre. León XIV explicó que pensó en León XIII, el papa que a finales del siglo XIX firmó la encíclica Rerum Novarum sobre la cuestión obrera, porque quería mantener viva la preocupación por los trabajadores en un momento en el que la revolución tecnológica amenaza con una crisis laboral comparable a la que supuso la industrialización.
La advertencia no abarca únicamente a la figura papal. León XIV insiste en que la dignidad humana se expresa en la capacidad de trabajar, producir y sostener una vida con sentido. Según relató en el libro de Allen, “la vida humana tiene sentido por los seres humanos y por el encuentro, estar con los demás, crear relaciones y descubrir en esas relaciones también la presencia de Dios”. Por eso afirmó que “la dignidad humana tiene una relación muy importante con el trabajo que hacemos” y añadió que veía un “gran problema” si la automatización dejaba sin empleos a millones de personas.
El pontífice alerta de que la concentración de riqueza en manos de grandes inversores tecnológicos genera graves desequilibrios
Esa visión desemboca inevitablemente en críticas a quienes concentran recursos inmensos en el desarrollo de inteligencia artificial. León XIV señaló que “personas extremadamente ricas” invierten grandes cantidades en tecnología sin atender a las necesidades reales de la humanidad. Ese comentario tuvo eco inmediato cuando apareció otro pasaje del libro en el que cuestionaba la acumulación de fortuna de Elon Musk, lo que motivó una respuesta del empresario en la red X con una cita del Evangelio de Mateo.
Más allá de los debates económicos, el Papa ha sufrido de primera mano los riesgos de la manipulación digital. Entre los ejemplos que cita se encuentra un vídeo falso en el que se le muestra cayendo por unas escaleras, así como otras noticias generadas con técnicas de inteligencia artificial que circulan como si fueran auténticas. Para León XIV, esas prácticas son “perversas” porque confunden a la sociedad y trivializan la figura papal.
En ese contexto, León XIV aclara que la Iglesia no se opone a la tecnología y reconoce que la inteligencia artificial puede resultar útil en algunos ámbitos. Aun así, sostiene que la fe y la ciencia deben caminar juntas y que perder esa relación dejaría a la ciencia como “una cáscara fría y vacía que haría un gran daño a lo que significa la humanidad”. Lo que más le preocupa es que, si todo se reduce a algoritmos, el corazón humano quede oculto entre líneas de código.
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