La Fundación Atapuerca intenta frenar la fuga de científicos de primer nivel

La Fundación Atapuerca intenta frenar la “fuga” de científicos que se está produciendo en los últimos años, en los que “se están marchando los nietos científicos de los directores de Atapuerca”, ha afirmado uno de los codirectores de los yacimientos, Eudald Carbonell.

Carbonell ha considerado que el refuerzo de las becas postdoctorales y convenios con universidades de dentro y fuera de España pueden ser fundamentales para frenar que se vayan “los mejores de los mejores” a universidades o centros de investigación de otros países.

En esa linea, la Fundación Atapuerca ha aprobado hoy dotar cuatro becas predoctorales y cuatro postdoctorales para otros tantos investigadores.

También acaba de suscribir un convenio con la University Colledge de Londres por el que esta universidad introducirá una asignatura específica llamada “Atapuerca: la evolución humana en Europa” que incluye en su currículum una parte que consiste en excavar en los yacimientos de la sierra burgalesa, declarados Patrimonio de la Humanidad.

En este momento, mantienen conversaciones con las seis universidades españolas que colaboran habitualmente con Atapuerca -Burgos; la Complutense de Madrid; Zaragoza; la Universidad del País Vasco; La Rovira y Virgili de Tarragona; y Alcalá de Henares- para que también autoricen créditos en algunas titulaciones para quienes trabajen en las excavaciones de Atapuerca.

La Fundación Atapuerca pretende armonizar el atractivo para los científicos españoles con el proceso de internacionalización,de manera que ha aprobado becas para trabajos de investigación de un científico portugués, uno iraní y otro de Eritrea.

Carbonell ha explicado que en los primeros años de Atapuerca los tres codirectores querían que todos los artículos sobre las investigaciones fueran firmados por científicos españoles para evitar que instituciones de otros países tomaran el control de este “capital científico”.

Sin embargo, ha considerado que esa etapa debe dar paso ahora a una presencia cada vez más internacional entre los investigadores, porque Atapuerca ya se ha convertido en un “fenómeno mundial”.