El tsunami de Lisboa de 1755: la catástrofe que llegó a ciudades españolas como Cádiz, Huelva y Lanzarote

Estado actual del Arco Triunfal da Rua Augusta, después del terremoto de Lisboa

Raquel Sáez

31 de julio de 2025 09:16 h

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Los novatos de Lisboa van descubriendo sus calles empedradas, los miradores de la ciudad y los vestigios del arte manuelino, un estilo arquitectónico portugués que se desarrolló en el reinado de Manuel I. Sin embargo, los que pasean por las calles de la capital también reparan en las señales blancas y verdes que advierten a la población, locales y visitantes, de que se encuentran en una zona de peligro de tsunami.

A los lisboetas no les sorprende, porque no olvidan la catástrofe que asoló la ciudad el 1 de noviembre de 1755, una fecha señalada en el calendario por celebrarse el Día de Todos los Santos. Primero, un terremoto de una magnitud de 8,5 con numerosas réplicas. Luego, un tsunami que se levantó sobre la ciudad y que llegó a muchas otras ciudades españolas. Para acabar, varios incendios. Una combinación que arrasó con la urbe, que tardó décadas en recuperarse y en la que todavía quedan señales de esa destrucción.

Mucho más allá de Lisboa

Alrededor de las 9:30 horas, el suelo empezó a temblar en Lisboa por un terremoto de 8,5 grados en la escala de Richter, con epicentro a unos 240 kilómetros de la ciudad. Lo peor no fue el seísmo, sino lo que llegó minutos después. El movimiento provocó un tsunami que engullió la capital, entonces uno de los mayores centros comerciales del mundo. En poco tiempo, el agua entró por el estuario del río Tajo, arrasando lo que encontró a su paso.

El tsunami no se quedó en Portugal, sino que afectó a múltiples territorios y también a varias ciudades españolas, según recogen los documentos de la época y algunos estudios realizados posteriormente. Se extendió por el Golfo de Cádiz y el Atlántico Norte, registrándose en las costas nororientales de África, la costa noroeste de América e incluso en varias localizaciones repartidas por el Atlántico Norte.

Cádiz y Huelva fueron dos de las zonas más afectadas. En el caso de la ciudad gaditana, se calcula que hubo unos dos mil muertos e importantes daños materiales, aunque la devastación fue mucho menor que en Lisboa. La fuerza del mar sí arrasó con Conil, Chiclana, Sanlúcar de Barrameda y el Puerto de Santamaría. La costa onubense tampoco se libró.

Las olas también llegaron hasta Lanzarote, según ha comprobado un estudio liderado por la UNED. Los investigadores concluyen que la presencia de cantos rodados en la costa norte de Timanfaya son consecuencia de olas asociadas al tsunami de 1755. Se estima que las olas alcanzaron alturas superiores a 2,1 metros, acompañadas de velocidades de flujo superiores a 2,8 metros por segundo, suficientes para iniciar el movimiento de las rocas.

Terremoto, tsunami e incendio

Después del terremoto y el tsunami, se produjo un voraz incendio a causa de las miles de velas encendidas en las numerosas iglesias de Lisboa por el Día de Todos los Santos. El alcance fue tal que hoy en día pocos son los edificios que datan de antes de esa fecha. Sin embargo, aún se pueden visitar algunos como Convento do Carmo, un espacio en ruinas, pero que da cuenta de lo que se vivió en la ciudad aquel fatídico 1 de noviembre de 1755.

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