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La nueva fotografía es móvil

Cristina Barchi

Barcelona —

La fotografía ya no es lo que era. La más grande comunidad de fotografía de internet en el mundo, con 100 millones de usuarios-socios (Instagram), está compuesta –sobre todo– por fotógrafos amateur de móvil y online. Y ha llegado a esos números tan solo en dos años y medio de vida.

Es un sector del consumo que consume poco en material fotográfico pero que podría tener más fuerza de presión mundial que un país entero de votantes. En estos momentos ningún grupo de activistas, aficionados o groupies supera esta cifra. Y el sector de la mercadotecnia ya ha captado a autores que tienen 300.000 seguidores para intentar seducir a esos posibles nuevos clientes.

Básicamente la fotografía móvil (mobilephoto) consiste en compartir sin parar fotos capturadas con móvil y tratadas (mejoradas, embellecidas) con aplicaciones ultrarápidas del mismo móvil o de programadores de la misma comunidad, sin ni siquiera pasar por la pantalla del ordenador. Del móvil a la red en un instante. Sin palabras o textos.

Es como un twitter no literario sino visual y con la misma inmediatez que un tuit que se genera desde un móvil según la inspiración nos dicte.

Se fotografía con móvil pero no tiene identidad mobile si no se comparte lo antes posible. La fotomovilmanía se autodefine cuando las personas no pueden cerrar el día sin haber hecho una instantánea de lo que comieron o de sus nuevos gadgets o zapatos y lanzarlo a la red. Es decir, un diario visual y multicompartido.

D-ive: un punto de encuentro

El D-ive ha sido el primer festival de fotografía móvil que tiene lugar en España (en este caso en el Hub Diseny de Barcelona). A sus puertas un grupo de usuarios empieza a conocerse en la cola de acceso, y como en todo lo que es anónimo y espontáneo vuelan las sorpresas: el primer rubor entre personas que llevan dos años carteándose sin haberse visto ni oído nunca antes, y en cuestión de segundos la conversación pasa a ser profunda, íntima y arrastrada por la pasión que les une.

Ellos se sienten principiantes y novatos haciendo pinitos con una tecnología muy poderosa y capaz de crearles una galería virtual internacional de la noche a la mañana. No son fotógrafos con una calidad profesional o artística, son fotógrafos que llegarán a ser artistas y periodistas a tenor de su intención narrativa y su tenacidad en manejar los últimos gadgets enlatados para maquillar fotos.

Pero son los nuevos reporteros de la nueva democracia, ellos tienen la instantaneidad a flor de piel y pueden emitir sus contenidos cuando lo desean. Es un servicio a la ciudadanía que a veces provoca transparencia, como cuando los usuarios catalanes de Instagram emitieron lo que sucedía en la concentración del movimiento Indignado en Plaza Catalunya mientras las televisones catalanas y nacionales aún no lo hacían. Esa presencia obligó a los medios de comunicación y al Gobierno a tomar otras actitudes.

La fotografía móvil online es esa suerte de imágenes que en su mayoría parecen sacadas del baúl de los años 50, donde los tonos tiran a magenta o a miel y los verdes se hacen ácidos, y la piel alcanza el costoso look de los anuncios de las casas de cosmética. Donde los autorretratos son nostálgicos cuyo aspecto clásico se lo dan los filtros y aplicaciones que los programadores de esta comunidad han conseguido simplificar desde la industria de la fotografía digital hasta al mundo de los smartphones. Pero eso es solo una tendencia de temporada. Es verdad que lo que gusta es el aspecto de la foto analógica 6x6, de formato cuadrado viñeteado y avejentado, pero lo grande de esta comunidad no es su look sino la comunidad misma.

La comisaria del festival es una de ellos. Carol de Brittos es profesora de secundaria (inglés y ciencias), y hace solo dos años que se pasó al mundo de la foto móvil: “Sería fácil decir que en dos años convertirse en comisaria de una materia es intrusismo laboral y a la vez es para congratularse de que algo así haya roto tantas barreras y haya democratizado el acceso, el uso y la difusión de la fotografía”.

“Sí, la fotografía con móvil es sin duda la fotografia más horizontal y democrática. En D-ive un curso de chavales de tercero de ESO dará un taller a adultos sobre cómo crear aplicaciones de Android. Organizo este festival porque hace dos años me descargué una aplicación de una red social de fotografía. Hasta entonces había esperado para hacer una inversión de tiempo y dinero, comprarme una reflex y estudiar. Pero cambié el método y sin pensarlo mucho en su lugar empecé a usar la herramienta que todos llevamos en el bolsillo, más bien que las compañías telefónicas nos han metido en el bolsillo. Al descubrir que detrás del móvil hay toda una red social, la fotografía deja de dar miedo”.

Privacidad y exhibicionismo

Sobre el respeto a la privacidad de las personas fotografiadas en lugares públicos, De Brittos añade: “Hace falta sentar las bases. Cualquier dispositivo tecnológico tiene el mismo problema, hoy no hay privacidad ninguna mientras sigamos deseando la exposición pública constante. Hay que revisar el exhibicionismo que vivimos, pues en el momento que nos respetemos a nosotros mismos y seamos conscientes de cómo nos estamos exponiendo, entonces tendremos la empatía necesaria y pondremos las bases para respetar a las otras personas”.

Para una gran exponente profesional de la FotoMóvil, la fotoreportera catalana Maika Vergara, periodista desde los 19, “cada vez hay más fotoperiodistas, consagrados o no, que evitan el debate entre foto de cámara de móvil y de cámara reflex y apuestan sencillamente por el resultado.”

Ella recuerda la fecha, 20 de octubre de 2012, cuando la primera imagen tomada con iPhone y no editada con Photoshop se convertía en portada de The New York Times: “Esta fecha marcó un antes y después en la prensa diaria. Un mes más tarde, Kira Pollackla, directora de Time, dio las claves de acceso a la cuenta de Instagram de la revista a cinco prestigiosos fotógrafos, colaboradores habituales de la revista, Michael Brow, Benjamin Lowy, Kashi Ed Quilty Andrew y Stepjen Wilkes. Los cinco tendrían que cubrir la evolución del huracán Sandy.

Pollack eligió Instagram por “necesidad” porque iba a ser la ruta más directa para cubrir el acontecimiento. Y en 48 horas, la cuenta de Time de Instagram sumó 12.000 nuevos seguidores, y fue el responsable del 13% de todo el tráfico de Time.com. Para mí, Instagram es una herramienta de comunicación y es la mejor red social para periodistas. Twitter es una cosa e Instagram es otra. Y como periodista me quedo con Instagram“.

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