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Cuidado que viene el logo

Sundar Pichai, el ingeniero al frente de Google

David Sarabia

Se abre el explorador y aparece una mano borrando las letras de Google para después repintar las mismas letras con una cera de colores. ¿Cómo se llama la película? El día de la marmota. La compañía fundada por Larry Page y Serguéi Brin en 1998 parece vivir en un bucle constante, por eso de los cambios de look cíclicos a los que nos tiene acostumbrados.

Sin embargo, este parece diferente. Existe un toque naif, una “G” de colores que anuncia la transición del gigante multinacional del pasado al futuro. Y además en septiembre, ese mes en el que se empieza todo de nuevo, quizá por eso la mano del niño y las plastidecor con tonos dulces: vuelta al ejercicio con la mirada puesta en lo que va a venir. Un reboot en los caracteres después de 17 años mirando los mismos bordes implica una campaña de marketing de proporciones desmesuradas.

Desde la compañía dicen que “esta no es la primera vez que cambiamos nuestra apariencia” y añaden que “probablemente no será la última”. Pero la reciente creación de Alphabet les delata: lo que parece un cambio de aires, se convierte en una estrategia diferenciadora para poner a buen recaudo la marca Google y separar el hueso de la carne.

Alphabet salió a bolsa el 11 de agosto generando una reestructuración en la compañía y poniendo varios puntos sobre las íes: serían hasta ocho las empresas dependientes de esta, una de ellas llamada Google. Es aquí donde se produce el cambio, en la filial que ahora dirige el indio Sundar Pichai y que tuvo el lunes su primer cometido “importante”: presentar el nuevo logo.

Si nos ceñimos a los aspectos objetivos, la empresa de Pichai tiene algo menos de un mes de vida. Aunque no cotice en bolsa (o sí lo haga, pero incrustada en las acciones de Alphabet Inc.), la compañía nunca había sufrido un cambio de look tan “radical” como hasta ahora. Las letras se han suavizado, los colores se han aclarado ligeramente y la “e” final ha sido inclinada en lo que es una declaración (aunque encubierta) de intenciones. Una apuesta por lo “e” (que no por lo “i”) como factor diferenciador de un imperio frente a otro, una llamada de atención a todo el universo Android, ese que aúna teléfonos móviles, tablets, relojes, televisores e incluso automóviles. Un enroque bien ejecutado anticipando el futuro que se abalanza.

A cuatro colores desde 1999

Sin embargo, Google no fue siempre así. Hubo un tiempo en que el leitmotiv estaba constituido por dos botones, el de “Buscar” y el de “Voy a tener suerte”. Luego, la actividad se diversificó. Aparecieron Books, Mail, Maps, Chrome y en el 2006, el verbo “to Google” se registró como entrada en el Oxford English Dictionary. Los colores del buscador nunca cambiaron, las tipografías, tampoco. El lunes este aspecto se alteró por primera vez. Desde 1999 la compañía ha estado usando un tipo de letra serif (con filigrana al final) que ahora ha sido sustituida en pos de unos caracteres de tipo sans-serif, creados expresamente por la compañía de Mountain View y que han apodado Product Sans. No vaya al Word a buscarla: no existe. También han ajustado el espacio entre los caracteres y eliminado su marca de agua.

Aunque las letras se han redondeado y los colores se han suavizado, lo que no se ha tocado ha sido la paleta original de tonos. El rojo, el verde, el amarillo y el azul siguen siendo los colores corporativos de la marca allá donde esté. Ruth Kedar, la diseñadora del logo de Google desde 1999, contó en la publicación Wired cómo había sido ese proceso de creación que pasaba por ocho bocetos diferentes hasta alcanzar el que hasta el pasado día uno fue la seña de identidad de toda una generación -alias, Millennials-. Solo guardan relación los dos últimos, en los que se puede apreciar una “l” morada y una “g” roja. Según cuenta Kedar, Brin y Page se mostraron disconformes en torno al número de colores que debía de poseer la palabra. Al final fueron cuatro, quién sabe si por los colores de las piezas Lego con las que estaba “blindado” el ordenador original que usaron los dos empresarios al presentar su proyecto en la Universidad de Stanford. Por cierto que este primer logo llevaba una exclamación al final, al más puro estilo Yahoo!

El lado oscuro

Pero no todo es tan de color de rosa como parece. Mientras el nuevo look de Google aterrizaba en todo el mundo, en Bruselas, un despacho de abogados y una consultora presentaban casi al unísono la Plataforma para la reparación y la integridad de Google (Grip). “Se trata de convencer a la gente de que debe acudir a los tribunales para lograr una compensación ahora, sin esperar al veredicto de la Comisión Europea”, explicaba el fundador, Jacques Laffite. La multinacional californiana tiene causas pendientes por todo el mundo. Está acusada de monopolio, de ser anticompetitiva, de promocionar sus propios servicios cuando se buscan términos y un largo etcétera. La misma Comisión Europea (CE) ya acusó a la compañía de abusar “sistemáticamente” en las búsquedas al favorecer su producto y ordenó una investigación antimonopolio dirigida al sistema operativo Android.

Y hay más. En la India, la Comisión de Competencia también ha concluido en un informe preliminar que Google abusa de su posición en cuanto a búsquedas online se refiere y en su servicio de anuncios. Mayusha Anish, portavoz de la Comisión, dijo a EFE que “Google abusa de su dominio en las búsquedas y resalta en su buscador sus propias prioridades en detrimento de otras empresas”. Así, el diario The Economic Times, que ha tenido acceso al documento, afirma que Google da preferencia a sus propios servicios en las búsquedas. ¿Quién será el siguiente en ponerse a la cola de las demandas?

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