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La revolución de los vídeos en Internet, 7 años después de YouTube

Antonio Rull

Piénsalo. Desde que surgió YouTube, allá por 2005 o 2006 cuando lo comprara Google, el vídeo online ha quedado estancado. Cada año los gurús del marketing y la comunicación vaticinan que lo audiovisual va a ser clave, aunque luego todo queda en los vídeos más vistos en YouTube ese año como ejemplo de lo que se debe hacer en marketing audiovisual. Nada sorprendente ni nada digno de alabanza.

Sí sorprende que ya casi el 15 % de la población mundial entra en YouTube cada mes. Pero queramos asumirlo o no, no hemos sido capaces de crear nada novedoso más allá de la democratización de los vídeos y la distribución viral de estos por todo el mundo en muy poca cantidad de tiempo. Miramos a YouTube siempre que escuchamos o leemos la palabra “viral”, pero también son dignos de mención en este proceso servicios como Vimeo, que se ha ganado la fama por tener los vídeos de más calidad artística y técnica (es una forma de diferenciarse, como autor, de YouTube y no competir con vídeos de gatitos) y blip.tv, que se postula como un hosting avanzado de vídeos y audios, dejando disponibles los ficheros originales para su uso en otras webs, así como la conversión en otros formatos. Por desgracia, la inclusión de banners en las cuentas de usuarios con millones de visitas y ningún beneficio le está jugando una mala pasada a su reputación estos días:

Por tanto, estamos en 2013, han pasado siete años desde que Google se hizo con el mayor distribuidor de vídeos en Internet. Su revolución ha traspasado los ordenadores pasando a formar parte de la escaleta diaria de muchos programas de televisión generalista y, lo que es peor muchas veces, de los sumarios de muchos informativos de televisión. ¿Es el futuro de los vídeos en Internet inventar algo mejor que YouTube aun haciendo lo mismo? No, la evolución viene paralela a YouTube; mejor dicho, al concepto que todos tenemos de los vídeos en Internet hoy.

Popcorn Maker

Popcorn MakerEste proyecto puede ser la evolución que el vídeo en internet necesita. Con sus primeros brotes surgiendo en 2011, Popcorn Maker es un proyecto de Mozilla y aspira a ser “el jQuery del vídeo”.

Su finalidad es sencilla: añadir cosas a un vídeo que ya está en Internet; y por cosas tenemos mapas de Google, textos, extractos de la Wikipedia, un timeline de Twitter y algunos comandos de vídeos tales como pausar, repetir un fragmento o saltar de un punto a otro. Todo a través de una interfaz web que a los que hayan visto algún programa de edición de vídeo no lineal le resultará familiar. A los que no, seguro que no le va a parecer difícil hacerse con la interfaz y sus posibilidades.

Popcorn Maker ofrece dos importantes avances en el mundo del vídeo en Internet. La primera atiende a la posibilidad de enriquecer algo ya hecho por alguien, esto es, utilizar un vídeo de YouTube, Vimeo, etc. para añadirle elementos, sin tener que bajar el vídeo, pasarlo por el Final Cut o el Premiere y subirlo de nuevo a nuestra cuenta. Todo queda donde está y lo que hace Popcorn Maker es añadir la capa de información que queramos. Y por otro lado, podemos añadir el contexto que muchos vídeos necesitan dentro del propio vídeo, ofreciendo unas posibilidades nuevas a los medios de comunicación.

Un ejemplo, este vídeo de Mariano Rajoy:

Y todavía nos incita a seguir mejorándolo con el botón “remix” en el reproductor.

The Mad Video, el popcorn español

Popcorn Maker no es la única opción en esto de añadir información de contexto en un vídeo (y como pasa con casi todo en Internet, siempre hay más de una opción), y en este caso se trata de una startup española que ha dado el salto a EEUU con su sede en San Francisco y en Madrid.

Las bases son las mismas que las de Popcorn Maker, si bien el enfoque en este caso se centra más en productos que vender y personas que venderse, al contrario que Popcorn, más enfocado a poderse quedar solo en la información. El claim de este producto ibérico no puede ser más simple: “¿Es tu vídeo interactivo?

También hemos hecho la prueba con el mismo vídeo de Rajoy:

¿Y cuál es mejor?

Depende lo que necesites y la paciencia que tengas. Ambos productos están todavía en una fase embrionaria y ambos productos parecen estar enfocados a públicos diferentes.

Si eres un medio de comunicación probablemente deberías estar usando ya Popcorn Maker. Ya contando con el hecho de poder incluir varios vídeos dentro de un único timeline y, por tanto, de un solo embed, merece la pena para reducir a uno el incluir vídeos empotrados en una noticia.

Si eres un conocido deportista que promociona un nuevo modelo de zapatillas deportivas, The Mad Video va a ser más idóneo para ti. Con un aspecto visual más afinado que Popcorn, podemos trabajar mejor nuestra “marca personal” así como ofrecer enlaces directos para la compra de ese producto que se promociona en un vídeo concreto. Y no, The Mad Video no permite añadir más de un vídeo.

EXTRA: POPCORN.JS

Es el germen del Popcorn Maker del que hemos hablado y es un “framework” en HTML5 escrito en Javascript. Si sabes un poco de código, olvídate del Maker y entra de lleno a este “framework”. A diferencia de la interfaz web, con este Javascript que ya alcanza la versión 1.2 se puede ir más allá de la ventana del reproductor de vídeo. De esta forma, el contexto puede ser añadido alrededor del mismo, dando unas posibilidades infinitas a los desarrolladores de documentales o a las webs de productos comerciales.

Uno de los ejemplos de aplicación de popcorn.js más conocidos es este experimento de Jonathan Mcintosh, en el que remezcla numerosos vídeos del pato Donald para mostrar a un perdedor que es despedido de su trabajo y sin mucho dinero con el que salir adelante. No lo ha redibujado y reanimado, simplemente ha remezclado trozos existentes de la serie original de Walt Disney; y con popcorn.js lo explica alrededor del vídeo tal y como se va reproduciendo.

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