Los fogones tecnológicos de Europa
Todos los emprendedores tecnológicos sueñan con haber vivido la era dorada de Silicon Valley, el círculo mágico que empezó con el parque tecnológico de la Universidad de Stanford (uno de los cuatro nodos originales de ARPANET) y que ha protagonizado la revolución de los microprocesadores (Xeroc PARC, HP, Bell Labs, Intel) y todos los grandes fenómenos relacionados con la Nueva Economía. Hasta hace poco, todos los aspirantes a Steve Jobs llevaban su negocio allí pero la escena se ha empezado a diversificar.
No hay declive; Silicon Valley sigue siendo la más bella del baile, con un capital de riesgo de 11.200 millones de dólares, pero el éxito tiene un precio. En un discutido articulo para el Atlantic, Dereck Thompson argumentaba que el Valle no es una ciudad sino un suburbio industrial que ha crecido sin más planificación que obedecer las necesidades de la industria del chip y que los jóvenes emprendedores de hoy ya no son los austeros ingenieros de mediana edad que fundaron el valle sino hipsters que quieren ir a trabajar en bici y tomar café con leche de soja en establecimientos donde codearse con gente que no sabe programar.
Pero la razón por la que muchos han decidido marcharse del Valle es la misma que les atrajo en primer lugar: la pasta. Vivir en San José (capital no oficial del Valle) o en San Francisco (la ciudad más popular desde la que conmutar) es disparatadamente caro, la burbuja inmobiliaria lleva 10 años subiendo sin parar y nadie que no vaya a trabajar para una de las grandes firmas de la zona o tenga ya un gran inversor de riesgo se puede permitir vivir allí. Silicon Valley no muere de éxito pero sus puertas están cerradas para el pequeño emprendedor.
La capital de la Nueva Economía está fuera del alcance de casi todos y los grandes parques tecnológicos que vienen detrás (Pekín, Moscú y París) quieren hacer sitio a los peces gordos, no a los pequeños. Moscú tiene a los emprendedores más jóvenes del ramo, pero los inversores son casi siempre amigos de sus papás. Africa promete pero todavía está llegando, Estocolmo crece pero favorece el proyecto local. El cluster de startups es un espacio donde la concentración de proyectos permite a los emprendedores colaborar, compartir recursos y competir por un lugar en el mercado, o por la atención de un inversor. Sin padrino, respaldo o abogado, el futuro Mark Zuckerberg debe elegir entre Londres, Berlín y Tel Aviv.
Pekín
PekínEl de Pekín cuenta con dos compañías (el Google chino Baidu y el fabricante de moviles Xiaomi) cuyas cifras superan las leyes de la física, cinco aspirantes meteóricas (Hisense, ZTE, TCL, Huawei y Haier), una incubadora de startups llamada Innovation Works (fundada por el veterano de Microsoft y Google Kai-Fu Lee) y hasta un reality donde los más ambiciosos consiguen inversores para sus proyectos.
Bangalore
BangaloreEn India, Bangalore lleva años trabajándose el título gracias a una inversión estatal distinta, la educación. Durante años, India ha sido una fuente inagotable de programadores excelentes con salarios miserables pero hoy la inversión local ha producido más de 10.000 millonarios, que trabajan mano a mano con otras burbujas locales como la farmacéutica, para desesperación de la Organización Mundial del Comercio y la oficina norteamericana de patentes.
Londres
LondresLa capital británica es al emprendedor tecnológico europeo lo que Nueva York es para las modelos: los alquileres son altos, la competitividad criminal y las posibilidades son una entre un millón, pero allí es donde está la acción. Llamado cariñosamente The Silicon Roundabout (La Rotonda de Silicona), el este londinense es el líder del mercado de startups europeo; además está conectado con el Imperial College, Loughborough University, City University London y el University College y es vecino del “Silicon Fen” de Cambridge.
Gigantes como Google, Microsoft, Cisco, Google y hasta IBM están montando sus laboratorios para nuevos talentos, los principales inversores del sector (Accel, Balderton e Index) son locales y su gobierno ha invertido casi 60 millones de euros para que estén más cómodos. Sus grandes estrellas son Skype, Last.fm, TweetDeck y Techstars. Tiene ferias de talentos como la Silicon Milkroundabout y su propia sección en Wired pero dicen las malas lenguas que este año los grandes inversores han puesto el ojo y la billetera en Berlín.
Berlín
Berlín Sede de (hasta el pasado año) del Chaos Computer Club y del festival de arte digital Transmediale, Berlín parece concentrar más programadores que baldosas por metro cuadrado, una comunidad sociable y bien avenida que vive en la capital alemana pero que, históricamente, se gana el pan en cualquier otro sitio. La flexibilidad es total; con los alquileres más baratos de Europa y un gobierno generoso con los espacios públicos, se puede salir adelante con un presupuesto de mil euros al mes, y la cantidad de mano de obra garantiza la continuidad de cualquier proyecto.
La rotonda británica es aquí el triángulo donde se cruzan Rosenthalerstrasse, Hackescher Markt y Torstrasse, con el café Sankt Oberholz como centro neurálgico de la vida social (el tercer jueves de cada mes hay café gratis para y The Factory como estudio aspiracional (allí trabajan Soundcloud, Mozilla y Toast). Más al sur, en el bello barrio de Kreuzberg, los pequeños emprendedores se intercambian código y programadores y organizan hackatones en la BetaHaus.
Aunque tiene fama de ser más creativo que comercial, Berlín es fuerte en plataformas de servicios como Zalando, Eyeem, Easy Taxi, Cupo Nation, Gidsy y DeliveryHero, entre otros. Alemania es el segundo mercado del mundo para gigantes del comercio online como eBay o Amazon, y el más fuerte de Europa en proyectos de software libre.
Tel Aviv
Tel Aviv Contra todo pronóstico, la pequeña y problemática Israel ha colocado más compañías en el NASDAQ que toda Europa, Japón, Korea, India y China juntas. Muchas se expanden entre Haifa y Jerusalem pero Tel Aviv tiene la mayor densidad de startups del mundo mundial, con más de 25 mil millones de exportaciones tecnológicas. Su mercado tiene el ojo puesto en los Estados Unidos, con una fuerte presencia, tanto física como económica, de las grandes compañías de la Red.
El 40% de la industria trabaja para Google, Microsoft y Oracle. En los últimos años, Google y Samsung adquirieron dos héroes locales, Waze y Boxee, por miles de millones. En cuanto al futuro, otra nota sorprendente: un tercio de su población tienen menos de 35 años.