Esto es lo que tienes que saber sobre cómo duerme tu gato
Que tu gato prefiera dormir apoyado sobre su lado izquierdo no es una mera cuestión de comodidad: es un reflejo de una adaptación milenaria. Un equipo de investigadores de Alemania, Italia, Canadá, Suiza y Turquía analizó 408 vídeos de hogares aficionados en YouTube y comprobó que dos tercios de los gatos adoptan esa postura. Lejos de ser una coincidencia, sugiere un patrón evolutivo significativo.
La clave está en la lateralización cerebral. Al tumbarse sobre el costado izquierdo, el campo visual izquierdo del felino queda despejado. Esa porción de la vista es procesada por el hemisferio derecho del cerebro (especializado en la detección de amenazas, orientación espacial y reacciones rápidas de escape). Así, al despertar, el gato puede “ver antes y actuar antes” ante cualquier estímulo riesgoso.
Estamos hablando de supervivencia: los gatos domésticos duermen entre 12 y 16 horas al día, períodos cruciales en los que permanecen particularmente vulnerables. Esta posición favorece una sensación de alerta inmediata incluso en plenos sueños.
Postura con propósito
Aunque parezca una frivolidad adorable, esta postura tradicional revela una estrategia cerebral: dormir del lado izquierdo protege y activa el hemisferio especializado en reaccionar frente al peligro. Una pequeña y sofisticada adaptación con raíces evolutivas profundas.
Lo fascinante de la lateralidad no se limita al descanso: también se detecta en cómo usan sus patas. Algunos gatos son zurdos, otros diestros, pero esta preferencia motora no guarda relación con la postura al dormir. Aquí, el sesgo es claramente cerebral.
Aunque estos gatos habiten hogares seguros, su cerebro mantiene estrategias cautelosas. Dormir en lugares elevados (otra costumbre habitual) y posicionarse estratégicamente al dormir son dos formas complementarias de mantenerse en alerta, incluso al dejarse llevar por el sopor felino.
Algunas publicaciones, como en la revista WIRED, destacan que este comportamiento nos ofrece una explicación sobre cómo los animales domésticos conservan instintos ancestrales. No solo se trata de sosiego, sino de una sofisticada coordinación sensorial cerebral diseñada para la seguridad.
Aunque queda más investigación por delante (los científicos aún desconocen si factores como la edad, el sexo, el estrés o el entorno influyen en la lateralidad), los hallazgos hasta ahora dibujan un patrón claro y recurrente.
Así que la próxima vez que veas a tu gato tumbado sobre su lado izquierdo, recuerda: no es sólo tu mascota durmiendo sobre la alfombra, sino un gesto que proviene de mil adaptaciones. En esa postura, incluso mientras duerme, su cerebro permanece medio despierto, listo para actuar si hace falta. Es instinto en estado de reposo.
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