El cementerio de esta localidad gaditana permite entrar a perros y gatos para que se despidan de sus dueños
Si a los seres humanos casi siempre nos ofrecen la posibilidad de despedirnos de alguien que ha fallecido recientemente, ese pequeño e íntimo momento que ayuda, en ocasiones, a empezar a transitar por el siempre complicado camino del duelo, quizás las mascotas, perros y gatos, sobre todo, también podrían necesitar ese momento cuando son sus dueños los que mueren, con los que no volverán a compartir paseos, juegos o momentos en el sofá.
Es lo que se han planteado en la localidad gaditana de Puerto Real, en la que han puesto en marcha el denominado ‘Protocolo Haru’, basado en estudios como el de la bióloga evolutiva de la Universidad de Harvard, Erin Hecht, para tratar de abordar la ansiedad y el duelo que experimentan los animales tras la muerte de sus seres más queridos. Con los que han compartido años de convivencia. De hecho lo que planteó en su momento Hecht es que a perros y gatos “la muerte de los dueños representa una separación definitiva que afecta profundamente, que genera respuestas hormonales y conductuales similares a las de los seres humanos”.
El proyecto, que encabezan el Ayuntamiento de Puerto Real y el Cementerio municipal San Roque de la localidad, consiste en permitir que perros y gatos puedan despedirse de sus dueños fallecidos en el interior de las instalaciones del cementerio mencionado. Y será una posibilidad que se regirá por el 'Protocolo Haru' que establece, por ejemplo, que los animales de compañía accederán al cementerio acompañados siempre por un responsable y bajo la supervisión del personal de la entidad. La ceremonia de despedida se realizará en un espacio privado y con un tiempo limitado, garantizando el respeto y la solemnidad del momento para todas las personas presentes.
La idea de los responsables es tratar de mitigar la sensación de ansiedad y tristeza profunda que sienten las mascotas, sensaciones por las que pueden llegar, incluso, a enfermar. “Además de atender a las familias en momentos difíciles, queremos tener en cuenta el bienestar de los animales que formaban parte de su entorno. Este protocolo es un paso más en la humanización y sensibilidad de los servicios públicos”, asegura la responsable del área de salud del consistorio gaditano, Virginia Mena.
“Con el 'Protocolo Haru' queremos ofrecer un apoyo real a las familias y a sus animales, evitando que estos sufran una sensación de abandono y facilitando una despedida digna y respetuosa para todos”, explica por su parte José Luis Ferrer, gerente de Cemabasa, entidad a la que pertenece el cementerio de la localidad gaditana en el que tendrán lugar esas ceremonias o momentos entre los seres fallecidos y sus mascotas como parte de una propuesta muy innovadora que ha sido muy bien recibida por la población.
Historias de incomprensión o falta de una explicación ante una muerte por parte de las mascotas hay muchas. El perro Hachiko esperaba a que su dueño llegara, cada día a la misma hora, a la estación de tren de Shibuya. Pero lo hizo también durante los nueve años siguientes de que su propietario muriera, pues no comprendió que había llegado el momento en el que éste no iba a aparecer nunca más.
El gato Haru
La propia Virginia Mena tuvo un gato que había sido abandonado anteriormente. La concejala explica que la esperaba cada día a que llegara a casa. Algo que le hizo pensar en qué haría ese gato o, mejor dicho, qué sentiría si ella no volvía a casa nunca más. Seguramente llegaría a la conclusión de que habían vuelto a abandonarlo. El nombre del felino es Haru, palabra japonesa que significa primavera y que la concejala aprovechó para bautizar la iniciativa.
La American Veterinary Medical Association (AVMA) señala que algunos de los síntomas más comunes entre perros y gatos que pierden a sus dueños son la falta de apetito, letargo, desorientación o comportamientos regresivos, muy similares a los de las personas. De ahí que desde el propio consistorio gaditano celebren que otras corporaciones hayan mostrado interés en replicar este modelo compasivo para los animales de compañía, iniciativa que también ha sido respaldada por asociaciones animalistas y colectivos de psicología, que la consideran un paso adelante en el reconocimiento del bienestar emocional de los animales.
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